No supo cuánto tiempo estuvo perdido en la agradable y reconfortante sensación de la boca cálida de Sakura contra la suya. A veces ella sobre él o él sobre ella. Se dijo que era suficiente cuando sus manos parecieron tener vida propia y, sin su permiso, viajaron a la parte baja de la espalda de la joven con la muy clara intención de colocarse en el trasero femenino. Se reprendió mentalmente.
Tomándola desprevenida, se alejó, se puso en pie con lentitud y la haló hacia él para luego señalar la puerta.
—Sal —ordenó con un tono de voz que no se parecía nada al de él.
Sakura sonrió y se pasó un mechón por detrás de la oreja.
—Vale... buenas noches —susurró sintiéndose extrañamente bien por lo que provocaba en él, pues jamás lo había visto tan descolocado y ansioso.
Fue con ella hasta la puerta y sujetó el picaporte para abrirla en el mismo momento en el que ella lo hizo. Su mirada se quedó atascada en sus dedos sobre la mano de la joven, eran tan suaves y cálidos... le gustaba tocarla.
—¿Shaoran? —preguntó con una sonrisa divertida al verlo tan perdido en sus pensamientos. Él regreso a la realidad y la observó fijamente; tuvo ganas de borrarle la sonrisa con sus labios, pero se obligó a recobrar el sentido, se aclaró la garganta y quiso abrir la puerta; sin embargo, lo único que logró hacer fue sujetarla de la cintura y volver a besarla. No había nada en su mente que funcionara de la manera en la que antes lo hacía; su control y su consciencia se habían esfumado y no podía recobrarlos.
Ella se apretó contra él, reconfortándolo con su calor nuevamente, pero en cuanto él dejó sus labios y le recorrió el cuello con ellos, ella tembló como hoja al viento y se sorprendió por la descarga de deseo que la recorrió.
—Yo... espera... —susurró contra su rostro y él se obligó a alejarse. Se pasó una mano por el cabello y sonrió divertido.
—Carajo —susurró cuando se percató de la manera en la que se dejaba llevar sin poder luchar contra ello. La separó de él y abrió la puerta rápidamente—. Ve a tu habitación y cierra con llave.
La empujó con suavidad fuera del cuarto mientras ella apenas podía caminar luego de sentir que sus piernas no reaccionaban.—Hasta mañana —se despidió Sakura con las mejillas rojas como la grana, lo miró por última vez y ante su asentimiento, se fue directo a su cuarto, abrió y cerró.
Shaoran cerró la puerta tras su espalda y se llevó las manos al rostro en un claro gesto de desesperación.
Jamás creyó que podría estar en un estado de descontrol tal. Nunca pensó que un sentimiento pudiese tomar control de todo su ser de ese modo y estuvo seguro de que, a pesar de que le gustaba mucho... parecía ser terriblemente peligroso.
Sus pensamientos lo acompañaron durante toda la noche y al no poder dormir decidió que lo más pertinente sería salir a tomar un poco de aire para relajar su mente que solo parecía darle vueltas una y otra vez a un solo tema: Sakura.La realidad era que antes de aquella noche, sí pensaba en ella seguido, pero luego de eso, lo único que ocupaba su mente era ella... ella y el recuerdo de sus labios, ella y la sensación de su cuerpo bajo el suyo, ella y su sonrisa, ella y su voz... el modo en el que sus susurros sonaban cuando lo llamaba al besarla.
Quizá era cierto lo que decían acerca de que uno perdía la cabeza cuando estaba enamorado y estaba creyendo que podría dar fe de eso con facilidad.
Saludó con una inclinación de cabeza a la chica de la recepción que no pareció sorprendida de verlo tan temprano y se dirigió al establo en donde se encontraba su corcel que al verlo llegar, relinchó y movió su cabeza de arriba a abajo.
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La forjadora de bestias
RandomY el príncipe y la princesa vivieron felices por siempre, pero... ¿y si el príncipe se enamorara de la bruja?