¿Militar Yo? | Volkacio

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El coronel seguía con las manos en le lugar donde las había puesto en un principio. 

Al ruso le causaba conflicto el hecho de no poder sentir el calor de las manos del crestas por la gruesa ropa que portaba. La sensación de vacío lo inundo en cuanto las manos del coronel abandonaron su cuerpo. 

-¿Quieres ir a otro lugar? - 

-No me acuesto con personas después del segundo beso - dijo jugando el ruso 

-No insinué nada de índole sexual, eso ya lo pedirás más adelante - le mostró su mejor sonrisa pícara 

Y de nuevo apareció aquel sonrojo que tanto le gustaba al crestas. 

-¿Que dices?, podemos no se, ir a por comida y cenar solos - 

En realidad Horacio no mentía cunado decía que no quería nada de índole sexual con el cadete, no porque fuera muy rápido o porque no se conocieran, eso nunca le importo del todo. Solo no quería que el ruso se sintiera usado, pues tarde o temprano se iba a enterar de todo lo que antes hacía, y claro no quería que pensara que con el iba a hacer lo mismo y se alejara de él. 

-Podemos hacerlo en el lago que hay detrás, buscamos la cena y ya - le miro 

El brillo en los ojos del ruso era de felicidad, al crestas le gustaba verlo.

-Bueno, pues vamos al comedor por la cena - 

Los dos comenzaron a caminar hacia el comedor, el cual estaba lleno de gente, ya que era la hora de la cena. Al entrar los ojos de todos se posaron en la pareja, pero ellos fácilmente los ignoraron, no hacían nada malo y tampoco tenían que dar explicaciones a quienes no fueran rangos altos. 

Se formaron en la fila para poder pedir su comida, avanzaba rápido pues se encontraban varios sirviendo a sus compañeros. Por lo regular el crestas no acostumbraba a hacer esa fila, pero tampoco iba a dejar solo al cadete. 

Una vez pasaron con su bandeja, la comida se les fue servida y ambos comenzaron a caminar en dirección a la puerta. El crestas se encontraba alegre ya que iba a poder pasar tiempo a solas con el cadete, quizá también preguntaría que era lo que pasaba con Armando, pues siempre los veía juntos. 

Una vez fuera se dirigieron al pequeño lago el cual les gustaba a los dos, estaba rodeado de árboles y era muy lindo. 

-¿Te lo agarro? - pregunto el crestas 

Viktor soltó una carcajada, dejando al coronel confundido. 

-¿Me lo quieres agarrar? - alzó una ceja 

-Si, para que te puedas sentar sin tirar nada - dijo obvio 

Y se dio cuenta de que era lo que estaba mal en aquella corta conversación. 

-No me vas a volver a tomar el pelo, que lo sepas - rio junto con el cadete 

Volkov le paso su bandeja a Horacio y se sentó con la espalda pegada a un gran árbol frente al lago, cuando estuvo sentado tomo su bandeja y de la el contrario para ponerlas en el césped. El coronel se sentó justo a un lado de el, la colonia del ruso había inundado sus narices, era fresca y seguía presente a pesar de haber tenido un día largo y lleno de actividades.  

-Apestas - jugó 

-Tu también apestas, como a perro - tiro para después reírse y dejar a Horacio con la boca abierta 

-¿Me dijiste perro de una manera disfrazada? - se hizo el indignado 

-Disculpe Coronel, no fue mi intención -