Little Cutie | Carlisle Cullen

05.═══ mamá

               JASSON MIRÓ LA casa de su madre, después de la desaparición de Johaiska, había contactado a su madre. Ella se había aliviado, era obvio que estaba triste por su partida después de que lo convirtiesen en vampiro, pues Jasson se había refugiado con los Cullen. La había visitado y hablado de las cosas, era imposible mentirle a su madre, a quien tanto amaba, así que ahora iba una vez a la semana a verla, y le había confesado que era un vampiro, explicándole todo en el proceso. Su madre se había quedado muy sorprendida, pero parecía aceptarlo —o eso aparentaba— sin problemas. Jasson ahora era parte de la vida de sus hermanos y del pequeño bebé.

Regresó su mirada a los cabellos rojizos de Johaiska, con sus ojos dorados y sus ondas. Era increíble que no se parecían en nada, no tenía ni idea de donde había sacado Johaiska el cabello pelirrojo, pues su mamá era rubia y su padre castaño. Miró sus manos, donde descansaba la argolla sobre el volante, sus uñas largas color azul oscuro y su piel blanca como la nieve. El carro se estacionó y ambos salieron de él, miró como Johaiska se tensó y le ofreció su mano, tratando de reconfortarla.

Johaiska tomó la mano de Jasson y le sonrió con cariño, ambos avanzaron hasta la puerta color albaricoque de la casa y tocaron el timbre. Había un auto estacionado fuera del garaje y las luces de la sala estaban encendidas. La pelirroja sentía como le sudaban las manos a pesar de que eso fuese imposible, se sintió apenada y se guardó las manos en los bolsillos del chaleco. Miró hacia abajo y se dió cuenta de que tenía las botas mojadas. Escuchó a alguien acercarse por detras de la puerta, cuando esta se abrió Johaiska levantó la cabeza, viendo el rostro de su madre, ahi parada y viéndola con sorpresa. Llevaba un vestido largo y tenía una mano con una argolla puesta sobre su panza.

—Johaiska... —susurró. La pelirroja se acomodó un mechón de cabello, sintiéndose incómoda de repente. Como cuando era pequeña y tenía que presentarse en el salón de clases—. Jasson —le saludó.

Levantó la mano y le sonrió, saludándola— Señora Ayers.

—Es Milton, ahora —hizo una mueca y se hizo a un lado—, pasen, adelante.

Jasson le sonrió a Johaiska y pasó por delante de ella, siguiendo a la madre por detrás. Miró la casa desde afuera, podía sentir que era su casa, pero al mismo tiempo se sentía como una intrusa. Suspiró y entró en la casa, cerrando la puerta detrás de ella. Vió su viejo suéter color lavanda colgado aún en el recibidor de la casa, estaba deshilachado y olía a lavanda. Caminó hasta la sala, todo se miraba diferente, vivo y con muchos colores. Se sentó a un lado de Jasson y suspiró cuando su madre le sirvió una taza de té.