Capítulo 17

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Lucas se sentó frente a Sophia y yo en la pequeña cafetería en la ciudad,meciendo un par de gafas oscuras y el bombín de su disfraz de Halloween. Noshabíamos saltado historia. Había sido su idea, y honestamente, estaba demasiadohiperactiva para estar sentada en clases. Además, la única clase que habíaperdido era el primer día de astronomía. Saltarse una vez más, incluso si erami especialidad, no podía ser un crimen tan malo.

Él gimió mientras sorbía su latte. —Quienquiera que me haya dejado beber tantocomo lo hice anoche debería ser abofeteado en la cara.

Eché un vistazo a Soph mientras tomaba mi bollo de chocolate. Ella le lanzó unatímida mirada. —Bueno, tú me dejaste pasar "tiempo de calidad" con Jimmie, asíque lo que sea.

—¿Y cómo te fue? —preguntó, deslizando sus gafas hacia abajo y sosteniendo sumirada con los ojos inyectados en sangre—. No te veías caminando un poco rarohacia el coche.

Soph resopló. —Sí, le estás dando mucho crédito a Jimmie. Me fui contigo ycuando Jimmie me escribió luego, porque oye, por qué no lo haría, no lerespondí. Fui una niña buena.

—Bien, porque si el chico no está haciéndote caminar raro después del sexo,entonces probablemente no vale la pena para escribirle a mamá acerca de él. —Lucascambió su mirada hacia mí—. Pero tú, señorita, aún estoy cabreado contigo.

—También lo estoy yo. —Se unió Soph, golpeando mi brazo en el momento en quealcanzaba mi chocolate caliente—. Me diste un susto de muerte anoche. Pensé quehabías sido secuestrada.

—Realmente lo siento por eso. Fui a casa y dejé mi móvil en el coche. —Cuandopensé que ella no iba a golpearme otra vez, envolví mis dedos alrededor de mitaza—. Me siento terrible. No quería que ninguno de los dos se preocupara.

—Bueno, lo hicimos... —Sonrió—. Cuando nos dimos cuenta de que estabas perdida.Eso tomo una hora más o menos.

Soph hizo una mueca y asintió. —Es verdad. Así que si hubieses sidosecuestrada, bueno, eso habría apestado.

Reí, casi ahogándome con mi bebida. —Guau, no sé si debería sentirme menosculpable ahora.

—Sí, somos unos amigos de mierda. —Lucas se echó hacia atrás, inclinando susombrero—. Excepto, que tal vez nos redimimos totalmente al involucrar a José.

Mi corazón hizo esa voltereta de nuevo.

—Nosotros realmente pensamos que estabas con él —dijo Soph, tomando aescondidas un pedazo de mi bollo—. Por eso fue que nos tomó demasiado tiempo,pero entonces lo vimos saliendo de una de las habitaciones con Jase y Roberto.

—Él estaba bastante preocupado cuando le preguntamos si te había visto. —Lucasfrotó la piel por encima de sus cejas—. Fue directo hacia afuera con Roberto ycomenzó a buscar por tu auto.

Soph asintió mientras le daba un vistazo a mi bollo. —Fue un poco romántico,especialmente cuando no yacías muerta en alguna parte.

Me reí mientras deslizaba el bollo hacia ella.

—Y luego se fue corriendo, como un caballero de brillante armadura, dejando lafiesta y una muy infeliz zorra Caperucita Roja atrás.

—Soph excavó en el bollo con alegría—. En serio, _____, se que has dicho que noquieres llegar a un nuevo nivel, pero necesitas salir con él.

—Lo haré —dije en voz baja, aferrándome al chocolate caliente.

—Porque no va a seguir preguntando —continuó alegremente—. Va a seguir adelantey tú vas a estar sentada en tu apartamento, llorando desesperadamente y...

—Soph, cállate por un segundo. —Lucas se inclinó hacia adelante y deslizó susgafas de sol abajo—. Espera, ¿acabas de decir que saldrás con él?

—Sí. —Ahora mi corazón dio un tirón hacia atrás. Sólo hablar de ello me llenó deuna cantidad absurda de nerviosismo—. Me preguntó de nuevo y dije que sí.

Soph bajó mi bollo de su boca, sus ojos abiertos. —¿Qué? ¿Cuándo sucedió esto?

—Anoche —respondí.

—¿Cuándo se fue para chequearte? —preguntó Lucas

Asentí.

—Mierda —susurró Soph—. Saldrás con José.

—En una cita —añadí—. No es realmente gran cosa.

Por supuesto que era una gran cosa para mí. Esta sería mi primera cita, estoera enorme. De ninguna manera estaba compartiendo ese pequeño dato con ellos.Ya era suficientemente malo que José conociera ese vergonzoso secreto.

—Estaría aplaudiendo como una foca si no fuera por la resaca de mierda, sólopara que lo sepas. Por dentro, estoy haciendo felices saltos con pomponesbrillantes. —Lucas rió de la cara que había puesto—. Ya era hora. Sólo te haestado pidiendo salir por...

Me encogí de hombros. —No ha sido tanto tiempo.

Soph me miró boquiabierta y un pedazo de bollo golpeó la mesa, lo que me hizoreír. —Te ha estado pidiendo salir desde finales de agosto. Hoy es primero denoviembre, _____, sólo en caso de que no sepas contar el tiempo. La mayoría delos chicos ni siquiera recuerdan el nombre de una chica durante ese período detiempo.

Mis cejas se alzaron.

—Es verdad —comentó Lucas—. Yo me olvido de tu nombre al menos una vez a lasemana.

Me reí.

—¿Así que cuándo saldrán? —preguntó Soph, tirando de su cola de caballo haciaabajo y luego haciéndola otra vez—. ¿Qué harán?

Estaba bastante segura de que mi corazón hacía los saltos que Lucas habíareclamado estaban en su interior. —No vamos a salir sino hasta el próximo finde semana. Tiene que hacer una redacción este fin de semana y ya tenía planescon algo sobre esas peleas de artes marciales mixtas en PPV. —José me habíainvitado a que fuera luego, pero parecía como que era una noche de chicos—.Creo que iremos a algún restaurante en Hagerstown el próximo sábado.

Los ojos de Soph se iluminaron. —Oh Dios, chica, tenemos toneladas de tiempopara que estés lista.

—¿Necesito una semana para alistarme?

Su cabeza se balanceó vigorosamente. —Hay que conseguir que te arregles elpelo, las uñas y luego deberías depilarte, ya sabes, abajo...

—Muy bien, cuando ustedes comenzaron a hablar de depilación en lugaresinnombrables, es mi señal para salir de aquí. —Lucas tomó su bolso y se levantó.Parándose frente a mí, besó mi mejilla—. En serio, ya era hora.

Mis mejillas se calentaron y murmuré—: Gracias. —Pero no sé por qué lo dije,porque me pareció un momento extraño para decir gracias.

Después de que Lucas salió a trompicones fuera de la puerta, Soph tomó su taza.—¿Momento de seriedad?

—Muy bien. —Me figuré que era alguna lección detallada de depilacionesbrasileñas y me preparé a mí misma.

Soph se volvió hacia mi cuando habló, su voz fue inusualmente baja. — Anoche enla fiesta, cuando ese tipo trató de bailar contigo...

Oh-oh. Mi estómago se fue directamente a mis pies. — ¿Sí...?

— ¿Qué pasó entre ustedes dos? —Mojó sus labios—. Lo vi agarrándote.

Aparté la vista. Tragando contra el súbito sentimiento nauseabundo.

—Eso es todo lo que él hizo. Sólo me sorprendió y yo exageré. Me siento comouna total idiota.

Soph chupaba su labio entre sus dientes mientras me observaba. —No es que algúntipo agarrándote sea genial, porque no lo es y aunque malditamente sucede enlas fiestas todo el tiempo, es realmente molesto.

—Hizo una pausa—. ¿Por qué reaccionaste de forma exagerada?

Removiéndome en mi silla, deslicé mis manos sobre mis muslos. — Como dije, sóloestaba sorprendida. Me cogió con la guardia baja.

—Te cogió con la guardia baja... —repitió y luego tomó un profundo respiro—. Estábien, voy a ser sincera contigo, eso es lo que los amigos hacen ¿no?

La inquietud aumentó con rapidez, serpenteando su camino a través de mí. —Asíes.

Hubo una pausa. —Vi tu rostro, _____. Estabas realmente asustada. No se tratabasolamente de que te cogiera con la guardia baja o porque no vas a fiestas. Y noestoy tratando de ser ignorante al decir esto, así que por Dios no lo tomes deesa manera, pero esa no fue una reacción normal.

No fue una reacción normal. ¿No sabía eso? La miré y de repente quería decirlela verdad, contarle todo. La necesidad era inexplicable y de repente me rodeófuertemente. Se acercó, llegando a la punta de mi lengua. Años de silenciocolgaron en el aire a través de nosotras. Soph esperó con una mirada abiertagrabada en su rostro y ya, antes de que yo abriera mi boca, pude verlo en susojos y en la línea tensa alrededor de sus labios. Ella no era estúpida.Sospechaba algo, algo incluso peor. Simpatía.

Tal vez algo de compasión brillaba en sus ojos.

— ¿Te sucedió algo, _____? —preguntó en voz baja.

La necesidad de decirle a ella, de decirle a alguien se desinfló como un globo,con un pequeño pinchazo. Mi mirada se dirigió a la ventana y más allá, hacia elexterior de la calle congestionada. Negué con la cabeza. —No, nada me sucedió.

Esperando por ti (Wait For You) - José Madero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora