Fiesta de compromiso

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N/A: Hola a todos los que siguen la historia, espero la estén disfrutando. Una disculpa si ofendí a alguien con los capítulos anteriores. Gracias por sus comentarios y por seguir presentes. Un beso


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A la mañana siguiente, Sakura se encargó de tener las hierbas necesarias para hacer el té y una hora después de tomarlo, se unió a todos en el comedor. Miró a Shaoran con una hermosa sonrisa cuando cruzó el umbral y él le regresó una mirada llena de diversión e interés que la hizo sonrojar.

Luego del desayuno, Sonomi llevó a Sakura y a Tomoyo al ala contraria del castillo para ayudarlas a elegir el vestido para la fiesta de compromiso.

Sakura, aunque físicamente estaba presente, mentalmente estaba perdida en la noche anterior. Dijo que sí a todo lo que Sonomi comentaba y, según contó su hermanastra, suspiró un total de quince veces.

Cuando la reina las dejó a ambas para que se probaran los vestidos que tan indulgentemente les había escogido, Sakura se quedó sentada sobre un sillón de una plaza, con la mirada perdida en las afueras del castillo. Tomoyo alzó una ceja en señal de incomprensión y dejó el vestido que iba a ponerse, sobre la mesa de centro del enorme cambiador.

—¿Qué mosco te picó? —le preguntó su hermanastra al acercarse a ella y cruzarse de brazos con una expresión de indefinida curiosidad. Sakura reaccionó y pareció darse cuenta, con asombro, de su presencia cercana.

—Nada... yo...

—Parece que no estás aquí, ¿en dónde estás?

La de ojos verdes se aclaró la garganta y se sonrojó.

—Solo pensaba.

—¿En qué? Los vi a ambos en la mesa... parecían guardar un secreto que se veía a leguas que estaban disfrutando.

Las mejillas de ella se tornaron más rojas.

—Bueno... sucede que... nosotros... es decir... 

Tomoyo la instó a proseguir con la mirada. 

—¿Qué? —preguntó, pero luego se dio cuenta de que quizá era algo que no debía preguntar; su expresión cambio a una ligeramente avergonzada—. Lo siento, no debí preguntar... si no es algo de lo que quieras hablar, no tengo por qué presionarte. 

No era que Sakura no quisiera decirlo, solo que no sabía cómo hacerlo. Sabía que ese tipo de cosas no se hablaban, cosa que le parecía una estupidez, porque, ahora que ella lo había experimentado, le parecía que era algo de lo que realmente valía la pena hablar, pero no deseaba ofender a su amiga diciéndolo. 

—No... no es algo que no desee hablar; solo que no quisiera ofenderte diciéndolo.

Tomoyo alzó una ceja y luego se acercó para sentarse en el brazo del sillón en el que ella estaba sentada. 

—Si hay algo que me gusta de ti, es que siempre has sido sincera conmigo, Sakura. 

La última asintió con lentitud y luego suspiró antes de confesar en voz baja:

—Shaoran y yo estuvimos juntos... 

Tomoyo alzó una ceja en señal de incomprensión pero casi de inmediato lo entendió y se llevó una mano a los labios.

—No sabía si decirlo o no porque sé que la gente no habla de estas cosas. 

Tomoyo la miró confundida.

—¿Por qué parece que estás feliz por ello? —preguntó sin entenderlo; según lo que le habían dicho, no era agradable, pero venía con la recompensa de los hijos. Quizá eso era lo que la ponía contenta. 

La forjadora de bestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora