El primer regalo

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N/A: Hola a todos! Gracias por continuar por aquí. Solo para decirles que dejaré dos capítulos porque no podré subir nada en la semana y no sé si pueda actualizar el siguiente fin, espero que sí. Como sea, deseo que los disfruten. Ya llega lo que todos esperan. Un beso. 


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En cuanto ambos subieron sobre el caballo, Shaoran lo obligó a moverse rápido por entre las calles totalmente desiertas que solo les confirmaron el hecho de que la gente del reino en realidad se levantaba tarde. 

Sakura no realizó ninguna pregunta y simplemente observó las calles pintorescas y bonitas por las que se abrían paso. La gente del reino en su totalidad debía amar las flores, porque no había ninguna casa que no estuviese decorada con plantas y arreglos florales o hermosas macetas llenas de botones coloridos que, a pesar de que aún no estaban iluminadas por la luz del sol, alegraban todo con sus brillantes tonalidades.

Notó que él parecía conocer a la perfección el camino porque pronto atravesaron hacia una enorme avenida en cuyo centro había un largo camellón lleno de esculturas y árboles frondosos y fuentes. Sakura se sorprendió porque a pesar de que ella había estado en ese reino cuando era niña, no había visto nada porque aquella vez Yuuko y ella se habían teletransportado desde la entrada, a la zona costera. 

El camellón era hermoso y el agua que salía de las fuentes impulsada hacia arriba creando diferentes formas, le hacía parecer un lugar fantástico. 

Siguieron avanzando por la calle hasta que Sakura observó a lo lejos la construcción más hermosa que hubiese visto justo cuando el sol comenzó a despuntar en el cielo y éste iluminó poco a poco la biblioteca del reino.

Se enderezó de inmediato y miró fijamente hacia adelante con el latido de su corazón acelerado. Miró por sobre el hombro con una deslumbrante sonrisa a Shaoran que de inmediato se la contestó. 

—Es... más bonito de lo que pensé que sería. Increíble —susurró y volvió a poner la mirada sobre la hermosa fachada y los vitrales de un tono azul cielo con blanco que reflejaban los primeros rayos de sol y parecía como si el cielo hubiese bajado solo para ser parte de la hermosa estructura. 

Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver las torres con unas cúpulas plateadas llenas de pequeños ventanales con diseños florales en tono dorado. 

Las esculturas de mármol blanco que se alzaban imponentes en las largas y enormes escalinatas de la parte frontal, la hacían parecer como la entrada a un sitio lleno de arte; algo que habría a la entrada de un museo, y Sakura había escuchado de muchos museos, pero jamás había ido a ninguno porque tampoco le permitían entrar. 

Estaba tan ensimismada observando todo con tanto interés que ni siquiera se fijó cuándo se detuvieron y Shaoran bajó del caballo. No fue hasta que alzó su mano hasta ella, que la joven notó que le pedía bajar. 

—Ven —invitó con gesto tranquilo.

—Pero... no puedo... no me permitirán entrar —susurró con inseguridad. 

—Ven conmigo —repitió en tono suave de orden. 

La joven bajó de Fang con facilidad ya adquirida y caminó despacio con su mano entre la de él hasta las escaleras, y subieron con paso rápido. Su mirada se perdió por esos pocos segundos en todo lo que se alzaba frente a sí.

Cuando llegaron a la entrada, Sakura frenó el paso y él la miró por sobre el hombro. 

—¿Qué pasa? No te detengas. 

La forjadora de bestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora