Las 8:15. Poder levantarme a esta hora y saber que tengo tiempo de sobra para prepararme e ir a trabajar es uno de los mayores gozos de la situación de mi apartamento. Tras una ducha de unos diez minutos, me seco el pelo y me ondulo las puntas. Me acerco a mi armario aún con mi albornoz y decido que ponerme. Me decido por unos vaqueros oscuros algo ceñidos y una camisa azul cielo de manga francesa. Para mí es suficiente, últimamente estoy superandome mucho con lo de la ropa, pero me va gustando. Escojo unos tacones negros bastante bajos, si se los puede llamar tacones. El maquillaje para el final.
Bajo las escaleras y me como un yogur, no me gusta la leche si no está muy fría y con mucho Nescuik, y no tengo. Vuelvo a subir a lavarme los dientes y ahora sí me aplico un poco brillo, rimel y algo de colorete. Perfecto.
En ese momento suena mi móvil. 'Arrasa en tu primer día. Te quiero' Jake. Es un amor. Cojo las llaves del coche y mi abrigo largo y llamo al ascensor cerrando la puerta. Podría ir directamente andando, pero tener garaje en el trabajo lo facilita todo mucho más.
-Hola.- Digo al llegar.- Pregunto por el señor Scott, ¿Sabe dónde puedo encontrarlo?
-¿De parte de quién?.- Responde la recepcionista de modo agradable. Es muy guapa, demasiado.
-Jessica, Jessica Moore.- La chica sonríe aún más.- Claro, ahora mismo sale a recibirla, puede esperar ahí sentada.- Añade señalándome unos sillones de cuero color crema.
De pronto veo acercarse a un hombre no muy mayor, rondando los 37 años.
-¿Jessica? Yo soy el señor Scott, pero puedes llamarme Eric. Hoy te enseñaré dónde vas a trabajar, estamos encantados de tenerte con nosotros.- Me dice mientras me ofrece su mano y yo se la estrecho.- Tu puesto principal estará en la quinta planta. Tendrás tres descansos a lo largo del día que tú te distribuirás a tu gusto. Tu principal tarea será llevar las estadísticas de nuestro éxito, qué productos se venden más o menos, pero también se te pueden adjudicar trabajos de última hora. Eres como la manitas de la empresa.- añade mientras ríe. Es amable, fácil de hablar con él, me siento agusto.
Tras unos segundos en el ascensor las puertas se abren y con ello una especie de mundo paralelo. Gente apresurada con sus tareas, aunque de manera muy ordenada. Se nota que son serios. Es un recibidor con una recepcionista del que salen dos pasillos, uno de frente del ascensor y otro a la izquierda. Avanzamos de frente.
-Estarás en el núcleo porque tu puesto es importante, pronto conocerás a tus vecinos de despacho.- Sonríe. ¿Despacho?
-Este es.- Dice. Es el último del pasillo a la derecha. Ya que es el último, tengo ventanas, mejor dicho, ventanales. Hacen de pared, casi desde abajo a arriba, y tienen un pequeño banco en ellas para sentarse. La mesa es bastante grande. Cuenta con un pequeño cactus, un bote con bolis y un portátil. Es fantástico, es... perfecto.
-Guau.- Se me escapa. El sonríe y me hace un gesto para que pase.
-Tienes tu contrato en el primer cajón y un post-it con tu primera tarea, tienes cuatro días para hacerla, es fácil. Solo has de familiarizarte con los programas que vas a usar, puedes pedirle ayuda a quién necesites, puede que te cueste algo al principio. Hoy instalate y mañana empiezas.
-Muchísimas gracias señor... Eric, perdón.- Sonrío analizando la silla. Mi silla.- Haré todo lo que esté en mi mano.- Tras esto asiente y cierra, dejándome en mi nuevo despacho. Me acerco a los ventanales y tras unos segundos me siento en el banco, es increíble. Las vistas, todo. Nunca habría imaginado que podría acceder a todo esto. Tras leer detenidamente el contrato durante algo más de una hora y coger el post-it alucino un poco cuando veo que puedo llevarme el portátil a casa. Decido hacerlo para familiarizarme con los programas esta noche y entrego firmado el contrato a la recepcionista de mi planta. Vuelvo a casa.
Subo en el ascensor y antes de poder abrir la puerta otra se abre, la de Angie.
-Hasta luego.- Dice ella.
-Adios An...¡hostias!.- Me giro, es Zack.- ¡Joder mojig...quiero decir...Jessica? ¿Qué haces aquí?- Ya me ha pillado, genial. Se lo dirá.
-Yo...vivo aquí.- Le digo incómoda.
-¿Cómo? Joder que coincidencia. Pues me alegro de verte, se te ve bien.- Dice sonriendo, es majo, solo que al principio no le caí demasiado bien.
-Igualmente.- Le digo mientras abro mi puerta.
-¡Jess!.- Grita Angie corriendo hacia mí.- ¿Puedo pasar a tu casa? ¿Solo un ratito?
-Eh... no sé si será buena idea, estoy cansada y...- No es una hora apropiada, pero no quiero decírselo así.
-¡Gracias!.- La verdad es que me aburro ahí dentro sola.- Dice mientras entra. Estupendo.
Tras una hora hablando descubro que es bastante maja y que posiblemente mi única amiga es una gótica transitoria bastante suelta de cascos y bastante loca, por decirlo así, pero es buena conmigo. No me juzga. Somos todo lo opuesto. De pronto suena su teléfono y noto que me mira.
-¿Sí?- Dice mientras se levanta del sillón y me sonríe de forma nerviosa.- ¿Qué? No, no puede venir. Por qué...¿Se lo has dicho? Joder Zack. No, tiene una nueva vida, más que eso. No es bienvenido ¿vale? Ninguno de vosotros. ¿Estáis borrachos? La has cagado. Vale. Adios.
Porfavor, no.
-¿Qué pasa?.- Sé perfectamente lo que pasa.
-Zack... Zack se lo ha dicho. Gale sabe que vives aquí.