El día de la reunión oficial entre clanes llegó. Todos los líderes aliados, neutrales y enemigos se presentaban en una mesa redonda sin armas. Los protocolos eran estrictos. Y Hashirama había dado órdenes aún más estrictas de que nadie tocara las pertenencias de otro sujeto, independientemente de su rango militar o estatus social. Ya que un shinobi le informó del incidente con "un líder de clan" enviando mensajes durante una visita al clan Senju. Había dos posibilidades. O fue Danzo, o fue Madara. Y por razones obvias, sospechaba más del primero que de su Uchiha.
El moreno se encontraba hablando con varios líderes de clan. El protocolo indicaba que todos los presentes serían registrados en busca de armas o elementos que pudieran dañar a otros, incluyendo papel, bombas de humo, venenos, etc. Si alguien quería atacar en pleno palacio, lo tendría que hacer con sus manos y su arte ninja.
Y estando Hashirama presente, nadie era tan desquiciado como para intentar algo así.
El último en llegar fue Madara. Anunciado por un custodio en el umbral del palacio, y llamando la atención de todos los demás líderes de clanes. Quienes no lo esperaban, y menos...de la forma en la que había llegado.
El Uchiha estaba estrenando una reluciente armadura rojiza, con hombreras altas y que dejaba su espalda libre para que se divisara el logo del clan Uchiha en su ropa. Incluso su largo cabello oscuro resaltaba más con aquella armadura puesta.
Tan solo con dar un par de pasos, Madara confirmó que Obito era muy creativo inteligente. El dibujo del chiquillo mostraba a Madara con aquella armadura que el azabache había enviado a fabricar. En cierto punto, era similar a la de Hashirama. Y aunque no fuesen aliados, daba una impresión imponente y de respeto. Nadie había visto a un Uchiha portar una armadura. Y por ello, la primera impresión fue clave para definir el rumbo de la reunión.
Robaba las miradas de todos los presentes. En particular la del albino, quien no podía acercarse. El protocolo le prohibía tomar contacto con los clanes enemigos. Simplemente podían hablar con aliados o permanecer en silencio hasta que dieran la orden de ingresar al salón de reuniones.
Y Tobirama sentía eso como una tortura.
Madara tenía una mirada tan orgullosa, frívola y distante... Increíble que se atreviera a hacer algo tan llamativo luego de haberlo hecho caer en un genjutsu.
Ese bendito Uchiha podía ser bastante malévolo cuando quería. Se lo haría pagar.
Cuando cruzaron miradas, Madara no le sostuvo la mirada mucho tiempo. Simplemente le guiñó un ojo. Y Tobirama sintió eso como un insulto.
¿En serio tenía la decencia de actuar tan altanero en plena reunión entre clanes? Nunca antes, de todas las veces que se habían cruzado, el azabache fue capaz de hacer gestos insultantes de forma directa. O de intentar pasar por arriba al albino.
Tobirama deseó por un instante, tener la oportunidad de acorralarlo de nuevo.
Ya veremos quién molestaba a quien.
Estuvo por romper el protocolo, si no fuese porque Hashirama lo hizo primero, al acercarse a Madara y saludarle concordialidad y tranquilidad.
-¡Uchiha-san, es la primera vez que lo veo en una reunión oficial! Me complace mucho su presencia, independientemente de nuestra situación particular.-
El azabache jamás había visto al moreno en una reunión. Los Uchiha nunca eran de presentarse formalmente.
Hashirama también lucía muy bien peinado, y actuaba como si literalmente fuese un príncipe. Se inclinaba ligeramente, sonreía con amabilidad y enfocaba toda su atención en quien tenía en frente. Sentir los ojos del moreno puestos en él de forma tan directa y formal, era algo lo que el azabache no acostumbraba.
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•[ La otra cara de mi enemigo ]• (BL) - (En pausa)
FanfictionSenju Tobirama es rescatado por un grupo de chiquillos Uchiha luego de quedar gravemente herido a causa de una lucha a muerte contra el clan de Danzo Shimura. Sin embargo, en tanto se recupera y evita que su hermano mayor cause un completo escándal...