Bestia

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N/A: Hola a todos los que no se han desanimado ni aburrido con la historia y siguen conmigo. Quiero agradecerles por todo el apoyo, fueron dos semanas muy pesadas, pero al final, a pesar de que ambos nos contagiamos todo salió bien y ya estamos de salida. Gracias por sus palabras de ánimo y por seguir aquí. Dejaré tres capítulos que probablemente los sorprenderán, disfrútenlos. Besos.


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Sakura cerró los ojos y apretó sus párpados con fuerza. No deseaba enfrentarla, pero debía hacerlo si quería seguir con Shaoran. 

Pensó las cosas fríamente. Una clara desventaja era que ella no tenía un arma y tenía que ver cómo iba a compensar aquello. 

Miró hacia todos lados y se fijó en una de las sillas volcadas a pocos metros de distancia. Quizá podría... Antes de dar un paso, Yuuko avanzó hacia ella de un salto moviendo la hoz directo hacia su cuello. 

—¡Sakura! 

Escuchó el grito lejano de Tomoyo que la alarmó y la hizo salir de sus pensamientos rápidamente. Sin saber siquiera cómo pudo reaccionar tan rapido, elevó ambas manos y miró fijamente la hoja filosa de la hoz que iba directo a ella. Pensó de inmediato en el fuego y liberó su mente; era una locura y ella lo sabía, pero se animó al notar que su instinto le decía que debía hacerlo. Las palmas de sus manos se cerraron en torno a la hoja de metal que cortó la piel de la cara interna de sus dedos, pero logró detenerla antes de que cortara algo más importante. 

Casi en una reacción inmediata, la hoja comenzó a sentirse como líquido entre sus manos ensangrentadas y abrió los ojos solo para encontrarse con que aquello era verdad. 

Se escurría caliente hasta el suelo en donde se formaba un charco sustancioso y brillante.
Yuuko retiró lo que quedaba de su hoz y la miró con una expresión indescifrable en su rostro. Lanzó lejos el bastón de madera que era lo único que quedaba de su arma, y más rápido de lo que la aprendiz pudo advertir, la golpeó con la palma abierta en el pecho, lanzándola lejos hacia uno de los pilares de piedra con una descarga de energía que la dejó sin aire. 

—¿Pero qué sucede? —exclamó Tomoyo anonadada y preocupada a la vez al notar el modo en el que Sakura había golpeado con la espalda la superficie dura—. ¿No se supone que es su maestra? ¿Por qué está haciéndole daño? 

—Tomoyo —llamó Touya y apretó sus brazos para traerla de vuelta a la realidad—. Escúchame, iré hacia Shaoran para traerlo de regreso; quédate aquí, ¿de acuerdo? No te muevas ni hagas tonterías. Contéstame —urgió él y ella asintió con mirada perdida—. Dime que lo comprendiste.  

—Lo comprendo.

Touya asintió y se movió rápido mientras se cubría tras mesas, sillas o pequeños pedestales con bustos de piedra, con la intención de llegar al príncipe. 

Sakura se puso en pie con mucha dificultad y, sin tomarse el tiempo debido para recomponerse, se puso en guardia para recibir el siguiente ataque de Yuuko quien elevó rocas del suelo con la intención de lanzarlas hacia ella. 

Sakura elevó las manos y empujó el aire hacia las rocas, que de manera inmediata cambiaron de rumbo dirigiéndose directo a la hechicera quien, con un movimiento indiferente y ligero, las hizo volar hacia otras direcciones. Touya se cubrió debajo de una mesa en cuanto las rocas comenzaron a volar por doquier. Shaoran rodó hacia abajo de otra mesa porque se sentía realmente mal para ponerse en pie; estaba casi seguro de que se había fracturado un hueso: una costilla probablemente. Ahogó un resoplido de dolor y se cubrió la cara con los antebrazos cuando una roca golpeó la superficie de la mesa sobre él. 

La forjadora de bestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora