Capítulo 27: Enloquecí.

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Maya

Joder, se sintió tan bien; aún se siente tan bien. Es como revivir el recuerdo una y otra vez.

Mis labios siguen adormecidos; su sabor impreso en mi boca. Mi piel estremeciéndose; recordando el camino de besos que dejo en mi cuello, sus manos sobre mi cintura, en todas partes. Mi cabeza estaba volando con tanta intensidad por todo lo que estaba pasando, ya que, procesaba, pero, no podía articular nada.

Ross es como dinamita para mi cuerpo, mi mente y mi corazón.

Ross Hamilton es un explosivo que me encanta.

Le dije que debíamos hablar, que teníamos que hacerlo porque quería que aclarásemos lo que sucedía.

Él dijo que sí, y luego me beso, y después se detuvo, entonces, empecé a divagar, terminé besándolo de vuelta, y fue jodidamente bueno, muy bueno, por lo mucho demasiado bueno. Pero, tuve que salir del vestuario porque el juego estaba por acabar y Ross prometió que tendríamos tiempo para saber que haríamos.

Por el momento, estoy de camino a ver a Turner, en la cafetería cerca del campus.

Ingreso al lugar; espero poder darle un golpe y despotricar hasta quedarme sin voz.

Sus ojos marrones me observan llegar; tiene un sonrisa tonta, y recuerdo cuándo este hijo de puta me gustaba, y cuánto esperaba que funcionará, y probablemente esté loca, pero, creo que pudo haber terminado bien, sino, hubiera hecho lo que hizo, pero, la cosa es que también estaría pensando en Ross cómo todo el tiempo porque, a pesar de que, Jadeen me gustaba; el engreído se apoderaba de mí en todo sentido.

Premio doble, eso.

Cállate, conciencia.

—Hermosura. —canturrea intentando levantarse para acercarse a mí, pero, niego enseguida y me siento frente a él.

—Ya no quiero verte más. Quiero que terminemos. —pronuncio mirándolo fijamente con mi rostro endurecido.

Jadeen parpadea un par de segundos; su sonrisa flaquea y su entrecejo se frunce. Él está por hablar.

—Sé lo que hiciste, no lo niegues. —hablo. —Y te desteto cómo no tienes idea. —aseguro apretando mis puños mientras suelto mi respiración en silencio.

—Maya, ¿qué...?

—El puto vídeo que grabaste, y enviaste a Ross, ¿o es que te ha dado amnesia? —bramo. Su rostro tiembla.

—Enserio me gustabas, Jadeen. —aclaro. —Pero, lo jodiste a él y a mí. Eso no lo toleró, ni tolerare. —agrego.

—¿Vas a defender a ese hijo de puta, Maya? —me pregunta enojado y su voz ha cambiado.

Ya no es el mismo Jadeen dulce y amigable que se mostraba.

—Esto no solo es sobre él, también es de mí, de cómo jugaste conmigo y me... grabaste. Tuviste la osadía de filmar un vídeo sexual de mí sin mi consentimiento. Eres de lo peor. —la voz se me estaca y creo que vomitare al tener en mente ese vídeo.

Se queda callado.

—¿Y sabes qué? Le creo a él. —hablo de nuevo. —No necesito nada más que mirar sus ojos y ver la verdad. Algo que tú no tienes, jodido mentiroso. Todos cometemos errores, incluso tú. —agrego.

—Verdad en una lacra como él. No seas ingenua. ¿Crees que no va a herirte a ti? No tienes corona que te salve de lo que Ross Hamilton arrastra a su paso. —menciona furioso.

—Cierra tu maldita boca, hijo de puta. No tendré corona, Jadeen. Pero, lo elijo a él. Él no grabo un vídeo sexual de mí. Él me defendió y terminó pagando culpas que no le correspondían, por ti y esos cavernícolas. —argumento mientras me levanto con intenciones de irme.

«Un Cliché Peculiar» (GC #1)✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora