La paz y los Uchiha

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Era una noche despejada. El cielo sobre el palacio del clan Senju le permitía ver todas las estrellas. El humo que durante el día había ocupado gran parte del cielo ahora ya no estaba presente. Y eso le permitía sentirse ligeramente más seguro.

Tobirama no era una persona que durmiera muchas horas. Estaba acostumbrado a tener un sueño ligero y ahora que un grupo de Uchihas ocupaba su cama, no había mucho que pudiese hacer. Decidió subir a la terraza a despejar su mente.

Sin embargo, creyó que jamás le permitiría a un Uchiha tocar su dormitorio. Mucho menos a Madara y sin embargo allí estaba.

Era extraño sentir tantas cosas dando vueltas en su mente. A veces no se comprendía a si mismo. Es como si el azabache formara parte de su vida. Pero no en un sentido negativo, como una amenaza. Simplemente estaba allí. Y Tobirama no sabía que pensar al respecto.

¿Lo consideraba una persona importante? ¿Un aliado? ¿Un amigo? ¿Qué demonios se supone que era el Uchiha ahora? Un simple conocido no era. Pero tampoco sentía que la palabra "amigo" o "colega" formen parte del vínculo del peliblanco ya que no tenía intenciones de caer en eso con el Uchiha. Sin embargo, no eran ni de cerca una pareja, ni siquiera eran "casi" una pareja.

Simplemente, le gustaba el puto Uchiha de mierda. Pero eso era un hecho que no ayudaba a categorizar al azabache.

-¿Te echaron del cuarto o algo similar?- el moreno interrumpió el momento pensativo del peliblanco.

-¡Joder! No vuelvas a asustarme.-

-No intenté asustarte. Simplemente te traje de vuelta a nuestro mundo. Parece que estás volando entre dimensiones. ¿En qué piensas?-

El moreno se apoyó en la baranda de la terraza, mirando al cielo junto a su hermano.

Tobirama no sabía siquiera cómo expresar lo que andaba pensando.

-Nada importante.-

-¿Es por él?-

-No es lo único que ocupa mi mente, Hashirama.-

-¡No me mientas! Yo también he pasado noches enteras pensando en él.-

El albino frunció el ceño y decidió no contestarle. De todas formas, Hashirama seguramente no mentía respecto a ello.

-¿En qué fase estás?-

-¿A qué te refieres con "fase"?- ahora Tobirama se encontraba perdido.

-Me refiero a si aún no te decides qué hacer, si ya sabes lo que quieres o si ...no sé, te has enamorado.-

Las mejillas del albino se tiñeron de un rojizo adorable.

-¡¿Te volviste loco?!-

-¡Oh, no llegaste a esa fase aún!-

-¡Y no pienso llegar nunca! Por dios, ni siquiera sé que pienso exactamente ahora de él. ¿Cómo crees que voy a enamorarme? ¡Además, estamos en..!-

-¡Estamos en una guerra!- el moreno interrumpió. -"Y en la guerra no puede existir el amor". ¿Eso ibas a decir?-

-¡Tsk!-

-Sabes que no vas a descubrir qué piensas de Madara viniendo aquí a mirar las estrellas.-

-¿Podrías dejar de darme consejos? ¿Desde cuándo te importa tanto esto?-

El moreno guardó silencio. Sentía tenso a su hermano menor. Probablemente hablar de "amor" le había mezclado aún más los pensamientos.

Pero quería ayudarle. Sentía la necesidad de acompañar a su hermano en ello, ya que él no podía estar en su lugar.

•[ La otra cara de mi enemigo ]• (BL) - (En pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora