Capítulo 42: Escena de película.

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Maya

Me gustan las mañanas en el departamento de Ross.

Ese momento exacto en el que el sol está alumbrando la ventana, y lo escucho levantarse de la cama; deja un beso en mi sien, me arropa, y luego camina hasta el baño para alistarse. Entonces, espero cinco minutos después de eso para despertarme completamente, y lo observo desde la cama cómo da vueltas por el baño con una toalla en sus caderas; algunas veces está en el espejo diciendo alguna frase de una película que hayamos visto el día anterior. 

Me encamino a su encuentro; lo único que deja ponerme cuándo estoy dentro de su cama son las bragas. Es un completo tonto con lo de gustarle verme desnuda siempre.

Puedo vislumbrar la sonrisa que se le forma en el rostro al encontrarme por el reflejo del espejo; envuelvo mis brazos alrededor de su estómago, y mi mejilla se presiona en su espalda.

—Tiempo de ir a correr, engreído. —murmuro.

Él se gira para darme una mirada divertida.

—Querrás decir tiempo para patearte ese culito precioso que tienes.

Suelto un resoplido.

—Vaya forma de desearme los buenos días. —menciona. Su mano aparta el cabello de mi rostro.

—Buenos días, Ross. —pronuncio llevando mis manos a su nuca. —Qué tengas un bonito día, y no me eches mucho de menos, también, hazme saber si la inquietud de la separación es mucha. —bromeo.

🏈🩺

No esperaba ver a Stevie Beer hasta quién sabe cuándo, pero, tan pronto, ingresa con su usual humor explosivo me hace recordar cómo hace unos meses atrás se tambaleaba en su asiento anunciando el proyecto que me uniría a Ross de por vida, si es que la suerte estaba de nuestro lado en ese entonces, aunque, ahora que lo pienso; ese balón también pudo hacer de las suyas.

Cierro mi cuaderno en la última clase del día. Bucky camina a mi lado.

—¿Sigues probando suerte en bares? —pregunto.

—Es lo que haré hasta que encuentre algo estable. No es fácil que una discográfica te tome en cuenta cuándo eres un don nadie. Necesito al menos estar un buen tiempo en los escenarios para llamar la atención, además, se puede decir que está siendo una buena experiencia.

—¿Y has olvidado lo del Phantom?

—No lo he hecho, pero, haré lo posible por llegar hasta allí, y cuándo eso pase seré el más feliz. —asegura.

—El solista Bucky Queens lanza su primer álbum con rotundo éxito. —pronuncio. —Eso suena bien. —agrego.

—Si, pero, no me has contado, ¿Qué tal va tu relación con Ross?

—Todo sobre ruedas como dirían muchos.

—Hasta parecen una parejita de recién casados. —anuncian detrás de mí, y cuándo giro mi rostro; me encuentro con Prince quién ya tiene un brazo sobre mis hombros.

—Supongo que tener a todos los atletas cuenta como buena adquisición. —bromea, Bucky haciendo que el número diez le muestra una sonrisa esplendida antes de empujarlo con su cadera y abrirse paso a mi lado.

—Los atletas universitarios solemos mover el mundo de muchos, Queens. —comenta el castaño.

—¿Y el mundo de quién podrías mover según tú? —pregunta mi amigo con fingido interés.

—Podría mover el tuyo, niño.

Lanzo una risita con eso, y Prince me muestra un puchero que no hace más que hacerme divertir. Bucky lanza un bufido, y pasa de él; enfado por el "niño" en la oración, y acomodándose a mi otro lado.

«Un Cliché Peculiar» (GC #1)✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora