CAPÍTULO 33

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Las 4, las 5, las 6... no puedo pegar ojo. Gale duerme a pierna suelta sin camisa y los vaqueros desabrochados. No entiendo como semejante chico puede estar interesado en mí. No lo entendí aquel día que hizo que no se comieran todos mis pastelitos de manzana, y sigo sin comprenderlo ahora. Pasteles, hay que comprar. Son las 6.30, voy a levantarme.

Tras hacerme una coleta y contemplar mi desastroso estado durante lo que parece un tiempo interminable, decido terminar mis tareas del trabajo de esta semana e intentar preveer las de la semana siguiente, cosa que no consigo. 

-Bueno días.- Oigo de ese chico desaliñado mientras baja las escaleras. Miro el reloj, las 9.30. Wow.

-Buenos días.- Contesto estirándome. Estoy en el sofá con la manta por encima y el portátil entre las piernas.

-¿Qué tal estás hoy? No es difícil que estés mejor que ayer.- Dice riendo algo bajito.

-No, no lo es.- Intento sonreír, pero no me ha hecho gracia que lo mencione. Sobre todo porque él fue el culpable de todo.

-Toma.- Dice a la vez que me da una taza caliente de café. ¿A pasado de ser un capullo a ser un encantador chico en menos de un minuto? Oh sí, lo ha hecho.

-¿Que quieres hacer hoy?- Le digo mientras retoco mi última tarea y la envío. 

-Pues...no precisamente esto...- Responde mientras me cierra el portátil y lo sustituye por su cuerpo encima del mío.- Sé de otros planes mejores...

-Gale son las 10 de la mañana.- Le digo riendo mientras comienza a darme besos por el cuello. En menos de segundos dejaré de reírme. Verás.

-Una hora perfecta...

-Bueno...no está mal.- Le digo poco antes de conducirlo a mi boca. Quizá esté preparada. Sí Jess, le quieres. De todas las maneras posibles.

De manera constante, nuestros cuerpos comienzan a agitarse y a acercarse hasta que no queda ni un centímetro que nos separe. Tras unos minutos decido que sí, puede hacerlo. Me quita la camisa del pijama. Duermo sin sujetador. Por un momento noto como carraspea y le cuesta respirar. También noto el calor en mis mejillas. Yo puedo. Voy a hacerlo.

-¿Quieres...?- Dice con voz ronca.

-Sí, pero no pares por favor, no me dejes pensarlo.- Le digo. Esto va en contra de todo lo que he apoyado durante toda mi vida. Virginidad hasta el matrimonio, amor puro. Todo.

Comienza a deslizar de forma suave su mano por mi tripa. Despacio. Muy despacio. 

*Suena el teléfono*

-No lo cojas.- Le digo como puedo. Me sorprendo a mí misma, no me salen las palabras.

*Suena el teléfono*

-Gale...-Suspiro.

De pronto el teléfono deja de sonar. Para que comience a hacerlo la puerta. 

-Pero que cojones...- Carraspea Gale mientras se levanta de encima y se pone en pie. Puedo notar un bulto muy imponente en sus pantalones. Mejor ignorarlo. Me pongo rápidamente la camisa e intento calmar mi respiración sin éxito.

-¿Sí?- Consigo decir camino a la puerta.

-¿Jessica? Tía soy Angie. Estaba preocupada por tí...supe que habías terminado mal la noche demasiado tarde y no quise pasar a preguntarte.- Habría estado despierta.- ¿Me abres?

-Hola An.- La digo a la vez que la abrazo. Se queda helada al ver el panorama. Yo ruborizada, Gale subiendo las escaleras gritando 'tía sé más inoportuna la próxima vez va?'. Su sonrisa no puede ser mayor.

Otra parte de mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora