Me despierto en el hospital, la cabeza me da vueltas, y no consigo recordar que hago aquí.
Veo a Gale, está a mi derecha, en una silla, con las manos en la cara y los puños ensangrentados. ¿Es él quien me ha hecho esto?
Ha debido escucharme, porque enseguida se levanta y se acerca a mí, tiene los ojos rojísimos.
- Hey Jess, te has despertado ¿ Te encuentras bien?- me dice rozándome la mano.
La aparto enseguida. Asustada.
- Perdona, debes estar un poco mareada aún- dice intentando forzar una sonrisa. Pero no se la devuelvo.
- No te acerques a mí.- mi voz suena más asustada que nunca.
- ¿Qué? Jess siento muchísimo que tuvieras que ver como le reventaba a golpes.
No entiendo nada de lo que está pasando
- ¿Como? ¿Pero...que, que ha pasado?
Se queda mirándome fijamente, y se sienta a mi lado. Le dejo, se que no ha sido él.
- Ayer por la tarde, no se por qué, pero apareciste con Dan, estaba borracho empezó a...- veo como se tensa-el caso es que cuando fue a darme tú te metiste por medio.
Empiezo a recordar todo, como me desabrochaba los botones, su aliento asqueroso a mi lado...
Gale me mira, ve el pánico que tengo y se acerca aún más.
- Hey, tranquila, no te hizo nada, ni te lo va a hacer ¿de acuerdo?- otra sonrisa forzada- ya me encargaré yo de ello. Llamé anoche a tu novio, ha ido a tomar un poco el aire. Ahora volverá.
-¿ Mi no..novio?- la cabeza aún me da vueltas y no consigo terminar de centrarme.
En ese momento entra Jake por la puerta.
- ¡Jess! - sonríe- me acaban de decir que en cuanto te despertases avisara para que miren tu brazo e irnos.
Una hora después, estoy volviendo a casa, Jake se ha empeñado en acompañarme.
- Anoche llamé a tus padres, les dije que te habías quedado a estudiar conmigo y , que después vimos una película en la que te quedaste dormida, por lo que te deje durmiendo en la habitación de mi hermana. Así que solo tienes que preocuparte porque no te vean la venda.
-Gracias Jake- le digo sonriendo. No me pregunta nada de la herida, al igual que no me preguntó hace unos días, cuando tuvo que hacerse pasar por mi novio. Y la verdad se lo agradezco mucho.
Llegamos a casa, le abrazo y le sonrió.
- De verdad, muchas gracias, no sé como lo haces pero siempre consigues estar ahí cuando necesito ayuda- le digo sonriéndole de nuevo.
Entro en casa, no sé porque le he dicho eso, nunca le digo cosas así a nadie, aunque tampoco había mentido nunca a mis padres, ni había presenciado una pelea. Ni había acabado en el hospital.
Las cosas están cambiando mucho.