Rosa Sangrienta #1

#43 no llores más pequeña

(imagen de oriana en galeria)

Narra Laila

Me encuentro yo sola en el comedor con uno de los viejos libros que me dió Cordelia y una taza de chocolate caliente en mi mano. Mantengo mi rostro recargado en la palma de mi mano en la mesa mientras juego con los dedos haciendo círculos alrededor de la tasa. La verdad...este libro es aburridisimo, sólo habla de religión, fantasías y cosas así. La verdad, quién soy yo para juzga la fantasía, cualquier persona con un poco de sentido de lo normal no creería en que en realidad los vampiros existen y viven a nuestro lado haciéndose pasar por nosotros y viviendo una vida normal. Aunque para mí suene al revés, porque yo solo he convivido con vampiros toda mi vida y a veces me pregunto si habrá humanos ahí fuera como yo, obviamente si, pero es un ejemplo de realidades alternas de aquello que creemos fantasía y lo que creemos es la realidad, mi realidad es esta, los vampiros. Y la realidad de los humanos es creer que son la única especie en el mundo...que están solos.

La verdad, es que algo que leí aquí, define a los humanos como seres que rasgan la tierra sin conocer el interior.

Lo positivo que puede tener leer esto, es que estoy lo suficientemente aburrida como para no hacerme problema por la tristeza que siento.

Al menos aprendo más sobre los vampiros. Adivinen qué, este libro toca un tema muy específico sobre las relaciones sexuales humanos/vampiros.

Dice que existe un vínculo muy fuerte que puede ligar a un ser humano a un vampiro sangre pura y que el humano debe tener un requisito específico para tal unión "ser virgen y de sangre impoluta". No explica bien la forma de armar tal vinculo, pero dice que crea una especie de dependencia por parte de ambos y conexiones psíquicas, corporales y sensoriales. también cambia los sentidos del sangre pura volviéndolo más adaptable a la especie humana. Lo que más específica, más bien como una advertencia, es que la unión no se puede repetir a otra persona.

Una mano hizo aparición por la mesa analizando con sus dedos algunas de las portadas de los libros.

- que raras cosas lees - una voz femenina me sorprendió. Levanté la mirada y era una chica de cabello entre castaño y rubio cenizo con ojos azules debajo de unas tupidas cejas que enmarcaban bien su cara. Viste como de una forma entre rebelde y moderna. Tenis negros al parecer salpicados de pintura, jeans negros algo rotos, un pulóver negro pegado a su torso y lleva la amplia capucha del pulóver puesta en la cabeza y de su cuello cuelga un collar con una llave antigua como dije.

Sin siquiera saber quién es ni decirme nada más me quita con toda confianza el libro de las manos

- o-oye - tartamudeo sin saber cómo más intervenir, pero no hace más que alejarse hacia los mostradores de comida mientras parece leer el libro.

Quién es, y por qué viene de la nada y me quita el libro de las manos como si nada.

No dejo de seguirla con la mirada boquiabierta hasta que va y se sienta en una mesa con mi libro y una dona con jalea y se pone a leer con los pies sobre la mesa como si nada por su casa.

La sigo observando con un gesto de frustración en la cara hasta que ella me mira por un instante y deja de masticar la dona en su boca. Evado su mirada y suspiro mirando algún punto en la mesa.

- tu eres la humana verdad? -

Escucho nuevamente su voz un par de mesas adelante. Al oírla la observo con los ojos como platos, con miedo de que alguien más la oiga y sorprendida por supuesto, como se dió cuenta?

- co-como sabes? -

- porque hueles raro - dice con la boca llena de dona casi atragantándose.