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Viktor abrió los ojos poco a poco tratando se acostumbrarlos a la luz amarilla de aquel único foco en la habitación, se asustó en cuanto sintió algo chocar con sus pies, se sentó rápido y fijo su mirada en la cosa con la que topaban sus pies. 

Trato de adivinar que era, pero por la oscuridad de la habitación y la mala iluminación no podía ver de que se trataba. Su estómago dolía, sus piernas escocían, su boca tenía ese feo sabor característico de la sangre, sus brazos estaban entumidos de tanto estar sobre ellos, sus muñecas estaban adoloridas, sin embargo no tenía nada en ellas. 

Un ruido llamó su atención, era alguien quejándose, volteó hacía donde se encontraba eso que chocaba con sus pies y de nuevo brinco. 

-¿Ya es de día? - preguntó aquella persona que conocía a la perfección 

-¿Qué coño? - 

-Que si ya es de día - repitió 

-¿Que haces aquí, severo idiota? - preguntó con las cejas fruncidas 

-Ruso, ¿por qué siempre termino insultado por ti? - preguntó 

-Cállate Gonetti y dime, ¿por qué viniste? - 

-No te iba a dejar solo, no se para que te quieran pero no quería que mi amigo estuviera solo - le dio una sonrisa triste 

-Fuiste muy bobo - suspiro el ruso

-Lo se, pero no me importo, tu misión no estuvo a salvo de todos modos - 

El mayor cerró los ojos y echo su cabeza para atrás, era cierto, su misión propuesta había sido salvar a aquellos agentes de policía, se lo propuso al verlos golpeados en aquella casa, ahora de seguro los iban a tener que enterrar a todos juntos. Eso le pesaba. 

La puerta de aquella habitación fue abierta con tal fuerza que pego por completo en la pared, haciendo demasiado ruido y asustando a los dos que se encontraban dentro. 

Dos hombres altos y robustos entraron a por Jesús y se lo llevaron casi a rastras, al parecer estaban acostumbrados a llevarse de tal forma  a la gente. 

Viktor se iba a parar para impedir que su amigo fuera con aquel hombre, pero ni siquiera se inmutó al sentir un frío pedazo de acero, al alzar la mirada tenía una AK en su frente. 

-Ni se te ocurra - le dijo aquel hombre, y solo le quedo ver como su amigo se iba con aquellos hombres por la puerta para que después fuera cerrada. 

Envolvió su mano en una puño y le pegó al suelo, su frustración era aún más grande al no saber que era lo que le iba a pasar a su compañero, se sentía culpable por haberlo arrastrado hasta ahí. 

Las horas pasaban y su amigo no regresaba, no sabía que horas eran y su preocupación incrementaba cada vez más. 

El ruso poco a poco fue cogiendo sueño, haciéndose para atrás de modo que quedara recargado en la pared, sus ojos se estaban cerrando pero no fue que los abrió cuando escucho unas llaves sonar afuera de la habitación. 

Una vez abierta la puerta, por la misma fue lanzada una persona que Viktor reconoció como su compañero, tan pronto como cayó al suelo el ruso se acercó a él para ver como se encontraba. Gonetti estaba en el peor estado que Volkov había visto, se encontraba casi irreconocible por todos los golpes que tenía en la cara, su ojo derecho estaba completamente cerrado de la hinchazón, su camisa del uniforme se encontraba empapada de una mezcla de agua y sangre, sus labios estaban llenos de cortes, seguramente por haber recibido tantos golpes, tenía una oreja llena de sangre y se encontraba inconsciente, las lágrimas del ruso comenzaron a rondar por su mejilla una tras otra, no sabía que decir o que hacer, su amigo estaban más que golpeado, se habían ensañado con él, se habían pasado demasiado. 

¿Militar Yo? | VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora