Una confesión inesperada

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Los días posteriores a la tan hermosa navidad fueron ajetreados. Tobirama no había tenido oportunidad alguna de cruzar muchas palabras con el azabache. Y eso lo ponía jodidamente nervioso. Ni siquiera pudo permitirse estar a su lado en año nuevo. Aún con todo el toque de campañas y las fiestas que la gente del clan Senju había organizado.

Ahora que Hashirama estaba actuando como un imbécil, no sentía la absoluta seguridad que al principio. Creyó que su hermano estaría completamente al margen. Confío en todo ello. ¿Por qué debía ser tan... metiche? ¿Y por qué precisamente debía desear al único Uchiha que le llamaba la atención?

Después de todo, él le había puesto el ojo al azabache y ahora estaban...en "algo".

A decir verdad. No sabía precisamente qué diablos mantenía con el Uchiha. Aclararon que tener lo suyo en secreto era lo mejor. Pero, ¿Eran pareja? ¿Eran amigos con derecho? ¿Tenía algún título lo que mantenían?

No tener la respuesta lo tenía sumamente nervioso. Sobre todo ahora, que deseaba preguntárselo. Y debía callar hasta que la reunión con Hashirama termine. Era la segunda reunión de la mañana y el desgraciado no dejaba de darle vueltas a todo.

—Creo que ya estamos más que listos.— el azabache detuvo el discurso prácticamente sin fin de Hashirama.

El moreno respondió rápidamente, leyendo nuevamente una pila de papeles sobre el escritorio.

—Pues, ya hemos definido el tipo de sistema económico que manejaremos, también detallamos las medidas a nivel social para mantener a los clanes seguros. He agregado las diferentes propuestas sobre que los shinobis trabajen para los Feudales y también la solicitud para informar en todo el territorio que recibiremos a Danzo con los brazos abiertos. ¿No crees que será necesario algo más?—

El albino sintió temblar ligeramente su mano. Había algo curioso que deseaba preguntar.

—¿Qué hay del sistema político?— 

Ambos miraron al peliblanco.

—Probablemente sea el Daimyo quien decida cómo nos manejaremos a nivel político. Es el líder de toda la nación, prácticamente el emperador. No podemos proponer nada sin conocer su previa opinión.—

Tobirama tragó saliva. No. Eso no era lo que le preocupaba precisamente del sistema político. Pero no sabía cómo abordar la pregunta más directamente. Era demasiado complicado intentar averiguar si había dificultad respecto a algún tipo de alianza civil entre sujetos de diferentes clanes.

Vamos, que lo que realmente le interesaba saber era si estaba permitido cortejar al Uchiha públicamente sin alguna estúpida ley que lo prohíba.

En su mente, la imagen mental del azabache y el matrimonio se hicieron presentes. El pánico se apoderó de la mente del albino. No. Idioteces no.

Hizo desaparecer ese pensamiento apenas llegó.

—Estoy de acuerdo con Hashirama. Aún seguimos atados a las normas de los Feudales.—

Había un ligero toque de incomodidad en las palabras del azabache que Hashirama notó casi al instante.

—No lo considero algo negativo. Gracias a ellos tendremos prosperidad económica y podremos mantener un buen nivel de vida. Deberíamos agradecerlo más que sentirlo una cadena en el cuello.—

El azabache entrecerró los ojos. Sabía que  Hashirama era benevolente. Pero ciertamente, mantenerse sumisos y trabajadores para señores ricos con territorios amplios y que comían bien no era precisamente lo que más le fascinaba. No cuando los Uchiha prácticamente morían de hambre y luchaban por ellos.

•[ La otra cara de mi enemigo ]• (BL) - (En pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora