❦ ❦ ❦
No fue un beso apacible, ni suave o exploratorio. Fue una afirmación salvaje y desenfrenada.
En sus ojos, el reflejo de un pensamiento pérfido me emocionó, y una sonrisa de astucia en su rostro me produjo cosquilleos por todas partes. Fui yo quien decidió darle cuerda a este hombre, pero no pensé en el efecto que causaría en mí. ¿Cómo era posible que, con apenas tocarme, me produjera tantas sensaciones? No me parecía justo.
Con tan solo un beso, Alastor hacía que el deseo doliera. Cuando se tomó un momento para comprobar lo que ocurría conmigo, en la oscuridad de sus ojos vi reflejada mi necesidad. Durante un instante, solo nos miramos. Su respiración, también agitada, delató la respuesta que, a mi parecer, ambos estábamos buscando: saber si el otro sentía lo mismo. Esa conexión, esa tensión lacerante en la piel y adentro, en lo más profundo.
Mi cuerpo ardía a plenitud como nunca antes. Pero sobre todo en mis caderas, porque sus manos se encontraban en ese lugar.
—Quédate conmigo —susurró de nuevo, y con la mirada perseguí el recorrido de un par de gotas que escurrían de su cabello, sobre su frente, hasta sus labios. Era una petición casi desesperada. Sabía que sus palabras llevaban consigo un gran y poderoso significado, uno por el cual me tomé un momento para reflexionar. Sin embargo, él no me lo puso fácil, ya que comenzó a trazar caricias perezosas en mi espalda, sobre mi columna vertebral.
Su cabello húmedo acariciaba mi frente, y su mirada actuaba como una distracción, entre tanto su boca se resistía a volver por más. Sus labios rozaban los míos de manera intermitente, y era una agonía mientras intentaba utilizar la cabeza.
Me recordé que tenía ambiciones, y la más importante de todas era obtener esa independencia y solidez económica que mamá y yo vinimos a buscar en este nuevo mundo. Era algo que me negaba a conseguir a través de nadie más, y que tampoco podía permitirme olvidar. Debía aclarar cuál era mi intención con respecto a él, pero ¿no había pasado todo demasiado rápido como para estar segura de si lo que sucedía entre nosotros era algo más que atracción física?
Deseaba volver a probar sus labios, sin embargo, un nuevo debate me retuvo. Gracias a los últimos minutos, sabía con seguridad cómo podía hacerme arder, pero también sospechaba del tipo de quemaduras que podría obtener si no iba con cuidado.
Aunque pudiera estar dispuesta a darle una oportunidad y comenzar lo que sea con él, habían sido muchos momentos jodidos en mi vida como para abrirme con facilidad a alguien que, con certeza, sabía que era capaz de arruinarme. Con este hombre, las cosas podrían ser maravillosas, pero también presentía que podían ser letales. Alastor no era alguien de quien se pudiera olvidar o arrancar con facilidad. Él tenía la capacidad de aferrarse hasta lo más profundo. Gozaba del poder absoluto sobre mi piel con tan solo suspirar cerca de ella. Tenía la potestad para ser cielo, pero también infierno.
ESTÁS LEYENDO
Servicio de hotel
RomanceSAMANTHA Decide emigrar de Latinoamérica a los Estados Unidos con la visa a punto de caducar y la necesidad de recurrir a documentos falsos para sobrevivir. Su destino la conduce a un sótano en condiciones desastrosas, ofreciéndole una bienvenida q...