Rosa Sangrienta #1

#54 el instinto de la bestia

(imagen de cordelia en galeria)

Narra laila

- qué haces aquí - mi voz tembló al hablar. Su cuerpo en un principio recargado en la puerta giro hacia mí buscando su propio equilibrio, en sus ojos había pesadez

- sabes cuanta rabia se requiere para subir esas escaleras con kilos de morfina encima y costuras en el cuerpo? - da unos frágiles pasos hacia mí y yo retrocedo - no,no..no te asustes solo vine a hablar - se regresa un poco hasta la puerta y la abre dejándola ir hacia adentro - así que entra para que podamos conversar - dijo regresando hacia mi

Intenté huir pero ahora con impresionantes pasos ágiles se abalanzo velozmente hacia mi
- NO NO! - grite pataleando al sentir que me tomaba por la cintura y me levantaba en el aire.

Al entrar bruscamente me lanzó al suelo lejos de él cerrando la puerta de un portazo. en el suelo trataba de recuperarme de ese mareo y ese pitido en mi oído que ocasiono el golpe, ese momento en que no comprendes nada de lo que sucede y recorres el panorama entero para entender que sucede y así a unos metros de mi junto a la mesita de noche había quedado la rosa, mareada recargue un segundo mi frente en el suelo y giré para ver sus ojos ebrios de medicina y de rabia que se posaron en mí en el suelo.

Viéndome hipnotizado desde la altura se acercó hasta mí y tuvo que sostenerse el abdomen para ponerse de rodillas en el suelo.

- me vez como si fuera un monstruo...yo no era un monstruo, jamás fui de esta forma o hice algo semejante - dijo apretando su mandíbula - no laila...fuiste tú, tu eres el monstruo, desde que vi esos malditos ojos algo en mi cambio como si me tuvieras hechizado - cínicamente recorrió con la yema de sus dedos el contorno de mi rostro - y lo peor es que aunque diga que te odio y te aborrezca me sigues pareciendo muy bonita! - gruñó tomándome del cuello, sentía que el aire me escaseaba y la sangre se agolpaba en mi cabeza, me aferre sin fuerzas a su mano pensando por que siempre este tipo de cosas me pasan a mi.
- sabes que? Cuando desperté y no estabas..me guarde un pequeño recuerdito que hallé en la cama - de su bolsillo trasero extrajo el cúter con el que iris cortó su abdomen - con esto podremos arreglar tu problemita cosmético mi bella ninfa - una lagrima salió de mi ojo sin poder gritar o defenderme de él mientras veía asomar la cuchilla en el cúter. La desesperación inundo mis sentidos al ver acercar esa cosa a mi rostro y comencé a temblar y a moverme, se volvió completamente inútil al sentir esa cuchilla perforar la piel de mi mejilla haciendo a cada nervio de mi cuerpo escocer de dolor, sin aire de sobra un grito gélido y ahogado salió de mí provocando más lágrimas.
Cuando la navaja salió de mi piel pude sentir la sangre llegarme a la oreja, lo peor aún continuaba y prosiguio con mi otra mejilla haciéndome gritar de dolor.

- vasta!! Vasta por favor..- rogué a llanto desesperado

- duele verdad? Lamento no haber sido tan considerado y dejarte inconsciente como tú a mí para que no duela -

- no por favor! Lo siento! - suplique llorando a gritos. Abriendo débilmente mis ojos borrosos de lágrimas a pesar de ver poco y nada pude distinguir una figura parada a la altura detrás de Francis, creo es una mujer - por favor ayudame - lloré volviendo a cerrar mis ojos sintiendo la navaja volver a trazar un corte en mi frente - NOOOO!!! - grite quebrándome la voz.

Narra subaru

Un sobresalto en mi pecho me hizo tambalearme en las escaleras, una especie de taquicardia acompañada de una psicofonía en mis oídos, mi vista se nublo..mientras permanecía sujetado de la barandilla intentando concentrarme en mi oído se hacían más fuertes las voces los susurros de personas hablando a la vez, había tanto que no alcanzaba a comprender lo que cada una de ellas intentaba decirme y en el centro de mi frente comenzó un dolor latente - vasta, vasta!! - dije agarrando mi cabeza, a lo tonto seguí subiendo las escaleras mientras aquellos susurros crecían volviéndose más claros, como varias mujeres gritando en mi oído en un idioma que no comprendo. Hasta que la más familiar de ellas suplicaba que corriera con la voz quebrada y asustada, inmediatamente pude comprenderlo bien y pude sentir la presencia de alguien detrás de mí, toscamente sin dejar de oír gritos me di vuelta y la vi, llevándome un susto de muerte retrocedí toscamente reconociendo a la madre de laila aterrorizada llorando y temblando mientras en mi cabeza y en sus labios se repetía la palabra corre. Me quejé al sentir la presión de mi cabeza descargarse en mi nariz, al cubrirme la nariz con una mano y apretar mis ojos me di cuenta que estaba sangrando.