Capítulo 19: Mírame brillar.

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Ross

El sudor me recorre la frente mientras me asomo por la entrada abriendo la puerta del departamento.

Dejo caer las llaves en la mesa recostándome en el mueble por unos segundos recuperando el aire. 

Vislumbro el sol saliendo. 

Cuando mi respiración es normal; me levanto caminando hacia mi habitación. Me encierro en el baño; me quito la ropa de deporte, y me sumerjo bajo la regadera dejando que el agua me refresque. Cierro mis ojos unos segundos mientras el sonido del agua cayendo contra los azulejos del suelo es lo único que puede escucharse. 

Minutos después, salgo del baño con mi cuerpo limpio; me aproximo hacia el closet sacando un bóxer junto a unos vaqueros, me los coloco y cuando estoy por escoger una sudadera a usar, la puerta es abierta y cerrada con fuerza. No hago el intento de girarme porque sé quién es la persona que acaba de entrar. 

—¿De quién huyes? —pregunto divertido, y el resoplido es mi respuesta.

Me giro hacia Megan, quien aún trae su pijama; unos pantalones con estampado de helados y una blusa de tiras color blanca. En sus manos reluce un plato de cereal que es abandonado en mi mesa de noche; se gira de vuelta, y me da un puchero adorable para lanzarse a mi cama envolviéndose en las sábanas. 

—¿Sabes que eres una niña grande? Y que sí mi novia te viera haciendo eso, estaría muy cabreada. 

Megan me da una mirada de indignación antes de reincorporarse en la cama y chasquear la lengua. 

—No tienes novia. 

—Aún.

—Como sea, pero, no se va a cabrear.

—¿No?

—No. Solo te abandonará.

—Pero, que esperanzadora eres. Pequeño ente del mal, sal de allí. —gruño, y ella me saca la lengua mientras rebusca un libro en mi librero. 

Cuando tiene en sus manos el que desea, vuelve a invadir mis sábanas con este abierto en par.

—¿Qué haré contigo, Meg? ¡Vamos, hazme espacio! —reclamo lanzándome también, y tomando el cereal como pago por dejarla estar en mi sitio.

—¡Oye! ¡Eso es mío! —farfulla viendo como estoy por meterme un bocado.

 —¡Ross! ¡A ti no te gustan! ¡Los odias! —agrega y reviso los cereales dándome cuenta de que tiene razón.

—¿Por qué sigues comiendo está mierda? —pregunto haciendo cara de asco a los Lucky Charms. —Está basura va a hacer que se te caigan los dientes, Meg. 

—¡Claro que no! ¡Y deja mi comida en paz! ¡Son míos! —habla tomando un bocado del plato. 

Esa basura a la que ella llama comida está llena de azúcar a mares, y solo ocasionará que le duela el estómago.

—¡Vas a tener caries! —grito divertido, dando un salto fuera de la cama para colocarme mi sudadera porque a pesar de que Megan también las haya visto —mis cicatrices horribles—, ella no hizo preguntas, y eso me alegro.

Incluso me reí cuando ella dijo: "Pero, qué rudo. Aunque no me ganas, yo tengo esto", y me mostro una cicatriz de su apendicetomía que solo me hico reír, y eso quedo allí. 

Megan supo cómo manejarlo.

—¡DEJA DE SER UN GRANO MOLESTO EN MI CULO, ROSS! —grita levantándose y poniéndose de pie en la cama. 

Parece un troll rabioso con sus manos en las caderas y ceño fruncido.

—¡CARIES! 

—¡ROSS!

«Un Cliché Peculiar» (GC #1)✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora