Una cadena

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Shaoran la sujetó de la mano y entre la multitud buscó una zona en la que ambos pudiesen hablar cómodamente, poco después encontró un paso despejado hacia afuera de los puestos y que daba a un callejón enjuto. Se introdujo con ella y ambos quedaron fuera de la vista de la mayoría de las personas; el ajetreo, las voces y la música, continuaban lejos de ellos y la muchacha lo miró expectante y suspicaz. 

—¿Y bien? 

Shaoran abrió la palma de la mano en donde tenía la pequeña pieza de vidrio soplado y Sakura lo miró asombrada a pesar de que los rayos de luz no llegaban directo a ellos, la pieza seguía viéndose igual de hermosa que como él la había visto antes. 

—Es muy linda, ¿de cristal? —preguntó con una sonrisa y él asintió. 

—Es un dije; viene con esta cadena —contestó y le señaló la fina cadena de plata que tenía colgado en el dedo índice de la otra mano. 

—No me digas que gastaste el dinero que tenemos para provisiones en esto, Shaoran —sugirió ella con una ceja alzada. Él, con expresión pensativa se debatió antes de contestar.

—No todo, pero sí... como quiera, valió la pena.

—¿Por qué?

—Es para ti —informó como si aquello fuese suficiente explicación. Sakura apretó los labios para no reír y negó con la cabeza—. Antes de que te niegues o digas cualquier cosa, quiero que escuches algo más.

Los ojos verdes lo estudiaron con suspicacia y lentamente asintió.

—Te escucho.

—Esto —comentó lentamente y llevó la flor a la mano de la joven para colocarla en su palma, con delicadeza—, es lo que significa tu nombre.

Sakura parpadeó como si algo se le hubiese metido en los ojos y negó con la cabeza.

—¿Cómo dices? —interrogó con voz insegura. Shaoran le sonrió; le dio esa sonrisa que la hacía sentirse febril.

—¿Recuerdas que me dijiste que no tenías idea de lo que tu nombre significaba? —la aludida asintió con pasmosa lentitud—. Pues es esto. Esta flor... te pusieron el nombre de esta hermosa flor y... ¿sabes qué es lo que representa?

Ahora ella meneó la cabeza en gesto de negación, sintiendo su corazón palpitando emocionado contra su pecho y él acarició la mejilla suave con las yemas de los dedos.

—¿Qué representa?

Los ojos de color del ámbar brillaron al escuchar su pregunta insegura.

—El amor —hizo una pausa para estudiar el rostro sorprendido de ella y agregó—: Debieron... debieron amarte mucho.

—¿Quiénes? —cuestionó la joven con voz trémula.

—Tus padres.

Los ojos verdes se anegaron en lágrimas. Shaoran llevó la palma de su mano, de la mejilla de la joven a su nuca para atraerla y abrazarla. Ella apoyó su frente contra el hombro del muchacho y sintió algo que presionaba su garganta; un nudo que parecía cerrarse en torno a su cuello y que no le permitía hablar ni decir nada.

Su nombre... jamás pensó que... podría significar aquello que ella temía, aquello de lo que solo había escuchado cosas desagradables, aquello que ella no estaba destinada a conocer; eso que, ahora sabía, podía ser hermoso.

—Estoy seguro de que... encontrarás a tu familia.
Sakura pegó la frente al pecho del muchacho y suspiró. Su respiración sonaba extraña por el llanto. 

La forjadora de bestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora