🎄 Un día especial 🎄

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—¡Por favor, por favor, por favor!—

—¡Ya les he dicho que no! ¡Dejen de hacer escándalo mocosos malcriados!— el azabache intentaba furiosamente quitarse de encima a los chiquillos. Estaba en su habitación, fastidiado e intentando con todas sus fuerzas lograr que los mocosos le soltaran de la ropa.

—¡Pero Madara-sensei, no queremos quedarnos aquí hoy!— Itachi jalaba de la camisa del Uchiha mayor, luchando por evitar que el sujeto lo tomara por el cuello y lo lanzara a la otra punta de la casa.

El resto de los mocosos estaban igual. Se aferraban como podían a Madara en un intento de cumplir su misión, pasar la noche con él.

—¡No sean ridículos! ¡No es la primera vez que me ausento toda la noche, además he designado a Mikoto para que los cuide! ¡¡Sueltenme de una vez!!—

—¡Hoy no! ¡Hoy nos quedaremos con usted, lo quiera o no!— Shisui bufó fastidiado, apretando los dientes para demostrar que ponía toda su fuerza de voluntad en aferrarse al Uchiha.

—¡¡MUY BIEN YA BASTA!!— el mayor se hartó. Liberó una gran cantidad de chakra para intimidar a los mocosos, a la vez que los enviaba a volar.

El azabache rápidamente se acomodó el cuello de la camisa y  prácticamente escapó de la habitación.

No era por expresar su debilidad. Pero le costaba poner órden cuando los mocosos se volvían tan insistentes. Generalmente buscaba malcriarlos. Pero esta vez no lo haría. No llevaría a cinco niños y un bebé a la oficina de Hashirama. Ni de puta coña. No era ni prudente, ni útil, ni agradable, ni tolerable.

Definitivamente, esta vez se aguantarían quedarse allí, lloriqueando.

Cuando llega al living, Mikoto lo observa con cierta curiosidad en sus ojos.

—Puedo suponer que será una noche complicada.—

—No voy a negártelo, mujer. Probablemente los chiquillos intenten seguirme.—

La mujer asintió silenciosamente.

—¿Quiere que los detenga a la fuerza de ser necesario, Madara-sama?—

El azabache suspiró pesadamente. Podía escuchar los pasos de los chiquillos corriendo por el pasillo. Estaban diapuestos a darle caza.

—Haz lo que creas conveniente. Yo debo retirarme.—

La mujer asintió, calmadamente. Ella ya sabía que hacer, lo había planificado con anticipación.

—¡Que se divierta!— agregó, en cuanto el azabache salió por la puerta.

Fue la primera señal de alarma en la cabeza del pelinegro. Esas palabras resonaban con cierta inquietud. No era habitual para él recibir ese tipo de despedidas.

En cuanto llegó al establo, pudo notarlo. Si bien era la completa noche, los Uchiha parecían más animados que de costumbre. Se juntaban en grupo a beber y saludaban al azabache con mayor cordialidad y sonrisas más pronunciadas.

Otra señal de alarma para el pelinegro. ¿Era algún tipo de día especial?

Su caballo parecía más ansioso que de costumbre por salir de viaje. En cuanto el azabache se subió, el animal estaba completamente decidido a salir cuánto antes del establo y eso hizo. Saltó rápidamente las vallas y corrió de camino a la entrada del clan Uchiha, ignorando la órden del azabache de mantener la calma. Joder, parecía que hoy todo se escapaba de su control.

Al cruzar el nuevo umbral del clan Uchiha, notó la presencia de varios sujetos siguiéndole. El azabache en un principio se sintió incómodo. Pero decidió ignorarlo. No es que le causara algún tipo de miedo que le persiguieran en medio de la noche. Simplemente le resultaba un fastidio tener luego que lidiar con una tonta emboscada.

•[ La otra cara de mi enemigo ]• (BL) - (En pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora