Realidad

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N/A: Hola a todos! Bueno, antes que nada quiero agradecerles nuevamente por continuar por aquí, ¿cómo les está pareciendo la historia? espero les esté gustando. 

Bien pues en el capítulo pasado apareció la nueva protagonista. Estoy muy emocionada por su aparición porque sé que despertará muchas emociones en los lectores, espero puedan darle una oportunidad. 

Como dato general les recuerdo que esta historia es completamente de mi autoría y está en proceso de entrega de número de registro. Me gustó tanto que tuve que adaptarla a los personajes de scc, pero por si les interesa conocer los nombres reales de los protagonistas, aquí se los dejo: el nombre de la princesa es Tessa y el del ladrón es Tegan. El príncipe se llama Shawn y la bruja Cerise (que significa cerezo en francés y aunque se escribe con ¨e¨ al final, no se pronuncia). También quise adaptarla porque me basé en los personajes de scc para cubrir el perfil físico de mis propios personajes. Espero se queden hasta el final, porque esta historia tienes muchas sorpresas preparadas. 

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Cuando se levantó por la mañana, se dijo que nunca había dormido tan bien. Había pasado por tanto la noche anterior que, muy probablemente, la cantidad de emociones la había extenuado. Sonrió de solo recordarlo y se llevó las manos al rostro antes de soltar un chillido excitado.

La verdad era que nunca había creído que un beso pudiese significar tanto; para ella solo era un toque de labios aquí y allá, que terminaba en pocos segundos y que probablemente se sentiría ligeramente húmedo y desagradable. Nada comparado a lo que había experimentado por la noche. Había estado tan ensimismada cuando había regresado a su habitación, que había llegado directo a recostarse en su cama.

Un beso.

Parpadeó sobremanera al recordar lo que ese beso desataría y observó, a lo lejos, el espejo encima del tocador de madera, revestido de bellos ornamentos de cobre.

Se acercó al filo de la cama y se puso de pie lentamente. Con nerviosismo y retorciéndose las manos, se acercó con paso pausado hasta encontrarse a poca distancia del espejo que aún no reflejaba su imagen. Tomó una bocanada de aire, cerró los ojos y se colocó frente al objeto que brillaba al reflejar la luz del sol.

Abrió los ojos rápidamente y, sorprendida, sintió cómo su mandíbula casi caía al suelo. Se quedó atascada en su reflejo por un tiempo interminable... no supo cuánto fue, pero en el momento en el que logró regresar a la realidad, se acercó aún más para analizarse.

Se veía tan diferente. Era tan extraño que sintió que una crisis de identidad bullía en su interior sin poder comprender cómo ese rostro se había ocultado por tanto tiempo. Jamás creyó que sería así de bonita.

Tenía unas perfectas cejas delineadas y relativamente gruesas que enmarcaban sus ojos de un verde brillante, tan brillante que parecía como si alguien hubiese pulido dos esmeraldas y las hubiera colocado al sol; sus pestañas eran rizadas y largas, tanto, que le conferían un aspecto casi glamouroso. Su nariz era muy linda; con una punta redondeada y no picuda como antes. Su piel parecía haber atravesado por cientos de exfoliaciones con piedras especiales, porque era lisa, suave y sin imperfecciones. No había verrugas ni patas de gallo, ni manchas por ningún lado. Sus labios tenían una forma similar a un corazón, de un tono melocotón, delineados hermosa y delicadamente. Sus mejillas resplandecían y le daban un aspecto sano y juvenil. Se pasó las manos por el cabello y aunque el tacto le resultó terriblemente familiar, su visión era muy diferente. Era lacio y ligeramente ondulado en las puntas, de un color cobrizo castaño, con matices anaranjados y rubios.

La forjadora de bestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora