Horror

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La nieve caía suavemente a pesar de que era pleno mediodía. Shisui estaba sentado en el patio de la casa, con las piernas cruzadas y mirando al cielo. Podía sentir los copos helados caer sobre su piel. Y cómo su cabello poco a poco se iba humedeciendo.

Entre sus manos, sostenía una roca que había encontrado entre las cosas del sótano de Madara. Tenía grabado "Huye". El chiquillo no podía encontrarle algún contexto útil a ello. ¿Era algún recuerdo?

En cierta forma le daba igual.

El chiquillo golpeaba ligeramente la roca contra el suelo, sintiéndose cada vez más y más molesto. Apenas viera a su sensei, le lanzaría la piedra a la cara.

—Llega tarde.— murmuró, notando cómo Itachi se sentaba junto a él.

—Supongo que fue una noche complicada.—

—¡No es excusa, Itachi! Debería estar aquí. Con nosotros. Sobre todo ahora que...—

—¡Lo sé!— el chiquillo interrumpió al mayor. —Lo sé. Por favor, detente.—

Estaba incómodo. Sabía que su madre merodeaba la casa y podría escucharles. No se atrevía a decir una sola palabra al respecto. Pero al menos, estaba más relajado desde que su padre se había ido.

Y de todas formas, no era suficiente. Necesitaba decirle la verdad a su maestro. Y al mismo tiempo, se sentía completamente nervioso.

¿Cómo reaccionaria Madara sabiendo que Fugaku era prácticamente un traidor? Probablemente le asesinaría.

Recordó su chakra aterrador por montones cuando el clan Shimura les invadió. Itachi sintió sus manos temblar ligeramente.

—¿Crees que sea el momento adecuado, Shisui?—

—Nunca lo será. No respecto a lo que sabemos. Pero si creo que es el momento adecuado para hablar con nuestro sensei sobre algunas cosas.—

Itachi frunció el ceño.

—¿Has visto cómo nos trató en la fiesta? Él no es así. Siempre nos ha cuidado, nos ha protegido y escuchado con amabilidad. Independientemente de lo que suceda alrededor. Siempre hemos sido...—

—Como sus hijos.— Itachi completó la frase.

Shisui le dedicó una mirada triste. En cierta forma era cierto. Desde que sus padres no habían vuelto de aquella expedición fuera del país del fuego, no tenía a ningún adulto a quien acudir cuando hay problemas. Pero, ahora teóricamente Madara cumplía ese rol.

O al menos hasta ayer fue así.

Itachi miró al cielo, pensativo.

—Tal vez las cosas cambiaron porque ahora está muy ocupado. Cuando veo a mi madre, ella también está ocupada.—

Buscaba razones para no enfurecerse con Madara. Pero sabiendo lo que estaba sucediendo alrededor de ellos, era difícil mantener la mente fría.

—Si, pero tu madre no deja de quererte y a pesar de todo está aquí, cuidandonos. Y Madara-sensei, no sé si nos quiere realmente.—

Itachi parpadeó.

—¿Por qué piensas eso?—

Shisui frunció el ceño.

—Porque si le importara nuestro bienestar, estaría aquí. Ahora. Hablando con nosotros. Y no...en casa de su novio.—

Itachi dejó escapar una mueca de disgusto. En parte, podía darle la razón a Shisui. Pero por otro lado, jamás había visto a Madara tan dispuesto a estar con alguien.

•[ La otra cara de mi enemigo ]• (BL) - (En pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora