01.═══ ocupada

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     JOHAISKA RIÓ A carcajadas, Edward acababa de contarle un chiste muy bueno

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JOHAISKA RIÓ A carcajadas, Edward acababa de contarle un chiste muy bueno. Ambos eran el dúo cómico de la escuela cuando estaban juntos, aunque a veces el chico iba con sus hermanos. Ella lo entendía, después de todo eran su familia, aunque jamás había conocido a su padre o a su madre, en cierto modo, la vida de los Cullen solía ser un misterio andante que todos querían resolver.

—¿Cómo está tu mamá? —preguntó Edward cambiando de tema.

—Bien, ocupada, ya sabes —se encogió de hombros y jugó con la tapadera de refresco que traía en las manos.

—¿Y tú padre?, ¿no has hablado con él?

Johaiska negó con la cabeza—. Ya sabes que él está..., ocupado.

La chica le estaba guardando el secreto a Edward, lo que menos quería en esos momentos era pensar en su padre, quien estaba muy lejos de Forks. No quería pensar en que estaba haciendo y con quien, mucho menos con quienes. Su madre estaba fuera todo el tiempo, encargándose de ser el sostén de la pequeña familia. Las únicas responsabilidades de Johaiska eran estudiar y el patinaje artístico, era muy buena en ambas. De cierto modo, ella era la matadita de su salón.

—¿Dónde está? —preguntó el cobrizo como si estuviese escuchando sus pensamientos.

—Está trabajando, ya sabes. Tuvo un viaje de trabajo y salió hace poco, vuelve en unos meses —le sonrió con labios planos y se levantó de su lugar—. Lo mejor será que vayamos a clase, están por dar el timbre.

Edward asintió y ambos tomaron sus cosas, la chica se fue muy seria en el camino al salón de clases, algo que no era normal en ella. Johaiska comenzó a distraer su mente, como por ejemplo en la competencia de patinaje en la que participaría pronto, si ganaba, o quedaba dentro del podio, eso le abriría paso a las estatales, donde tendría que esforzarse muy duro para poder avanzar en su carrera artística.

—¿Cuándo es tu competencia? —Johaiska volteó al instante con Edward, sorprendiéndose por la pregunta—. He pasado cerca y vi los carteles de la entrada.

—Oh, apenas está empezando la temporada pero, es en cuatro meses —le sonrió—. Tengo que trabajar muy duro para poder llegar a las estatales.

—Verás que lo harás bien Jo, patinas increíble.

—Por favor, no es para tanto —rió y ambos entraron al salón.

—¿No es para tanto? —preguntó riendo—. Literalmente eres la mejor del pueblo, tienes un don innato para el patinaje.

—Por favor Edward, ni que fuera Tatiana Totmianina —dijo mientras ambos se sentaban juntos—. Además, es solo trabajo duro, disfruto hacerlo pero sé que no se trata solo de disfrutar.

—Muy sabio de su parte señorita Tatiana —ella rió y le dió un golpe con su libro.

Johaiska puso atención a la clase cuando esta dió comienzo, Edward no solía tener ningún problema con las clases, a decir verdad, era una persona muy inteligente, casi tanto que solo iba a la escuela a perder el tiempo y aún así tenía promedio perfecto. Ojalá fuera así de sencillo.

Al salir de clase, ambos se dirigieron a la salida, donde los hermanos de Edward esperaban al cobrizo en el estacionamiento.

—¿Estarás bien? —preguntó Edward, haciendo que Johaiska frunciera el ceño.

—¿A qué te refieres?

—Bueno, tu madre trabaja hasta tarde y tú te quedas sola —le explicó—. ¿Irás a patinar hoy?, puedo llevarte —se ofreció, la chica sonrió burlonamente y le dió un golpe en el hombro.

—Awww, miren a Edward Cullen, preocupándose por alguien más que no sea su cabello —Edward giró los ojos y rió—. Hoy es mi día de descanso de igual forma, planeo quedarme en casa, o quizá vaya a patinar. No lo sé.

—Podrías venir a mi casa.

—¿Con todos tus hermanos que me miran como si estuviera loca, junto con tus padres a quienes no conozco?, yo creo que no.

—Por favor, ellos no te miran así —llegaron a la otra punta del estacionamiento, donde estaba un auto Camaro 2003 color gris.

—Edward, las mamadas se dan, no se dicen —él rodó los ojos y dejó salir una risa—. Estaré bien, lo más probable es que vaya a la pista. Tengo que pulir mis increíbles y asombrosas habilidades, ya sabes —dijo presumida y después ambos rieron.

—Bien, pero llámame si necesitas algo, ¿de acuerdo?

—Si señor —dijo alargando la O mientras abría la puerta del auto—. Adiós.

—Adiós —ambos se despidieron y Johaiska entró en el auto, donde rápidamente encendió el motor y la calefacción, calentándose las manos que ya estaban frías.

Johaiska comenzó a conducir fuera del estacionamiento, pensando en que últimamente Edward le insistía en que la chica fuera a su casa, algo extraño en el chico, pues jamás se había ofrecido a que conociera a sus padres. Es decir, conocía su casa, incluso había subido a su habitación que parecía más un estudio que otra cosa, pero su familia, en especial sus padres, eran punto y a parte. Sus hermanos no tenían lo que podía llamarse exactamente una relación con la chica, eran conocidos, pero en su mayoría se mantenían alejados de ella. Había cierto chico, Jasper, quien le ponía los pelos de punta, iba cubierto todo el tiempo por el clima de Forks pero por lo qué Johaiska había alcanzado a ver, tenía varias cicatrices.

Las cicatrices no le preocupaban en si, porque ella también tenía cicatrices, mayormente en los pies y los muslos de cuando trató de meterse en el mundo del patinaje en pareja —algo que no era su estilo—, lo que le ocasionaba escalofríos eran sus facciones y esa mirada en su cara, que le hacía parecer como si estuviese sufriendo todo el tiempo pero también alguien con quien definitivamente no querrías meterte.

Incluso le parecía más intimidante que Emmett, el gran hombre que rondaba por las filas de los Cullen, el otro hermano de Edward. Otro joven pálido que estudiaba en la escuela de Forks, de orbes dorados al igual que sus hermanos y de cabello negro y cuerpo musculoso, incluso podría hacerse pasar por un levantador de pesas. La primera impresión de Johaiska al verlo es que parecía un estudiante de universidad,no tenía para nada la finta de estudiar en el instituto de Forks.

Bueno, si lo pensaba bien, todos eran muy guapos, no podía siquiera imaginarse a sus padres. Serían como la escultura de un museo, y quizá se les quedase corto.


















 Serían como la escultura de un museo, y quizá se les quedase corto

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Little Cutie | Carlisle Cullen          Donde viven las historias. Descúbrelo ahora