⚠️[UNIVERSO ALTERNO/PIRATAS/YAOI]⚠️
Mikey un día decide embarcarse a una gran travesía en busca del legendario tesoro, sin embargo aún le falta la pieza clave para llegar hasta el. La lágrima de una sirena. Una gema legendaria y misteriosa, que se d...
Odiaba este lugar, odiaba todo lo relacionado con el barco y los odiaba especialmente a ese chico de lentes y a esa anguila andante que siempre estaba junto a él. Takemichi sintió como ese tal Mikey jugueteaba con su collar, era eso, ahora entendía lo que ellos querían. Ellos querían su lágrima, ahora comprendía porque los de su especie despreciaban a los humanos y les temían; siempre le habían dicho sobre esos seres sanguinarios, carentes de emociones y con una sola cosa en mente, robarle las lágrimas a las sirenas.
Si no estuviera atado de manos se habría quitado el collar, después de todo, de nada les serviría el collar si él moría. Senju... Si tan sólo hubiera sido más rápido le habría conseguido dar su collar, pero ahora ella ya no estaba, y lo único que quedaba de la princesa era el recuerdo de su sonrisa antes de que ese desalmado la matara ante sus ojos.
— lleven al tritón a mi camarote, ahora es de mi propiedad ¿Comprenden? Nadie puede acercarse a la criatura sin mi autorización ¿Comprendido? — Mikey alzó la voz, a pesar de ser de baja estatura su voz era muy intimidante, incluso resonó en todo el barco.
Esa orden no le gustó para nada a Kisaki y al resto de sus hombres, pero ya habían causado demasiados problemas para un sólo día, así que sólo fingieron estar de acuerdo con Mikey y dejaron que se lleven a la criatura al lugar elegido por su capitán.
Takemichi por su parte no dejaba de gruñir y amenazar con morder a cualquiera que se atreva a acercarse, ninguno quería arriesgarse a que ese tritón les contagie una enfermedad así que sólo colocaron un trozo de madera en su boca. Takemichi tenía unos sientes afilados como los tendría un tiburón, el trozo de madera no iba a ser suficiente para detenerlo, así que tendrían que transportarlo lo más rápido que pudieran antes de que el tritón rompiera el trozo de madera y les muerda las manos.
Una vez que instalaron al tritón en el camarote, Mikey se quitó su gran saco rojo y se lo acomodó en los hombros. Caminó sigilosamente hacia el tritón, el cual sollozaba y ahora ya no llevaba ese estorboso trozo de madera en la boca.
— ahora sólo somos tú y yo tritón — con toda la confianza del mundo se acercó sigilosamente a la criatura, extendió su mano para intentar tocar su cabello húmedo.
Takemichi por supuesto no le permitió tocarlo y en respuesta le dio un manotazo. Las manos de las sirenas tenían unas uñas afiladas, usualmente las usan para escarbar en arena y también como mecanismo de defensa ante los tiburones a cualquier criatura que amenaza contra su vida. Mikey retrocedió un poco porque tenía en su muñeca una herida abierta, sin embargo no se enfado ni tampoco intentó atacarlo, simplemente apartó un poco la mano mientras sus ojos oscuros miraban maravillado a la hermosa y asustada criatura frente a sus ojos.
— debes estar asustado y confundido, te sacamos de tu hábitat, y ahora estás en un barco rodeado de extraños. Pero todo pasará pronto, lo único que tienes que hacer es cooperar y todo estará bien — dijo Mikey con mucha tranquilidad, mientras la herida en su mano no dejaba de sangrar.
Takemichi dió un respingo y comenzó a mover sus manos frenéticamente, como estaba tan alterado le costaba trabajo coordinar los movimientos de sus dedos, pero era claro que quería comunicarse.
— (“¡Ustedes son unos malditos monstruos, mi raza realmente hizo lo correcto cuando decidieron aislarse del mundo para siempre! ¡Ustedes mataron a mi mejor amiga, no quiero saber nada de ustedes y más vale que me dejen ir!”) — Takemichi resopló alterado intentando comunicarse mediante lenguaje de señas.
Mikey como era de esperarse no estaba comprendiendo nada de lo que estaba haciendo, a sus ojos el tritón estaba haciendo señas y gestos muy graciosos.
— vaya, parece que los del reino de Brahman te han enseñado muchos trucos — dijo sonriendo ante la frustración del azabache.
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— debes estar muy orgulloso, gracias a tu terquedad ahora estamos de conseguir ese collar — Kisaki bufó con molestia mientras acomodaba sus lentes y le daba un último sorbo a la botella de ron.
— no es mi culpa, los peces respiran agua, no tenía sentido lo que estaba diciendo — se defendió Hanma, quien tenía un enorme golpe en la mejilla.
— ¿Tienes idea de la cantidad de gente que tuve que matar para conseguir ese mapa? ¿Lo que me costó convencer al invencible Mikey de qué nos dejara unirnos a su tripulación? No te atrevas a arruinar mis planes, ese botín será mío yo seré el rey del mundo con toda esa fortuna — el de lentes tomó la botella de ron completamente vacía y la arrojó al suelo. El sonido de la botella haciéndose añicos hizo eco en todo el camarote.
— quisiste decir, seremos los reyes del mundo — Hanma comentó mientras reía sin sentir culpa alguna.
— sí, lo que sea. Pero no te atrevas a volver a hacer enfadar al capitán, no quiero que nos eche y yo tenga que regresar a limpiar establos — Kisaki decidió calmarse, no ganaba nada regañando a Hanma, claramente no estaba escuchando nada de lo que le decía.
Hanma por su parte, al verlo tranquilo se le acercó, y paso su brazo alrededor de su cintura y tuvo la confianza para acercarse a él. Kisaki no rechazó el contacto físico, pero no estaba tan feliz de tenerlo tan cerca, especialmente porque olía mucho a tabaco y a ron.
— a donde sea que vayas yo te seguiré. Recuerda que a donde vaya la parca el payaso siempre la seguirá — Hanma suspiró enamorado, todavía le gustaba como sonaba eso. La parca y el payaso, siempre juntos, uno detrás del otro.
— como sea, de todos modos en la siguiente isla se dice que vive en dos hermanas brujas, ambas son muy poderosas y estoy seguro que tienen algún hechizo para hacer que ese tritón nos entregue esa gema más rápido — Kisaki miró el mapa frente a sus ojos, tomó un cuchillo y lo clavó en un punto específico del mapa del mundo.
— y el motín ocurrirá más rápido, todo eso antes de la luna de sangre y cuando menos lo esperemos tendremos el tesoro en nuestras manos — dijo Hanma sonriendo para sus adentros.