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Si hallara la manera de protegerla y evitar exponerla a más peligros, estaría dispuesto a hacer lo que fuera necesario. A pesar de la relativa calma que disfrutábamos en este momento, sabía que la tranquilidad duraría poco. Desmantelar toda una mafia sería una tarea difícil, por no decir imposible, y mi mente bullía con la urgencia de encontrar una estrategia para asegurarme de que no volvieran a buscarnos de nuevo.
Me detuve en medio del pasillo, y fijé la mirada en la columna que señaló Xiao.
—Al final de todo, acudiste a mí. —Roman y sus hombres se acercaron en silencio. Él tenía una sonrisa oculta bajo su mascarilla, casi podía verla. Supuso que tarde o temprano descubriría lo de Nikolai y mi madre.
—Y él estará al tanto de tu presencia aquí —asumí.
—No. Independientemente de lo que tenga con él, también hay un asunto pendiente con Serpente que debo resolver.
De momento, no valía la pena indagar más, ya lo sabía.
Roman observó al agente que se encontraba sentado en una silla, aguardando junto al ascensor, y que estuve mirando durante los últimos minutos. Con discreción, nos mantuvimos fuera de su campo visual.
—Dime, lo que estás a punto de hacer, ¿es solo por esa chica, o también lo es por el muchacho? Lo escuché dando lata hace un momento.
Cheyanne se estaba haciendo cargo de cuidarlo. De otro modo, habría sido imposible quitármelo de encima.
—No es de tu incumbencia.
—Por supuesto. Solo me aseguro de la clase de problemas que puedan surgir más adelante. —Hizo una pausa—. La hija de Nikolai es tu media hermana, y de todas maneras, se parece tanto a ti. Haberse entregado a Luca de esa forma...
—Si el motivo por el que estás aquí es para ayudar, no hables más de lo que sea necesario. De otra forma, desaparece.
Alzó las manos con desgano, en señal de rendición.
Méi se acercó con sigilo por el pasillo y le entregó un objeto a su hermano.
—Todo listo. Me encargué de la sala de monitoreo, es posible que tengan alrededor de diez minutos hasta que noten lo que hice. —No era la primera vez que operaría lejos de su mellizo, y aunque también parecía querer decir algo más, se lo guardó para sí misma.
—Sam estará bajo tu protección. Haz todo lo posible por mantenerla a salvo. No falles en esa tarea —le advertí.
—Con cabeza esta vez —le advirtió su hermano.
—La cuidaré.
—Roman —lo llamé—, nos guías.
Se adelantó junto a sus hombres, liderando el camino, y al mirar hacia atrás, Xiao todavía permanecía en las sombras, con una expresión que dejaba entrever una veracidad profunda. Se desplazó de prisa, y el agente ni siquiera lo vio llegar.
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Servicio de hotel
Storie d'amoreSAMANTHA Decide emigrar de Latinoamérica a los Estados Unidos con la visa a punto de caducar y la necesidad de recurrir a documentos falsos para sobrevivir. Su destino la conduce a un sótano en condiciones desastrosas, ofreciéndole una bienvenida q...