Capítulo 70

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Llevábamos unas cuatro horas de viaje en auto. Cheyanne, desconfiando de Roman, tomó el volante y ahora nos guiaba por rutas alternativas hacia nuestro destino, puesto que la carretera principal todavía estaba cerrada y había policías por doquier.

El tiempo se prolongó, mientras el ambiente se tornaba más pesado, pero en especial, cuando la mente se cargaba de preocupaciones. Cada minuto parecía eterno y las palabras se volvían inalcanzables, como si el peso del silencio aplastara incluso los pensamientos más fugaces.

—No creo que las fuerzas especiales abandonen esto con facilidad, sobre todo, si está Oliver involucrado.

Si la intención de Cheyanne era tranquilizarme, solo consiguió recordarme que siempre manejaban estos temas a su antojo, sin considerar nada más, sin tener la más mínima idea. Si Samantha hubiera estado en uno de esos autos, el remordimiento no me habría permitido vivir. Cheyanne era consciente de ello, pero se había puesto nerviosa desde lo ocurrido en el hotel y pensó que cualquier cosa que dijera podría romper el hielo.

—Necesitas descansar, apenas has dormido —añadió, y fingí no haberla escuchado. No iba a discutir sobre algo que no quería, ni tampoco podría hacer.

—¿Por qué César los sacó a ustedes dos del buque en aquella ocasión?

Raine se giró hacia mí, percibiendo que mi pregunta iba dirigida a él.

—Aunque te cuente la verdad, no me creerás.

—Será mejor que lo intentes. Estoy considerando deshacerme de ti cuando lleguemos.

Se tomó un momento. Necesitó sopesar cuidadosamente las palabras que seguirían.

—Lo hizo sin saberlo. Solo quiso salvarla.

Comprendí que ver a una niña encerrada, podía despertar ciertas emociones. Pero por su decisión, terminó cavando su propia tumba.

—Hablas como si tú no hubieras estado ahí.

—Porque fue ella quien decidió sacarme del calabozo. De no ser por eso, jamás habría logrado escapar. Todo este tiempo, fui como una carga.

Por eso se encontraba obsesionado con su seguridad. Sentía que debía protegerla, de la misma forma en que la niña lo hizo con él. Entendí un poco de lo que eso significaba, ya que mi situación no era muy diferente en relación con Samantha. Ella me había salvado de todas las maneras posibles, y ni siquiera tenía menor idea de la magnitud.

—César no sabía quién era Lizzie. —Cheyanne parecía conocer una parte de la historia.

—Ya, porque él no trabajaba para Nikolai. Aunque les haya hecho pensar que sí —aseguró Raine, sus ojos convertidos en una mezcla de urgencia y verdad absoluta, vistos a través del retrovisor—. En realidad, estaba actuando para Edoardo Fontana. El italiano lideraba el grupo encargado de recolectar la mercancía. Después la transportaba desde América hasta Europa en el buque que ya conocieron.

Servicio de hotelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora