#16 las reglas son para romperse

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( cancion del capitulo. sentimientos de laila)

Narra laila

El ruido de la puerta cerrándose me despierta de un sobresalto. Me siento en la cama somnolienta con la frazada cubriéndome totalmente la cabeza, que acto seguido la quito dejándome totalmente despeinada.

Entre abro mis ojos un poco adaptando mi vista al entorno, parpadeo varias veces enfocando al hombre que viene con un cesto de ropa bajo el brazo y una bandeja con comida en la otra mano. Me da una mirada rápida y seria y Se inclina para depositar la bandeja en la mesa ratona. Toma el control remoto y enciende la televisión.

Se acerca al pie de la cama y deposita en ella el pequeño cesto azul, donde acto seguido comienza a sacar ropa y a doblarla acomodadamente sobre la cama. Permanezco callada observando su acción, saca una tras otra prenda del cesto y la dobla sobre la cama, y me mira de reojo fulminándome con su mirada, que por lo que entiendo es furiosa. Me quedo callada con tal de no recibir su atención para no recibir sus sermones. Mientras lo observo miro pensativa memorizándome los detalles de su rostro, que según recuerdo me genera gran atracción. Cuando mi mente se dispone a revivir la escena del beso, agito rápido la cabeza despabilándome de aquel doloroso recuerdo.

Jugueteo con mis dedos en mi regazo en un estado nervioso, mientras aprieto mis labios observándolo de una forma tímida. Tal vez tratando de parecer más inocente para que no me regañe

- no hagas cara de perrito – rompe el silencio con absoluta seriedad y dedicándome una mirada calcina. Entreabro mis labios soltando un suspiro silencioso y desvió mi vista abajo

- qué hora es? – me arriesgo a preguntar. El detiene su acción de doblado y me mira, me mira un instante serio y se cruza de brazos

- las ocho de la noche...dormiste todo el día – contesta seco, yo asiento volviendo a bajar la mirada. Toma el cesto vacío y se dirige colocándolo en el sofá. Reacciono mirándome a mí misma, a mi ropa. Me destapo rápidamente y me siento en el borde de la cama, donde me vuelvo a analizar de pies a cabeza, sobre todo a los mini shorts blancos casi transparentes. Un rostro asesino se dibuja en mí, frunzo mis labios y mi nariz en una mirada asesina. Levanto mi rostro lentamente clavando mis ojos en él.

- subaru... - lo llamo seria

- que? – se voltea dedicándome una mirada seria, la cual se desvanece poco a poco al ver mi rostro desfigurado, el parece entender muy bien porque estoy molesta

- ven... - le hago un gesto con mi dedo índice. Veo que su garganta se mueve pasando saliva en estado muy nervioso.

- qué es eso? – señalo la ropa doblada al pie de la cama. La mira la ropa y luego a mi

- tu uniforme – yo me cruzo de brazos asintiendo lentamente

- y que tengo puesto? – pellizco el cuello de mi sudadera

- un pijama – desvía su vista a cualquier lado

- puedes decirme como llegue hasta este pijama? – mi mandíbula se aprieta

- eh... - rasca su nuca – no tienes por qué exaltarte, estaba oscuro y...te juro que no vi nada –

- sí, pues tienes manos hábiles – el rueda los ojos con intolerancia

- no hagas un escándalo por favor – espeta un poco impaciente

Me pongo de pie lentamente para igualar su altura. Cosa imposible. Me poso frente a él con la frente en alto y erguida demostrando rivalidad. Mi mano derecha se agita rápidamente en el aire dirigiendo una bofetada a su rostro. Pero antes de que impacte, un movimiento rápido de su brazo izquierdo interrumpe el trayecto sujetando mi muñeca.

Rosa Sangrienta #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora