El sol estaba sobre el palacio brillando como nunca. Entraba por la ventana del escritorio de Hashirama haciendo brillar los bordes dorados de los pergaminos que utilizaba para escribir.
Eso no era molesto, era un detalle de la vida hermoso. ¡Si no fuese porque tenía más de treinta pergaminos sobre la mesa y el brillito le jodía directamente en los ojos! ¡Joder, debía conseguir unas cortinas!
El moreno se restregó los ojos, rabioso. Detestaba el papeleo. Lo detestaba con todo su ser. ¡Y lo peor es que no dejaba de llegar! ¡Desde que había dado el mensaje de que la paz era oficial entre Senjus y Uchiha, los mensajes de otros clanes llegaban a él como nunca!
¿Cuántos días llevaba así? ¿Dos? ¿Tres?
Ya había perdido la cuenta. ¡Y lo peor de todo, Madara no había aparecido en esos días! ¡Se había ausentado desde que su clan recibió ayuda de los Senju!
¡Joder! ¡Todo sería más sencillo con un colega como él trabajando a su lado! Y en cambio, ahí estaba.
Solo, con un montón de papeles en su mesa y teniendo que firmar las cosas a medias porque la firma del azabache era necesaria para ciertas cosas.
¡¿En donde se había metido?! ¡¿Por qué no había vuelto con él?! ¿Seguirá enojado? No.
Hashirama se disculpó. Y Madara le aclaró que no le odiaba. No.
Ese no era el verdadero problema.
Lo que supuestamente no iba a pasar entre ellos, ahora estaba sucediendo.
Seguro Tobirama había hecho algo para que el Uchiha se alejara, tal y como el moreno pensó que podía suceder. ¡Estaba seguro!
¡Y lo peor es que Tobirama no decía una palabra al respecto! ¡Joder!
Si, podía enterarse de que todo estaba bien gracias a que ahora ambos clanes comenzaban a cruzar el río a diario y compartir algunas actividades como la pesca y el comercio. Todo eso daba lugar a la charla, los rumores y chismes.
Los Uchiha y Senju comenzaban a tener un trato cordial como el moreno siempre había imaginado.
Pero nadie hablaba sobre Madara. Ni siquiera los propios Uchiha.
En estos días, Hashirama había descubierto que los Senju eran demasiado chismosos, al punto de que cualquier cosa que sucedía estaba en boca de todos. Pero no podía decir lo mismo del clan del abanico.
Eran completamente reservados. No soltaban palabra fácilmente. Y si lo hacían, mantenían conversaciones triviales. Sobre el clima, sobre las actividades compartidas con los Senju y utilizaban pocas palabras.
El moreno no estaba seguro de si era a causa de que desconfiaban del clan Senju o si era un rasgo compartido entre todos los integrantes del clan. Pero eso solo le impedía saber qué sucedía con Madara.
Había faltado a las tres reuniones programadas y de las que el moreno informó mediante aves mensajeras.
No hubo respuestas a ello.
Y se sentía molesto. Se supone que Madara debería estar con él firmando las solicitudes. ¡No ignorándole como si no hubiese un acuerdo entre ambos!
El moreno quebró la pluma con la que estaba escribiendo, casi al mismo tiempo en el que la puerta de su despacho se abrió.
Hashirama se levantó, esperanzado de que fuese el azabache quien entraba. Y la decepción cayó sobre él rápidamente.
—Oh, eres tú.—
—¿Debería sorprenderme por esas palabras?— Tobirama ingresó con la misma serenidad de cualquier otro día. Cargaba con una pila de hojas en su mano.
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•[ La otra cara de mi enemigo ]• (BL) - (En pausa)
ФанфикSenju Tobirama es rescatado por un grupo de chiquillos Uchiha luego de quedar gravemente herido a causa de una lucha a muerte contra el clan de Danzo Shimura. Sin embargo, en tanto se recupera y evita que su hermano mayor cause un completo escándal...