Capítulo 37: Dudosa procedencia.

2.4K 159 5
                                    

Maya

Mi tía no va a acompañarnos en el viaje, así que, Ross y yo estamos viajando solos en el tren camino a casa.

No quiero decir que no estoy nerviosa porque eso sería muy mentira. La verdad es que tiemblo como una maldita hoja en otoño; no puedo dejar de mirar a mi engreído y pensar en nuestras palabras de anoche. Ninguno de los dos las ha vuelto a decir, pero, puedo entrever que me asfixié con ellas la primera vez que las dije sin un poco de trago.

No es que no las siente porque claro que lo hago, malditamente es así.

¿Es que como no amar a este hombre?

Yo lo hago y muchísimo, pero, aun así, estoy tentando a mi suerte, y no sé... pienso que, quizás, puede estropearse no muy tarde, sin embargo, eso cambia en mi mente cuándo Ross toma mi mano para mirarme.

Sus ojos azules me dan una mirada profunda a sus emociones, y gorgojeo para aferrarme a su cuerpo; dejo caer mi cabeza contra su pecho, muy a gusto con este cambio de planes de último minuto porque viajar solos se vuelve muy bueno.

Podemos besarnos sin que mi tía lo crea muy inapropiado, también, está el hecho de que Ross comienza a contarme sobre lo que paso con sus amigos, y cómo yo bañé a Dann McDuggents con una botella de agua mientras escupía palabras como "Quítate, demonio", lo cual me hizo reír hasta decir basta.

Cuándo llegamos a la última estación en Búfalo; la oscuridad de la noche nos acompaña, y nos toca tomar un taxi a Boston lo que tarda cómo media hora hasta que por fin podemos llegar a casa, y para cuándo estamos deslizando nuestras maletas hacia la bonita casa de una planta de los Healy en una zona residencial; mamá está asomada en la ventana cómo si fuera una vigilante.

Ross se detiene a mi lado.

—Es un buen momento para decir que por lo general no le agrado a las mamás. —murmura nervioso cómo si estuviera a punto de recibir malas noticias.

—Claro que no, y le agradarás, lo sé. —aseguro dándole una sonrisa que lo hace quitar su tensión.

Sé que mamá le dará un visto bueno en cuánto visualicé a mi novio subiendo las maletas por mí; actuando todo caballeroso cómo siempre lo hace, y con qué elogié su comida ya la tiene vencida.
En cambio, con papá, seguro y lo gana diciendo que juega para Columbia, y cuándo el puesto de mariscal entre en la conversación; no abra nada más que pinte, que no sea un abrazo para Ross por parte de papá y mamá Healy.

—May-May. —grita mi madre y corre por todo el pórtico saltando hasta abrazarme fuertemente que me deja sin respiración por muchos segundos antes de apretar mis mejillas y sonreír feliz de verme.

—Mi niña, no sabes cuánto te extrañamos. Tus hermanos están esperando, puse a esos vagos a ubicar la mesa. Esperemos que no lo arruinen. —bromea divertida y luego su mirada se posa en Ross quién le ofrece una sonrisa amigable a mi madre.

—Oh, tú debes ser el tal Ross, ¿cierto, a que sí? —pregunta mi madre antes de dejarme y saltar hacia Ross para examinarlo con sus ojos biónicos de super mamá.

—Señora Healy, mucho gusto. Sí soy ese Ross. —se apresura a decir mi novio, a medida que, mamá sigue dándole una mirada inquisitiva.

—Oh, muchacho, pero, que pintas traes. Me gustas para mí May-May. ¡Vamos, entren a casa! —agrega ella feliz y dando pasos hacia casa mientras caminamos detrás de ella.

—¿Qué te dije? ¡Le agradas! —pronuncio empujando su hombro y Ross me da una mirada divertida.

🏈🩺

«Un Cliché Peculiar» (GC #1)✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora