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Los días de Viktor no habían ido tan bien como todos esperaban, habían estado llenos de estrés, llanto, tristeza y cansancio.

Llevaba muchas horas sin dormir por causa de sus pesadillas y la tristeza de haber perdido a la única persona que podía entender como se sentía después de aquella tortuosa semana.

Llevaba un día y medio despierto, pero no había querido ver a nadie. No estaba dispuesto a hablar con alguien, no quería que le preguntaran cosas sobre como la paso o que le hicieron.

Sabía que eran preguntas importantes para la investigación pero en realidad ya tenía suficiente con revivirlo cada que sus ojos se cerraban.

Era curioso porque se niño siempre había tenido pesadillas, claro que con el tiempo se fueron yendo, pero estaba volviendo a sentir el mismo miedo que cuando tenía siete.

La puerta de su habitación fue tocada, su intención era hacerse el dormido pero sus ojos no podían estar cerrados por más de diez segundos.

La puerta se abrió dejando ver la cabeza de Greco a través del marco.

-¿Necesitas algo? - pregunto con un tono un tanto bajo

-Quiero helado - se limitó a decir

-No puedo darte helado, ya lo haz pedido más de diez veces y te hemos dicho que no estamos autorizados a dártelo, ¿quieres otra cosa? - preguntó con cierta tristeza

No le gustaba ver a su amigo de tal manera, extrañaba verlo reír y bromear con él, el Viktor que tenía al frente era una persona a la cuál no conocía.

-Quiero que te vayas - soltó sin más

Greco no se sorprendió por la respuesta de su amigo, no era la primera vez que le respondía de tal manera en las horas que llevaba ahí.

El ruso vio como la puerta se cerró y quiso darse la vuelta en su cama, pero le fue imposible dado que estaba lleno de yesos, tenía el pie, una pierna, la muñeca, el brazo, y en el cuello portaba un collarín.

Se sentía muy triste pero a la vez se encontraban enojado, quería recuperarse pronto para ir a por las personas que le habían arrebatado la vida a su amigo.

Mientras Volkov se encontraba en su habitación lamentándose el haber quedado vivo, los demás de sus compañeros estaban fuera con el coronel.

Horacio no había reunido el valor para entrar a hablar con él, sentía que una vez ahí dentro las palabras no le iban a salir y que quizás se iban a poner a llorar los dos juntos.

-Necesito que se vayan a la base aunque sea a dormir, Conway ordeno que descansen unas horas, ya después podrán volver, no se preocupen que los demás nos quedaremos aquí- habló

Ante los demás se trataba de comportar como lo que era, uno de los coronel que radicaba en la base de los santos.

Los cadetes no dijeron nada y sin más salieron del hospital que se encontraba en el centro de aquella ciudad.

La radio de Horacio sonó y rápido la quito de la parte trasera de su pantalón.

-Conway para H, ¿has hablado con él doctor?-

-Si, le he preguntado pero ha dicho que ahora no es posible moverlo, así que habrá que esperar más- respondió rápido

-Bien, hablaremos de eso en cuanto vengas, buen servicio- se despidió para irse de aquella frecuencia en donde solo se encontraban ellos dos

El moreno se sentó fuera de la habitación del ruso y minutos después vió como el papá del mismo llegaba.

El comisario no había tenido tiempo de pasar a ver a su hijo, así que hizo a un lado la investigación que tenía en curso y fue a verle ese mismo día.

-Muy buenas coronel, ¿Ha pasado o esta esperando turno?- preguntó

-Oh no, no voy a pasar y esta libre, puede pasar si gusta - sonrío

El papá del ruso no dijo nada, toco dos veces la puerta y después se le vio pasar con la misma, tal vez podía hablar con su hijo, estaba en todo su derecho a pesar de ya haber sido informado de que Viktor no quería ver ni hablar con nadie.

Horacio se quedó ahí, esperando a que el comisario saliera y le dijera si su cadete tenía algún avance.

En cuanto el comisario paso por la puerta, la mirada de ruso se centro en el techo, en ningún momento la quito de ahí.

-¿Puedes verme si quiera? -

-Puedes irte si quieres, a nadie le interesa que estés aquí, a Gonetti no, y a mi mucho menos - suspiro

-Vengo como tu padre, no como alguien quien te quiere sacar información, vengo a ver cómo estás, como te encuentras, mamá te espera en casa - soltó

-Estoy mal, me encuentro del culo, y dile a mi madre que me espere sentada porque en cuanto me recupere no voy a descansar hasta buscar al hijo de puta que me quito a mi amigo, ¿Puedes irte por tu propio pie y tengo que llamar a una enfermera para que te saquen?-

En el fondo, el padre de Viktor entendía la rabia que su hijo poseía dentro, sumándole todo el trauma que le dejo y las heridas que tenía en ese momento, él no era quien para estresarlo y mucho menos regañarlo por sus actitudes.

-Me voy, pero espero que te recuperes pronto y quieras hablar, te necesitamos hijo, te extrañamos y claro que estamos trabajando para ayudarte a encontrar a esos, no estas solo en esto y nunca lo has estado - le miro por última vez para después salir

La recuperación tanto física como mental iban a ser una de las cosas más pesadas y tardadas de todo aquel embrollo.

Horacio alzó la mirada al ver salir al comisario, pero no pregunto ni dijo nada, solo le siguió con la vista.

-Me han robado a mi hijo de la manera más putamente asquerosa que conozco - suspiró sacando toda su frustración

-¿No fue bien el encuentro?-

-No, no fue bien, esta a la defensiva por todo, esta enojado y se le nota cansado, creo que no ha podido dormir bien, debe tener pesadillas o algo, trataré de buscarle ayuda de un psicólogo para ver que tal -

-Seria increíble buscarlo lo más rápido posible, por lo que se quiere volver a penas se recupere, y la ira que tiene no lo va a parar, así que es mejor que se encuentre bien mentalmente - dijo Horacio

No había hablado con él, pero escuchaba las cosas que decía Greco, las enfermeras y hasta el propio doctor.

El comisario no dijo nada más y se fue, dejando ahí a Horacio en espera de los demás.

No tenía intención de pasar a ver a Viktor, no estaba listo y no quería que se sintiera presionado ante su presencia, así que se limitó a quedarse fuera, esperando el momento en él cual estuviera mejor para ir a brindarle de su apoyo.

¿Militar Yo? | VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora