Capítulo 29: Heridas internas.

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Ross

La soledad de mi habitación al día siguiente es un vacío en mi pecho que se presiona con fuerza sangrando.

Jadeen Turner jamás se rinde, y escuchar de los labios de Maya que aceptaría verlo para charlar, fue horrible; verla marcharse aún peor.

No soy un tonto.

El maldito la quiere devuelta, ya no solo es para joderme, él vio a Maya cómo la chica que le gusta realmente.

Me siento jodido en todos los aspectos posibles al llegar a la misma conclusión, y aunque estoy convencido que nunca nadie igualará los sentimientos que tengo por la castaña, eso no hace ciegos a los demás y ven a la chica preciosa que está a mi lado.

Lo bueno nunca se ha mezclado con la basura. Y el miedo en mi cuerpo es evidente.

No basto para nadie, es eso lo que siento.

Sabrina tal vez si tenía razón después de todo.

El jadeo ahogado contra mis piernas cuando la respiración comienza a fallarme es un asco usual. Los malditos temblores también lo son; cierro mis ojos, y el pulso acelerado me da una bienvenida no muy grata.

El sonido de la puerta de mi habitación abriéndose me hace reprimir las sensaciones inestables para visualizar a quién ha entrado; los pasos contundentes de unos zapatos deportivos me hacen saber que no es Megan, está vez. Alzo mi mirada lo suficiente para ver esos ojos grises preocupantes sobre mí.

—Una mierda, ¿no? —pregunta sentándose a mi lado.

Sonrió de lado, sin ganas.

Tan cierto. Una mierda completa.

—No soy nadie, Dann. Todo lo que tengo ahora solo es temporal. Mierda, sigo siendo el estúpido de Lakeside City, y no puedo cambiarlo. Y este miedo que siento, Dann. Es horrible y no quiero perderla; ella es un arcoíris al final del túnel oscuro y no quiero soltar aquello, pero, ninguna chica quiere salir con un perdedor.

—¿Qué mierda está saliendo de tu boca? —pregunta con enojo. —Eres alguien, Ross. Eres el puto mariscal estrella con lloviznas de contratos que puedes, si quieres aceptar. Olvídate de las mierdas de Lakeside, ya no somos esos putos idiotas pobres, y jodidamente eres alguien para el mundo, para mí... eres mi maldito mejor amigo, eres mi hermano. —agrega.

—Maya... —ni logro completar la frase.

—Maya sí quiere salir con este intento de perder que dice ser mi mejor amigo. —declara Dann seguro de sus palabras. —Sería tonta si no.

🏈🩺

Unos días horribles; no claro que no. Fueron unas noches terribles entre sudores nocturnos, temblores en la madrugada, y la sensación de ahogo.

No tengo ninguna intención de levantarme de la cama cuándo amanece, pero, tengo un compromiso con la universidad, con mis amigos, conmigo, con el Ross estrella del campus. Pero, el mismo pensamiento recae cuándo estoy en los vestuarios equipándome para el juego; ese es que no he hablado con Maya para nada, y eso me tiene nervioso.

No sé nada de ella desde el miércoles; la impaciencia se adhiere, y caigo en cuenta que lo único que he hecho en todos estos días es ir añadiendo más tonterías a mí estado de humor. Aún así, salgo al campo con la peor de las emociones, y termino siendo un completo desastre para mi equipo.

La concentración está perdida, eso es claro. No dejo de mirar las gradas con la esperanza de encontrarla, aún cuando sea de la mano del maldito de Turner si es que ha regresado con él, pero, no está; su asiento se encuentra vacío.

«Un Cliché Peculiar» (GC #1)✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora