Capítulo 14

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Agachada en mi sudadera con capucha, me estremecí cuando el viento frío azotó entre Whitehall y Knutti, haciendo sonar las hojas marrones y amarillas sobre nosotras. Varias fueron lanzadas al aire y en espiral bajaban al suelo, uniéndose a la alfombra de hojas. Brit le dio un profundo jalón a su cigarrillo y lo dejó salir lentamente.

—Entonces la próxima vez que conteste una llamada sucia muy tarde de Jimmie y en realidad vaya a su casa, ¿Qué vas a hacer?

Incliné mi cuerpo de lado a lado. — ¿Golpearte en la vagina?

— ¡Exactamente! —Le dio un último jalón y luego puso aparte el cigarrillo—. Dios, ¿por qué las chicas somos tan estúpidas?

Caminé a su lado, manteniendo mis brazos envueltos alrededor de mí. —Buena pregunta.

—Quiero decir, sé totalmente que él no quiere tener una relación, que todo lo que quiere es sexo, y usualmente está un poco ebrio y aun así sigo yendo allí. ¿Es en serio?

— ¿Tú quieres tener una relación?

Sus labios se fruncieron mientras tiraba de su gorro de lana por encima de las orejas. —Sabes, creo que no.

Fruncí el ceño. —Entonces ¿por qué estás tan enojada de que él no quiera tener una?

— ¡Porque él debería querer estar en una relación conmigo! Soy malditamente increíble.

Luchando contra una sonrisa, la miré. —Eres increíble.

Soph sonrió. He coincidido con Jimmie un par de veces por el campus con Soph. Parecía un tipo bastante bien, pero realmente creía que ella podía hacerlo mejor que un chico que sólo la llama cuando está ebrio. Así que le dije eso.

—Y por eso es que somos amigas —respondió, moviendo su brazo a través del mío—. Amiga, ¿a dónde se fue el otoño? Es como si el invierno vino de la nada y la perra nos golpeó.

—Lo sé. —Me estremecí cuando paramos en la intersección—. Me siento mal por los niños que están a punto de salir a pedir truco o trato mañana en la noche. Se van a congelar.

—Que se jodan los niños —dijo, haciéndome reír—. Me voy a vestir de ángel, como un ángel sexy.

—Por supuesto.

—Y eso significa que básicamente voy a usar lencería. Mis pezones probablemente se congelarán y se caerán. Hablando de eso, no creas que no he notado cómo has estado evitando todo el tema de la fiesta.

No tenía idea de cómo pasó de pezones congelados a eso. Fuera de la oficina del registro, me inmovilizó con una mirada. — Tienes que ir con nosotros. Todos van a estar allí.

Apartando la mirada, vi a la policía del campus haciendo un desbloqueo de un auto de una persona con mala suerte. —No lo sé. No soy fan de las fiestas de Halloween.

—No eres fan de ninguna fiesta. Vamos, tienes que venir. Te necesito allí. Jimmie estará allí y voy a necesitarte para que me golpees en la vagina.

Me reí. —Estoy segura de que Lucas lo haría con gusto por ti.

—¡No es lo mismo! No entiende y da los peores consejos. Probablemente me diría que vaya a acostarme con él —protestó, y tuve que imaginar que eso era cierto—. Tienes que venir. Por favor. Por favorcito.

Mi decisión de ni siquiera considerar esta fiesta comenzó a resquebrajarse. Lucas había estado hablando de ella toda la semana.

Anoche, mientras José y yo terminábamos nuestra tarea y en medio me pidió que saliera con él, incluso habló sobre la fiesta que su amigo Jase estaba lanzando. Jase era un año menor que José y bastante alto en una de las fraternidades, cuál no podía recordar. Había visto a José con él un par de veces, pero nunca habíamos hablado. No que algo de eso importara, porque incluso considerando ir a esta fiesta hacía que se comenzara a formar una úlcera en mi estómago.

—Tengo que ir allí y hacerme cargo del estúpido horario del siguiente semestre.

Ella había estado teniendo un infierno para conseguir clases. Yo había tenido suerte y me metí en todas las clases que quería. —¿Vas a cortar a una puta?

—Tal vez. —Sophia me dio un abrazo rápido—. Gracias por caminar conmigo hasta aquí.

—No hay problema. —Había terminado por el día, así que no tenía mucho que hacer.

Comenzó a subir los escalones pero se dio la vuelta. —Piensa en la fiesta. ¿Por favor? Necesitas ir, no sólo por mí, será divertido. Tendrás la oportunidad de relajarte un poco. ¿Está bien?

Respiré profundamente. —Lo pensaré.

— ¿En serio pensarlo? —Cuando asentí, dijo—: ¿Lo prometes?

—Lo prometo.

Brit se dirigió hacia el edificio y yo probablemente iba a dirigirme a la tienda para comprar Tums. Iba a necesitarlo.

Había momentos en mi vida cuando supe que lo que pensaba estaba mal. Saber eso no hacía que las cosas fueran más fáciles. Ir a la fiesta de Halloween no debería tenerme sentada en mi silla de luna con una botella de Tums a mi lado y un cartón de helado en mis manos. Un cartón medio vacío de helado de Ben & Jerry. Me sentí como si estuviera bien encaminada de convertirme en la vecina de los gatos. Todo lo que necesitaba eran los gatos. Poco después de dejar el campus, tuve un mensaje de José sobre la fiesta. Él quería que fuera. Brit quería que fuera. Lucas quería que fuera. Yo quería ir, pero...

Gruñendo, puse la tapa sobre el helado y la empujé a mis pies. Tenía diecinueve años. Viviendo sola. Le dije a mi madre que se lo tragara y realmente había abrazado a José y le dije que lo extrañaba. Ir a esta fiesta no debería ser la gran cosa. Era tiempo de que hiciera algo como esto. Si no lo hacía ahora, ¿lo haría alguna vez?

Probablemente no.

Alejé el helado y luego fui hasta la botella de spray guardada debajo del fregadero. Rociando la superficie de todo en mi cocina, comencé a limpiar con una venganza malvada. Yo podía hacerlo. Mi corazón se dejó caer en mi pecho y se sintió como si mi estómago había caído a mis pies. No, no podía.

Fregando el mostrador junto con la cocina, la luz se reflejó en mi brazalete plateado, llamando mi atención. Me detuve, incapaz de apartar mi mirada de algo que se había convertido en un elemento básico en mi vida diaria. Bajando la botella y soltando el trapo, extendí la mano y me quité el brazalete. Volviendo mi brazo, me obligué a mirar la cicatriz. Me avergonzaba de ella, hacía todo lo posible por ocultarla, pero ¿de qué? ¿De quedarme en mi apartamento, ser antisocial y una perdedora en general? Ciertas cosas probablemente siempre iban a ser un no para mí o locamente extrañas, pero ¿ir a una jodida fiesta? ¿Estaba realmente tan paralizada por lo que pasó, que cinco años más tarde no podía ir a una?

Puse mi brazalete de vuelta mientras me inclinaba contra el mostrador. Tenía que hacer esto. Necesitaba hacer esto. Al menos tratar de hacer esto. Mi corazón comenzó su golpeteo de pánico mientras me aparté del mostrador y me dirigí hacia la sala de estar. Saqué mi celular de mi bolso y antes de pensar en lo que hacía, abrí el mensaje de José de antes y envíe: "Está bien."

Unos segundos pasaron y luego había un mensaje nuevo.

"Llegando."

¿Llegando? ¿Qué demo...?

Alguien llamó a mi puerta.

Rodando mis ojos, tiré mi teléfono en el sofá y fui hacia la puerta. — No tenías que venir.

José entró, retorciendo su gorra al revés.

—Bueno, pasa.

Se detuvo cerca de la cocina y frunció el ceño. —¿Por qué tu apartamento huele a cloro?

—Estaba limpiando.

Subió una ceja.

—Toda la cocina —dije tímidamente—. Sabes, pudiste salvarte el viaje y sólo responder el mensaje.

Dándome una larga mirada, se sentó en el sofá. —Necesitaba el ejercicio.

Sí, no necesitaba el ejercicio.

Palmeó el lugar junto a él. —Ven a sentarte conmigo.

Me quedé mirando.

—Ven.

Murmurando entre dientes, pasé sobre sus piernas y me senté —Muy bien, estoy sentada.

Sus pestañas bajaron, y sentí su mirada en mi boca. El calor se extendió sobre mis mejillas, y su sonrisa fue a un nivel superior.

—Entonces me enviaste un mensaje con las palabras está bien. Te he preguntado dos cosas hoy. Así que tengo curiosidad sobre cuál estás finalmente aceptando.

Tiré de mis piernas hacia mi pecho y envolví mis brazos alrededor de mis rodillas. —Me preguntaste sobre la fiesta de Halloween mañana en la noche.

—Sí, lo hice —Estiró la mano y tiró de mi brazo hasta que solté mis rodillas—. Pero te pregunté algo más.— Entrecerré los ojos. Luego puso una mano en el dobladillo de mis vaqueros y tiró de mis piernas lejos de mi pecho. —También te pedí que salieras conmigo.

—Ya sabes la respuesta a eso.

Entrecerró los ojos.

Mis labios se tensaron. —Estaba diciendo que está bien, iré a la fiesta.

—Elección inteligente. Será divertido y tú tendrás un buen rato. —Una vez que estuve sentada al parecer a su aprobación, se sentó hacia atrás—. ¿Cuándo quieres que pase por ti?

Negué con la cabeza. —Voy a conducir yo sola.

—¿Por qué harías eso? Vivimos en el mismo edificio y vamos hacia el mismo lugar.

—Gracias, pero yo conduciré.

Me estudió por un momento. —Si no quieres ir conmigo, entonces al menos viaja con Sophia.

Dije algo junto con las líneas de estar de acuerdo en eso, pero no lo planeaba. Llevar mi propio auto significaba que podía irme cuando quisiera. Necesitaba ese salvavidas.

—Oye —dijo José.

Volviendo mi cabeza hacia él, levanté mis cejas. —Oye.

—Sal conmigo.

Sonreí. —Cállate, José.

Esperando por ti (Wait For You) - José Madero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora