12.═══ regalo

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       JOHAISKA DESPERTÓ DE su siesta y miró a su alrededor

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JOHAISKA DESPERTÓ DE su siesta y miró a su alrededor. Se talló los ojos y bostezo, miró el lugar donde Carlisle había estado acostado a su lado y sonrió. Se cubrió con la manta cuando la puerta se abrió y el doctor la cruzó.

—Hola princesa —Johaiska lo miró de pies a cabeza y se sonrojó.

—Hola —titubeó y luego escondió la cabeza en la cobija.

Escuchó a Carlisle reír y acercarse a ella—. Ven, nos daremos un baño y te prepararé algo de comer —le sonrió y le extendió la mano.

Johaiska la tomó con timidez, cubriéndose la parte delantera con la manta. Carlisle río y se quedó en su lugar viéndola cuando caminó frente a él de camino al baño, dejando toda su retaguardia al aire.

—Déjame en paz —lo regañó y abrió la puerta del baño de su habitación.

Carlisle la siguió y encendió la tina, echándole jabón de burbujas y pétalos de margaritas. Cuando el agua estuvo caliente y la tina llena, Johaiska se metió en ella, cerrando los ojos y disfrutando de la temperatura del agua. Carlisle se despojó de su ropa y se metió a la tina con ella, abrazándola por detrás, le lavó el cabello y dejó besos en sus hombros mientras lo hacía, enjabonó sus pechos dándole un pequeño apretón a los pezones, haciendo que Johaiska se sonrojara y riera. Acarició los pequeños moretones que se habían formado en su cuello y en su cadera, sabía que era algo inevitable y más en un momento donde se desconocía por completo.

Dejo que ella se terminara de enjabonar y salieron de la tina hasta que el agua se hizo tibia. Carlisle le secó el cabello y le dió unos momentos para cambiarse a solas.

Cuando Johaiska estuvo seca se puso su pijama habitual que era un mono de seda color azul oscuro, y unas pantuflas con peluche y la cabeza de un osito. Encima se puso una bata para protegerse del clima frío de la casa, salió de su habitación y bajo las escaleras hasta la segunda planta, donde estaba la cocina. Caminó hasta él y lo abrazó por detrás, inhaló su olor a colonia y saboreó con sus dedos la suave tela de su pijama. Por debajo de la camiseta podía sentir su abdomen bien formado.

Carlisle sonrió y apagó la estufa cuando la comida estuvo lista—. Ven, siéntate —se dió la media vuelta y le dió un beso tierno a Johaiska. Ella sonrió y se sentó en un taburete de la isla de la cocina. Miro como Carlisle le servía la comida que había preparado para ella, eran camarones con arroz y brócoli con mantequilla, un vaso de té helado y un bowl pequeño de fruta picada.

Johaiska se sintió como un princesa consentida y comenzó a comer con una sonrisa en la cara. Carlisle se quedó a su lado mirándola embobado, espero hasta que se acabase toda su comida y le robó un beso.

—Que buen regalo de cumpleaños —suspiró con una sonrisa y se estiró.

—Ese no era tu regalo —le dio una sonrisa cuando Johaiska levantó la ceja—. Ven, sígueme.

Ambos se levantaron de sus asientos, Johaiska aceptó la mano de Carlisle y le siguió hasta la planta baja, donde miró hacia todos lados pensando que se encontraría una caja gigante. El doctor la guió hasta el garaje, donde abrió la puerta y encendió las luces para que pudiera ver. Delante de ella estaba un Audi TT 2007 color azul marino con un moño gigante encima. A la pelirroja se le cayó la mandíbula hasta el suelo, no podía creer lo que veía frente a ella, era el auto más nuevo en el mercado, y Carlisle se lo estaba regalando.

—No te creo nada —lo miró con incredulidad esperando que fuese una broma—. ¿Es mío? —se apuntó a si misma y después al auto.

—Si cariño, feliz cumpleaños.

Johaiska dejó salir un chillido de emoción y brincó hacia los brazos de Carlisle mientras reía, el doctor la acompañó y la llevó hasta donde estaba el auto.

—Es tan bonito.

—¿Te gusta? —la dejó en el piso y le dió un beso en la coronilla.

—¿Qué si me gusta?, ¡me encanta! —dijo abrazándolo con fuerza—. Gracias mi amor —Carlisle sintió que se derretía ante sus palabras, ya que era la primera vez que lo llamaba de tal forma.

—No es nada —la tomó de las mejillas y plantó un dulce beso en sus labios—. Jasson llega mañana.

—¿Qué? —se quedó perpleja, una sonrisa se formó en su rostro cuando lo escuchó.

—¡Sorpresa! —Johaiska rió de nuevo y lo jalo de la camiseta para plantarle un beso.

—Espera —se separó de él—. ¿Todo esto significa que te irás? —al fin lo estaba procesando todo. No podía ser una coincidencia que Carlisle se estuviese portando tan bien con ella cuando habían estado lejos por tanto tiempo.

—Cuando estuve con los Denali..., pensé seriamente en si en realidad me había alejado de ti por seguir a Edward —tomó sus manos y acarició sus nudillos—. Es mi hijo, pero..., él ya es grande, cometí un error al irme de tu lado, aún más cuando estabas en un momento tan vulnerable —acarició su mejilla y sonrió—. No planeo separarme nunca más de tu lado, Johaiska, porque eres el amor de mi vida, y tal vez necesite unos meses para darme cuenta, pero ahora lo que sé con certeza..., es que quiero pasar toda la eternidad contigo..., quiero que te cases conmigo.

—¿Qué? —Johaiska rió nerviosa. Carlisle sacó una caja de terciopelo de su bolsillo y la abrió lentamente, arrodillándose en el suelo.

Al instante la sonrisa de Johaiska desapareció, se quedó totalmente asombrada, no podía creer lo que sus ojos estaban viendo, al hombre de sus sueños arrodillado frente suyo, con un pantalón con dibujos de perritos, con un anillo perfecto, y una piedra hermosa.

—Hay que escapar a algún lado, casarnos, y ser felices —Carlisle la miró nervioso, esperando una respuesta.

—Supongo que... —hizo una pausa—, supongo que tendremos que casarnos en las Vegas.

Carlisle rió con alivio mientras la pelirroja se le aventaba encima para besarle todo el rostro, con las mejillas mojadas por las lagrimas que había derramado sin darse cuenta, y con la certeza de un futuro al lado del hombre que ama.


























Carlisle rió con alivio mientras la pelirroja se le aventaba encima para besarle todo el rostro, con las mejillas mojadas por las lagrimas que había derramado sin darse cuenta, y con la certeza de un futuro al lado del hombre que ama

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Little Cutie | Carlisle Cullen          Donde viven las historias. Descúbrelo ahora