Cuidaré de tí

442 58 16
                                    

Tobirama sabía que los chiquillos necesitaban estar en un lugar más seguro que su despacho, debajo de un escritorio.

Decidió llevarlos a su propio cuarto. Estaba en el piso mas alto del palacio. Era la mejor opción ya que los ancianos eran bastante vagos y lentos para subir las escaleras. Por otro lado, también sería más seguro para que los chiquillos pudiesen ocultarse, abrigarse y estar más tranquilos. Incluso tenía su propio baño. No debería ser un problema. Podrían dormir si sentían que lo necesitaban.

Necesitaba una excusa para estar allí la mayor parte del tiempo, por lo que decidió avisar a los shinobis que custodiaban el palacio, que se encontraba enfermo.

Si, una excusa un poco tonta de: "Me siento enfermo, necesito mucha comida y estar solo hasta recuperarme. No me molesten, gracias".

Parecía algo simple pero ya que su palabra no era cuestionada debía aprovechar.

O al menos eso creyó en cuanto pidió comida en grandes cantidades para "no salir de su cuarto".

Los chefs se encargaron personalmente de golpear la puerta del albino. Estaban preocupados por su estado de salud y querían realizar platillos saludables. Solo necesitaban un par de detalles como qué enfermedad tenía, si estaba en condiciones de ingerir determinado tipo de alimentos, si necesitaba beber mucha más agua, si requería de combinar medicamentos con su alimentación. Si. Unos pequeños detalles.

Y cuando Tobirama les dió un menú demasiado específico, uno de los chefs ladeo la cabeza pensativo.

-Disculpe si mis palabras le suenan inapropiadas, Tobirama-sama. Pero considero que si usted tiene que alimentarse como si fuera...un grupo de personas, podemos preparar un menú aún mejor. Debería especificarnos si usted necesita comer como si fuese...no sé, un escuadrón.-

El albino arqueó la ceja y recibió un guiño de parte del chef. Era obvio que sabían que el peliblanco no estaba solo. La gente del palacio realmente podía ser muy chusma, menos mal que los ancianos no hablaban mucho con sus propios empleados.

-Bueno, si requiere una aclaración tengo el hambre de 10 personas.-

Si, los chiquillos eran seis. Pero el albino también tenía hambre. Y si Hashirama y Madara se sentían igual de seguro faltaría comida. Mejor que sobre y no que falte.

Los chefs realizaron una reverencia.

-Estaremos encantados de proveerle un menú que esté a la altura de sus espectativas. Gracias por su tiempo, Tobirama-sama. Le traeremos la comida de inmediato.-

-Perfecto. ¡Oh! Y por favor, comuniquen a los custodios del palacio que si ven a mí hermano le indiquen que me encuentro aquí.-

Nadie cuestionó una sola de sus palabras. Un shinobi llegó luego de un rato con un carrito lleno de comida y lo dejó en la puerta del dormitorio del albino.

Este le agradeció y entró el carrito.

Se lo acercó a los chiquillos.
El grupo de niños se había sentado en su cama. No miraban con curiosidad hacia ninguna parte y tampoco se movieron al ver la comida. Probablemente el shock de la guerra había sido algo fuerte para ellos.

El albino se sentó en un kotatsu que estaba no muy lejos de su cama y uno por uno, dejó los platillos sobre la mesa. Si bien había pedido en un principio algo de sopa y comida para Sasuke, los chefs habían agregado sus propios platillos. Onigiris, takoyaki, okonomiyaki y la estrella del menú, el shabu shabu.

-Si no comen, se enfermarán. Pero creo que eso ustedes ya lo saben.- el albino se sirvió algo de té y esperó a que los chiquillos se acercaran a él.

•[ La otra cara de mi enemigo ]• (BL) - (En pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora