𝘊𝘢𝘳𝘭𝘪𝘴𝘭𝘦 𝘊𝘶𝘭𝘭𝘦𝘯 | "𝘚𝘰𝘭𝘰 𝘵𝘦𝘯𝘨𝘰 𝘶𝘯𝘢 𝘤𝘰𝘴𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘥𝘦𝘤𝘪𝘳𝘵𝘦 𝘴𝘰𝘣𝘳𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘯𝘰𝘤𝘩𝘦, 𝘢𝘮𝘰 𝘢 𝘵𝘶 𝘱𝘢𝘱𝘢́"
Johaiska es la mejor amiga de Edward, y ambos residen en Forks. Pero todo cambia cuando Johaiska con...
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CA: ¡este episodio tiene contenido explícito!, si no es de tu agrado, por favor salta esta parte de la historia.
APAGÓ EL MOTOR a un lado de la entrada de la casa, dentro se veía la luz del atardecer entrar por las ventanas. Bajó sus cosas y caminó hasta la puerta, la chapa se movió bajo sus dedos permitiéndole entrar a su hogar. No se quería hacer ilusiones, pero estaba emocionada, estaba enojada con Carlisle, sí, pero también lo seguía amando, tan fuerte como es el amor de una adolescente. Subió las escaleras hasta el segundo piso, se quedó quieta por unos momentos y dejó la maleta a un lado de las escaleras. Caminó hasta la sala y se echó boca abajo en el sofá. Se dió la media vuelta con los ojos cerrados y suspiró, el olor a colonia llegó a sus fosas y abrió los ojos repentinamente.
—¡Mierda! —dejó salir un grito cuando vio al gran y colosal hombre ante ella. Sus ojos dorados la veían con fascinación, derritiéndose de amor, anhelando su atención.
Johaiska se quedó perpleja ante la persona que tenía enfrente, se veía tan irreal, pero al mismo tiempo tan verdadero. Sintió las lágrimas cubrir sus ojos y a los segundos explotó en llantos. Corrió hacia Carlisle quién la esperaba con los brazos bien abiertos.
—Estás aquí —dijo entre sollozos.
—Aquí estoy mi niña —le acarició el cabello al momento que Johaiska se apretó más contra él, queriendo fundirse en su piel, ser uno mismo.
—Eres un idiota —susurró contra el suéter que llevaba el patriarca encima.
—Lo sé —suspiró—. Lo sé.
Se separó un poco de él, permitiéndose verle la cara aunque tuviese que mirar hacia arriba por la diferencia de altura, él midiendo 1.90 m y ella 1.68, Carlisle le limpió las lágrimas y acarició su mejilla.
—Te mereces una disculpa.
—Si, me la merezco.
—Lo siento —Johaiska lo miró enojada.
—Tendrás que esforzarte más que eso.
Carlisle dejó salir una risa y Johaiska, a pesar de su enfado, se sintió tan enamorada como cuando lo vió por primera vez. Su mano estaba bien posicionada en su cadera, la jaló hacia él y negó con una sonrisa antes de acercarse a su boca.
