-Hola tía Matilde...Sí, están teniendo algunos problemas. Quería pedirla un gran favor.
Todo se ha complicado mucho. Quiero que Kim termine sus años de colegio en el pueblo, y de instituto. Tiene ahí a sus compañeros, quiero que mantenga los contactos, pero no es fácil. Desde que madre y padre se encuentran en una lucha constante de abogados, lo que ocurre desde hace 3 interminables días, mi hermana vive con una amiga, y eso tiene que terminar. Yo no puedo ocuparme de ella y que viva en mi casa...con Gale, ¿no? No. Me siento triste de alguna manera, como si renunciara a ella, ¿pero como la voy a desplazar todos los días, ayudarla con la tarea, y combinar mi trabajo y a él...? Es todo tan complicado que me va a explotar la cabeza.
-De acuerdo tía, muchísimas gracias. Como usted es su madrina fue la primera en la que pensé, y ahí está, como no, muchas gracias.
-Por vosotras lo que sea cielo.- Dice su anciana y dulce voz.- Puede quedarse a vivir conmigo el tiempo que quiera, de hecho, podríamos modificar los papeles si es necesario, pero la custodia es algo que no se ha hablado aún por lo que veo, cosa que no entiendo porque debería ser lo primero...-Dice mientras baja la voz.
-Gracias otra vez tía. Besos, en un rato la llevaré a Kimmy a casa. Hasta luego.- Y cuelgo.
Suspiro y me recuesto en el sofá. Quiero llorar, y lo hago. Nada me para. Debería ser ilegal que las cosas puedan cambiar tanto en tan poco tiempo. Quiero despertar y ver que todo es una pesadilla, así que comenzaré a pellizcarme. Más fuerte. Más.
-Deberías descansar...- Dice por detrás Angie.- Gale no volverá hasta la noche, ya lo sabes.- Añade mientras oigo como rebusca en su maquillaje y saca el eyeliner.
-Sí...'cosas que hacer con sus amigos'.- Río de manera irónica.-Como siempre.
-Jessica...sabes que no es así. No últimamente.
Asiento. Pero ¿qué puede estar haciendo? Si fuera una fiesta no habría tenido problema en decírmelo, pero ¿'cosas que hacer'? ¿pero qué cojones?
-Pero tía Kat, Dan, y yo aquí, ¿me entiendes?- La digo comenzando a llorar de nuevo.
-Lo hago.- Se sienta a mi lado para que me acurruque en sus brazos. Por qué todo va tan jodidamente mal.
-He de ir al trabajo a hechar un vistazo, mirar las nuevas tareas, y no sé, que sepan de mí. Debí haber ido ayer.
-¿Quieres que te acompañe?
-No.- Digo entre suspiros por el sofoco de la llorera. Me arreglo un poco y me hago una coleta alta. Me enfundo unos vaqueros oscuros, manoletinas y un jersey largo. Definitivamente tengo un aspecto deplorable, pero qué más da. Y con las modelos rondando por ahí se acentúa, aunque no me importa.
Tras mi media hora en coche, estoy en el aparcamiento subiendo a mi planta y dirigiéndome a mi despacho.
-Hey Jess, ya se te echaba de menos.- Dice John (relaciones públicas, despacho en frente del mío, por si no le recordáis)
-Hola John.- Sonrío.
-¿Todo está bien? Te veo cansada.
-Unos días complicados nada más, venía a trabajar un poco y comprobar mis tareas de la semana.
-¿Te apetece traerte el portátil a mi despacho y trabajamos juntos? Trabajar no tiene por qué ser siempre aburrido.- Ríe. Es encantador, tiene unos hoyuelos muy marcados y ojos marrones oscuros.
-Claro, ahora me paso.- Asiento mientras abro mi puerta. Entro y cojo mi portátil y el post-it de la pantalla. Hay una tarea extra, hablar con Ashley (directora de castings) sobre las nuevas tendencias. Como llevo las estadísticas de los productos, supongo que eso me toca a mí. De acuerdo.
-Ya estoy.- Digo entrando en el despacho de John. Es igual que el mío, pero está mas personalizado. Tiene una foto con una señora muy mayor, pero no soy quién para preguntar.
-¿Tienes mucho que hacer?
-Normalmente hago de mis 3 o 4 tares, 2 el primer día, me gusta ir con tiempo.
-De acuerdo.- Ríe.
Lo cierto es que al final no terminé ni la primera, John es un chico de lo más encantador. Estudió relaciones internacionales y derecho, impresionante. Habla cinco idiomas y tiene una soltura enorme a la hora de pillar adivinanzas. Claro, por eso es el relaciones publicas. No por lo de las adivinanzas, sino...da igual. Me cuenta su vida, las novias que ha tenido (solo 3, impresionante) y que ahora vive literalmente en el edificio de en frente a su oficina, de hecho, me señala la ventana de su cuarto. Cuando me doy cuenta yo le he hablado de mis padres, de mi hermana y de mis amigos (Amy, Adam y...¿Jake? del que no sé nada desde...) y que se encuentran en proceso de disputa por los bienes.
-Wow...llevas mucha historia detrás Jess. Esto de trabajar juntos debemos hacerlo más a menudo.
-Desde luego.- Sonrío. Parece que me he quitado un peso de encima.- He de irme, pero creo que ahora vendré a la empresa más a menudo.- Río por lo bajo.
-Ojalá lo hicieras.- Dice levantándose. Me abraza y huele demasiado bien para querer soltarlo.
Tras la media hora de vuelta y llegar a la puerta del portal, me doy cuenta de que no quiero entrar a casa. No quiero encerrarme a llorar o a aburrir a Angie. Bueno, de hecho se ha ido de fiesta, así que estaría sola. Y Gale no está, o sí, pero no ha estado esta tarde, que es lo que cuenta. Así que caminaré. Hasta borrarme del mapa. Hasta salirme de él o caerme por el borde, pero solo quiero alejarme el máximo posible del punto de partida.
-¿Eh guapa a dónde vas?- Oigo por detrás tras unas dos horas andando. No sé ni donde estoy.
-A buscar a tu puta madre.- ¿De dónde he sacado este genio y este vocabulario?
-Cómeme la polla.- Dice por detrás.
-Pues edad ya tengo, sí...
-¿Como dices...?
-Nada, da igual.- Suspiro y sigo andando. Y de pronto, para mejorar el panorama, veo a alguien a lo lejos a quién conozco. Alguien sin el que llevo mucho tiempo, lo que proporcionó un gran alivio. Dan.
-Mojigata, ¿como tú por aquí?- Borracho, claro.
-¿No te cansas de beber? ¿A dónde vas?
-A tí qué te importa.- Ríe.
-Nada, tienes razón.
-¿Me das un beso?
-Vale.- Me acerco y se lo doy, pero el introduce la lengua, y no me molesto en apartarme. Llamarme puta, pero a partir de ahora quiero vivir. Gale tendría que haber estado conmigo todos estos días y no lo ha hecho.
-¿Nos vamos por ahí?
-Vale.- Asiento.