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¡Leviatán! — exclamaron todos al unísono.

Kisaki sintió su cuerpo congelarse ante la inmensidad de la criatura mítica, que con solamente estirar su cuello ya conseguía tocar el enorme techo sobre sus cabezas; no entendía qué era lo que hacia una criatura de mitología en un lugar así, en las cartas e instrucciones no había ninguna especie de advertencia. Cuando se incorporó y examinó con mayor detenimiento el suelo, se dió cuenta que había en el algo grabado; al retirar con sus pies las monedas de oro que forraban el suelo finalmente comprendió que no había ningún error, Leviatán realmente pertenecía a este lugar, fue invocada por alguien para servir de guardián. 

Mikey se petrificó al ver a la imponente criatura que los miraba a todos con sed de sangre, no había duda que esa cosa en cualquier momento los atacaría a todos, y no había conseguido tomar la joya de Takemichi.

Leviatan lanzó un fuerte rugido gutural, tan fuerte que hizo la cueva retumbar y todos los presentes entraron rápidamente en pánico, en pocos segundos el caos comenzó y muchos tomaron todo el oro que sus brazos pudieran aguantar y trataron de correr hacia la salida, sin embargo esta acción fue lo que hizo que la enorme criatura comience a cazarlos como gato a un a su presa. 

Takemichi estaba afuera de la cueva, estaba tan pálido y cansado, pero dormir seria peligroso porque seguramente no volvería a despertar. De pronto sintió un fuerte dolor en la garganta, una sensación rasposa y dolorosa, como si su cuerpo intentara que regurgite navajas, se vio forzado a toser y cuando lo hizo su boca empezó a tener un fuerte sabor a sangre, había sangre en su boca, los primeros síntomas ya comenzaban a manifestarse.

Manjirou no conseguiría nada quedándose ahí, así que continuo corriendo abriéndose camino entre la multitud aterrada; Kisaki intentó correr hacia la salida, pero pronto desiste de esta idea cuando mira que otros que salían comenzaban a caer en trampas estratégicamente escondidas, no iba a arriesgarse, así que decidió que lo mejor era correr detrás de alguien y esperar a que caiga en una trampa y esquivarla.
Kisaki retrocede y corre detrás de uno de los tantos hombres, a sus espaldas se oía una sinfonía de gritos de dolor, acompañado de sonidos guturales que hacían eco en todo el lugar, Leviatán se los estaba comiendo a todos de un sólo bocado. Se da prisa y mira cómo el hombre frente suyo cae en una trampa, sin embargo no le fue posible avanzar más ya que nuevamente otra trampa al frente se activó y otra persona cayó, Kisaki entendió que la cueva fue diseñada para que cualquiera que entre nunca más volviera a salir.

¡Kisaki! — grita Mikey al conseguir alcanzarlo.

El antes mencionado intenta forcejear, era tanto su miedo de morir devorado que intenta darle un codazo en la cara, no obstante sus esfuerzos son en vano porque Mikey consigue esquivar cada uno de sus movimientos; por el pánico que sentía era ya muy sencillo adivinar cada uno de sus movimientos.

¡Yo la necesito más! — grita Kisaki forcejeando con Mikey.

Takemichi no podía seguir viendo como Mikey se arriesga peleando con Kisaki y también con ese Leviatán a sus espaldas mirando fijamente a ambos, seguramente con la intención de devorarlos. No le quedaban muchas fuerzas, pero con la poca que tenía se incorporó y comenzó a caminar entre la multitud, estaba demasiado débil pero no podía dejar que esté pequeño esfuerzo sea en vano.
Mikey retrocedía, si no le daba la piedra por las buenas entonces sería por las malas, no le importaba ni siquiera su propio bienestar si de esa manera conseguirá la joya que le devolviera la vida a su Takemichi.

¡Si no me la das voy a llevarte conmigo al infierno! — gritó Mikey exasperado mientras retrocedía cada vez más hacia donde estaba el Leviatán.

El Leviatán miraba atentamente a sus dos presas, ni siquiera era necesario moverse porque esas presa iban directo hacia él, así que solamente se quedó a esperar pacientemente a que se acerquen lo suficiente para poder comerlos de una sola mordida.

¡Mikey! — gritó una voz familiar.

El mencionado alzó la mirada y vió a Takemichi llegar hacia ellos, por cómo se desplazaba le parecía que le estaba costando mucho poder correr, su aspecto se había vuelto más demacrado en tan sólo un par de minutos. Takemichi al estar cerca de Kisaki fue capaz de sacar de su bolsillo su joya, tan pronto la tocó sintió como toda la energía regresaba a su cuerpo, Kisaki trató de forcejear y recuperarla pero Mikey lo tenía bien sujetado, además de que Leviatán estaba a punto de llegar a ellos y por si fuera poco las puertas comenzaban a cerrarse. Si no salían pronto terminarían convirtiéndose en alimento de Leviatán.

Mikey soltó a Kisaki, que cayó al suelo y trató de sostener al rubio del tobillo, sin embargo Manjirou harto de perder el tiempo le dió una fuerte patada en la cara.

¡Esa fue por Sanzu! — grita Mikey y toma la mano de Takemichi, ambos corren hacia la salida, mientras Kisaki observaba resentido como ambos amantes huían.

No llegarían tan lejos, la salida estaba llena de tramas, de verdad fue un milagro que Takemichi consiguiera entrar sin caer en ninguna, pero la puerta se estaba cerrando y el Leviatán estaba devorando a quienes intentaban escapar por otro medios. Kisaki sonreía mientras se iba incorporando lentamente, si caía al menos no lo haría solo.
El Leviatán miró a Kisaki y abrió sus feroces fauces para poder devorarlo de un sólo bocado, no obstante Hanma reaccionó muy rápido y logró empujarlo para que eso no ocurriera.

Hanma...— Kisaki lo miró consternado — ¿Qué haces? Tienes la oportunidad de huir como los otros ¿Por qué te quieres quedar?

— vivir una vida larga y vacía sin tí sería como está muerto en vida — responde con esa sonrisa tan tonta que a Kisaki le hacía enfurecer.

eres un idiota, dices cosas tan raras — Kisaki sonríe inconscientemente, su presencia ya no le molesta ni lo incómoda.

Hanma y Kisaki se miraron los unos a otros, todo mundo gritaba y el sonido del Leviatán masticando a los demás piratas hacia eco en toda la cueva, pero eso a ambos no les importó. Este era el final, pero ninguno sentía miedo de lo que sucedería después de la muerte, porque a dónde sea que el alma de Kisaki fuera a parar era un hecho de que Hanma lo seguiría, así siempre ha sido desde que se conocieron en esa tarde de verano, unos años atrás exactamente.

 Este era el final, pero ninguno sentía miedo de lo que sucedería después de la muerte, porque a dónde sea que el alma de Kisaki fuera a parar era un hecho de que Hanma lo seguiría, así siempre ha sido desde que se conocieron en esa tarde de veran...

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Nota: ya le va a llegar el karma a Kisaki👁️👄👁️👌✨

Si mi internet me lo permite de rato subo el siguiente capítulo.

𝓜𝓮𝓻𝓶𝓪𝓲𝓭 𝓣𝓮𝓪𝓻𝓼 - 𝓣𝓸𝓴𝔂𝓸 𝓡𝓮𝓿𝓮𝓷𝓰𝓮𝓻𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora