Camino unos cinco minutos hasta el supermercado, este sitio es genial porque está cerca de todo. Compro pan, algo de fruta, yogures y huevos. Me apetece una tortilla francesa. Esa es otra, tengo que aprender a cocinar. Busco algo que no puede faltar en mi casa, nunca, pero no está. Pago y salgo, notando como dos chicas me escrutan, supongo que pensando que soy nueva. Me dispongo a buscar una pastelería y decido que ahí será donde compre el pan a partir de ahora, y aquí sí, aquí si están. Mis pastelitos de manzana.
Subo las escaleras con cuidado de no romper los huevos. Hay un ascensor pero me apetece seguir caminando. Abro mi puerta y entro, y me doy cuenta de algo. El reloj de la cocina es espantoso. Está en la encimera, es pequeño y tiene dos ranas a sus lados. Odio las ranas. He de comprar uno rápido. Ah, y Jake llegará pronto. Llevo... ¿unas dos semanas con él? ¿tal vez tres? Es borroso, no sé cuando comenzamos, simplemente surgió y...ya. Él respeta...mis deseos. Y me cuida, vaya si me cuida. Decido dejar de pensar, no quiero plantearme las cosas. Mejor me hago la comida.
-¡Din Dong! ¿Jessica?- Oigo desde fuera. Pero es una voz de chica.
-Oh Angie.- Respondo mientras abro. Estoy en mi pijama blanco y suave, es precioso. Como es justo y necesario, recatado.
-Hola, bueno había pensado que esta noche podrías venirte a una fiesta. Ya sabes, tienes que conocer gente. Yo puedo presentarte, ya he conocido chicos.- La miro con cara desconcertada, creo.- Quiero decir...gente. Aunque habrá conocidos. Me cago en la puta, digo que son majos todos y eso.
-¿Conocidos?- Oh no.- Mira Angie yo esque no creo que sea buena idea, a demás está a punto de llegar...
-¿Jess?- Oigo detrás de ella. Alzo la visa y ahí está. Jake.
-¿Pero que demo...?- Comienza.
-Bueno Angie ya hablaremos si eso eh, hasta luego cuidate.- La digo de forma apresurada mientras le arrastro hacia dentro y la cierro la puerta en las narices. Mierda mierda y mierda.
-¿Qué coño hacía ella aquí? A esa la he visto antes. Perdóname Jess por mi vocabulario pero ella no debería estar aquí.
-Vive aquí.- Le digo suspirando mientras camino hacia la cocina. Ya se me ha enfriado la tortilla.
-¡¿Cómo dices?! ¿Tú lo sabías?
-¡Claro que no lo sabía!- Le digo molesta intentando ignorarlo.
-¡Te mudas! ¡Vaya si te mudas! Vuelve a empacar, te ayudaré.- Dejo del tenedor y me doy la vuelta.
-¿Como dices?
-Pues que no quiero que estés cerca de esa porque a lo mejor implica...otras cosas.- Carraspea.
Siempre, durante todo este mes en su casa, le he dicho que no lo nombre, lo he olvidado, fue un error y ya está.
-Yo no me muevo de aquí porque aquí está mi vida ahora. Mi trabajo, mi casa. Tu adelanto lo tendrás en unos días, cuando comience a trabajar. Es una buena chica, solo algo diferente a nosotros, y no implicada NADA.- Termino mientras recalco esa última palabra.
El silencio es abrumador. Nunca discutimos, nunca...somos apasionados. Solo...vivimos. Estamos juntos. Es aburrido pero es...estable. Seguimos una rutina. Me ha costado verle de este modo en vez de como solo un amigo, de hecho...aún me cuesta. Pero he de acerlo, creo que es lo más conveniente. Tener una perfecta vida cuidando a mi marido ¿no? Siendo una inocente cría...quería eso, y la parroquia y...- Noto como se me saltan las lágrimas. ¿Que te pasa Jess? Tú eres fuerte.
-Jessica yo... perdóname. De veras no sé lo que me ha pasado. Pero ya es mala suerte que viva justo aquí...- Dice mientras se acerca un poco.
-Lo sé, pero no puedo hacer nada Jake.- Me levanto y me dirijo a él mientras me envuelve en un abrazo.
-¿Qué quieres hacer hoy?- Le digo mientras vuelvo para colocar mi plato en el fregadero y volver a él.- Podemos salir a investigar la zona, no conozco nada.- Le sonrío.
-¡Claro!- Me besa despacio, pero el beso se alarga algo más de lo normal.
-¿Estas bien Jakie?- Le digo extrañada.
-¿No te ha gustado? Es solo que...
-¿Qué pasa?- Le digo alejándome un poco pero continuando abrazados. Quiero verlo bien.
-Tú...tú me quieres, ¿verdad?
-Jakie...claro que te quiero.- Me siento mal al verlo así, sé perfectamente por qué me lo pregunta. Durante estas tres semanas, casi cuatro, ha logrado apartarlo de mi mente, pero ahora vuelve. Y no quiero.
-Porque yo...- Continúa- Sí estoy dispuesto a hacerlo todo por tí, y ya sabes que si tú quisieras...
Comienza a besarme despacio, y siento algo nuevo, es un beso...beso. Ya sabéis, con lengua, y nunca lo habíamos hecho. Solo lo había experimentado con...bueno. Se siente diferente, es más...¿frío? Pero continúo. Me besa de forma humeda en el cuello, pero de forma inexperta también, lo cual no me disgusta pero... ¿Quiero parar de comparar ya? Esto está ocurriendo precisamente por él, por aquel maldito inmaduro. Continúo, es lo correcto. Jake es el correcto.
Vuelve a la boca, con más fuerza, le está pillando el tranquillo, y yo ya lo tenía más o menos. Se me escapa un pequeño gemido de sorpresa, ha bajado su mano...debajo de mi pantalón. Tranquila Jess, es Jake. Me aprieta despacio el culo mientras da unos pasos hacia atrás y me lleva al sofá.
-Jake...
-No voy a hacer nada.- Me dice entre suspiros.- Solo besos, continuemos porfavor.
-Está bien.- Le digo suspirando también. Estuvimos durante mucho tiempo así, en el sofá. Yo en la parte interior, entre el respaldo y él. Tumbados. Es muy grande asique es...cómodo. Besos, suspiros, y mucha humedad. Sentí cosas que no había sentido, hay momentos en los que decido llegar algo más lejos y me subo encima de él, solo es...física. Sentí cosquillas, me reí y me excité, pero todo era...como ya he dicho, físico.
-Eres genial Jess.- Me sonríe.
-Y tú.- Le devuelvo la sonrisa.- Salgamos porfavor, lo necesito.
-¿Todo bien?- Me dice mientras se levanta.
-Claro.- Le respondo mientras cojo mi bolso y las llaves.
El problema es que me acabo de dar cuenta de que nada está bien. No funciona. No funcionamos.