Capítulo 26: Tomar distancias nunca fue una opción.

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Maya

Lo haría. Borraría ese vídeo. Por lo que, arme un plan con Jo y Bucky, y lo estábamos poniendo en marcha.

Jadeen vino a buscarme a una supuesta cita para recompensar lo ocurrido el viernes pasado.
He dejado creerle toda esta semana que seguimos juntos, que no le creo nada a Ross y que él es la víctima en todo; cuándo lo que he querido es abofetearlo.

Ahora, está en mi habitación, en mi cama, conmigo.

Está parloteando sobre la universidad; la próxima fiesta que habrá y que quiere que vaya con él.

No me arrepiento de haber asistido a ese partido; de dejarme convencer por él porque pude abrir los ojos, y saber que por más que lo intenté, Ross permanece en mis pensamientos y nadie ni nada logrará cambiar eso.

Espero que se termine el jugo, y la naturaleza biológica haga su efecto porque ni loca me volvería a enredar con él para conseguirlo de ese modo, por lo que, unos segundos más tarde, se disculpa, y me pregunta sobre el baño; invento una excusa con que mi baño no sirve por el momento y debe ir al del pasillo en el final.

Una vez sale del lugar; tomo su celular de la mesita de noche, y tan pronto lo enciendo, me pide una contraseña.

Joder.

Intento con los números en secuencia: uno, dos, tres y cuatro.

Es Jadeen, no pondría algo tan complicado, tuve tiempo de conocerlo durante las últimas tres semanas.

El aparato se desbloquea con éxito, e ingreso a galería con rapidez.

Comienzo a buscar el vídeo; no lo encuentro, así que, maldigo internamente hasta que recuerdo que puede estar en archivos escondidos, y no me equivoco cuando lo encuentro allí.

Es un maldito, y la humillación se apodera de mí junto al enojo.

Creí hacer lo correcto cuando me acosté con él; me gustaba, teníamos buena química, pero, no todo es bonito.

Elimino ese sucio vídeo, y reviso en su correo por sí acaso no lo ha enviado a alguien más.

No hay nada.

Reviso lo mismo en sus chats de mensajes, y tampoco, así que, recurro a la nube.

Bingo.

El vídeo también está ahí.

Rápidamente, lo elimino.

Reviso en otros lados, pero, no hay rastro.

Elimino la evidencia de haber estado en ese aparato.

Lo dejo dónde estaba cuando escucho la puerta intentando abrirse, saltó al otro lado de la habitación con mi teléfono a la mano.

¿Qué? —pregunto en un casi grito justo a tiempo en que Jadeen entra al lugar. Jo al otro lado de la línea me confirma que Bucky ya está saliendo de su casa. —¡No! ¡No puedes! ¡Espera! ¿Qué le aplicaste, qué? No hay manera, Jo. Va a dejarte calva. —expreso haciendo ademanes, y de la forma más creíble que Jadeen enarca sus cejas y le pido que espere. —No lo hagas. Iré yo misma a arreglar ese desastre. Tengo que comprar los tintes y las cremas. Sí. Llamaré a Bucky. No hagas nada hasta que yo llegué. —cierro la llamada con la risa de Jo.

Jadeen me observa con curiosidad.

—Lo lamento, Jadeen. Debo ir a casa de Jo con urgencia. —hablo mientras camino a mi armario para recoger lo que necesito. —Se ha intentado pintar las raíces del cabello sola y ha mezclado mal los productos, ahora, está a punto de perder el cabello. Enserio, lo siento, pero, debo ir. —aseguro girándome hacia él.

«Un Cliché Peculiar» (GC #1)✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora