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Un día, un día había pasado desde aquel beso entre el coronel y el cadete, ninguno de los dos había podido olvidar la sensación de los labios del contrario, el sabor seguía ahí a pesar de las veinticuatro horas pasadas. 

-Deberías concentrarte en esto, te veo muy distraído pelos - susurro Yun, quien era el que se encontraba a un lado del crestas en aquella formación 

Se encontraban fuera de la base, para ser más exactos en comisaría; habían llegado apenas hacia dos horas y llevaban minutos e reuniones en donde Horacio se encontraba perdido en su mente pensando en aquel ruso y en aquel beso. 

Habían pasado una serie de secuestros en la cuidad, seis para ser exactos y el comisario había perdido a dos agentes al intervenir en uno, había llamado a la base con un grito de ayuda desesperado, jamás se había visto aquello en la ciudad y quería la mejor ayuda posible para atrapar a aquel responsable de todo. 

-Comisario, entendemos su posición pero no sabemos como es que quiere de nuestra ayuda, somos de intervención; no seguimos personas a menos de que sepamos cosas de ellos o a donde van para poder capturarlos - explicó Lamar 

Y no mentía, para ellos iba a ser una perdida de tiempo ir detrás de alguien que jamás habían visto o en este caso que estaba en las sombras, no habían fotos, huellas, ninguna evidencia que les pudiera ayudar. 

-No somos los indicados, sin embargo sabemos de un grupo en la otra ciudad, es un compañero que fue transferido hace ya un año, podemos contactarle; su equipo y el se dedican a estos casos y en cuanto saben quien es no avisan para intervenir, si gusta podemos contactarle lo más rápido posible - habló Gustabo 

Horacio veía la preocupación en los ojos  del comisario, no se parecía casi nada a Viktor, o por lo menos no físicamente, quizá algunos rasgos tenía pero no era su vivo retrato. Su manera de pensar también era muy diferente, el comisario Robert era una persona muy entregada a su trabajo, pensando siempre en los demás, viendo por ellos; quizá se parecía un poco a Conway. 

El crestas estaba interesado en saber aún más de su cadete, saber más de su vida, como había sido criado, como llevaba su vida con un padre entregado al trabajo, ¿Cómo termino en la base siendo cadete?¿Tan mala vida llevaba como para que fuera mandado ahí por su propio padre? 

Estaba muy intrigado por el pequeño ruso, su atracción iba más allá de lo físico, aunque no iba a mentir, muchas veces había imaginado al ruso en situaciones muy poco profesionales. Desde el día de la ducha había temido algunos sueños con el ruso debajo de él gritando su nombre, el tan solo hecho de recordar sus sueños le hacía flaquear. 

-Horacio - se escucho - Horacio - los dedos de alguien tronaban 

De pronto sintió un golpe en el hombro, había sido más fuerte de lo que se había visto. 

-Te hablo carajo - susurro en modo de regaño el rubio

-Te escuchaba, ponme otro dedo encima y terminas en el suelo rubio de bote - advirtió 

-Llama a Alexander y dile que se le necesita en los Santos, que venga así tenga que mover tres meses en su agenda - le miro desafiante 

El rubio se encontraba de mal humor desde que antes de salir Greco no quiso ir a hablar con él, había estado insoportable todo el camino quejándose de que no entendía al pelinegro y esas cosas típicas de alguien rechazado, sin duda nunca iba a entender a su hermano. 

Salió de aquella oficina para ir fuer a llamar al antiguo integrante de su equipo. 

—Que — se escuchó del otro lado de la línea, seco y firme como era de esperarse de Ivanov 

¿Militar Yo? | VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora