Decidido

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El largo y ajetreado camino a casa del azabache se sintió como recorrer unos pocos metros. El frío era una molestia para él, pero al menos no estaba nevando.

De todas formas, la armadura estaba helada. No tener la costumbre de llevarla le había jugado en contra toda la vuelta a casa. Se sentía con un peso encima del que sabía que no podía deshacerse.

Su mente estaba en las nubes, detestaba la actitud que el albino había tenido hacia él. Y lo peor era que su propia cabeza no quería restarle importancia.

Solo le habían intentado dar un beso, su primer beso. No era para tanto.

No, definitivamente era una tontería de niños. ¿Por qué debía molestarse por ello siquiera? ¿En qué momento, un hombre como él era capaz de temblar al pensar que iba a tener un contacto tan cercano con otro hombre?

Idioteces.

No es como si debiera importarle que su corazón se acelerara, o que sus mejillas enrojecieron de vergüenza.

Tampoco debía importarle que el albino afirmó que la próxima vez se besarían. Y que eso era en cierta forma algo excitante.

¡Ni de coña!

No, sus sentimientos hacia Tobirama tampoco eran para tanto. Se estaba volviendo loco. De seguro era el estrés, si. Y la guerra. Si. Definitivamente se tomaría vacaciones de todo en cuanto el Daimyo apruebe la unificación de los clanes.

Se iría a una isla desierta, a beber alcohol y tomar sol. Sin este puto frío de mierda, sin armadura, sin caballo ni nada fastidioso. El único sonrojo que tendría sería a causa del sol y nada más.

Definitivamente haría eso en cuanto la paz entre los Senju y Uchiha sea aprobada por los feudales.

El azabache detuvo a su caballo.

Maldita sea, lo había olvidado por completo.

La entrada del clan Uchiha estaba frente a él. Dos guardias custodiaban la entrada y se posicionaron como soldados en cuanto lo vieron llegar.

-¡Madara-sama!-

Estaban esperando órdenes, como siempre que veían a su líder frente a ellos.

Era el momento del azabache. Debía convocar a una reunión de emergencia. Mientras más retrasara aquella situación, más desconfiaría su clan de él.

-Señores, he de encargarles algo muy importante. Díganles a todos los shinobis de nuestro clan que haremos una reunión urgente ahora mismo. Omitan el orden según la cadena de mando. Requiero a todos en...-

Guardó silencio.

Usualmente se reunía con todos los shinobis de altos cargos y generales del clan en el living de su propia casa.
Pero el sol comenzaba a ponerse, y si los mocosos le hacían caso, entonces se acostarían a dormir a esa hora.

No tenía pensado despertarles. Lo mejor era que hicieran la reunión en el centro del clan, en una pequeña plaza.

El azabache carraspeó.

-En la plaza central.- concluyó.

-¡Si, señor!-

Los shinobis se apresuraron a comunicar aquel mensaje apenas el azabache siguió su camino con el caballo.

Puerta a puerta, entregaron el mensaje. Despertaron a muchos Uchiha que dormían, pero otros ya estaban listos para cuando su deber les llamara. El insomnio era otra consecuencia de tener que permanecer alerta a cualquier ataque.

•[ La otra cara de mi enemigo ]• (BL) - (En pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora