—No... —susurró la más joven y negó con la cabeza sin poder creerlo—, Sakura que... dijiste que me ayudarías... ¿qué está pasando? —preguntó mortificada.
—Suelta el arma.
—¡No!
—¡Suelta el arma! —exclamó Sakura con expresión decidida y apretó la muñeca de la mano que retenía el puñal. Tomoyo tembló por el dolor y aunque evitó con todas sus fuerzas soltarlo, al final la sangre dejó de llegar a la mano y el puñal cayó al suelo. Tomoyo la miró con incredulidad, se soltó y retrocedió. Los hombres llegaron a ella más rápido de lo que esperó y la sujetaron mientras la muchacha miraba al vacío.
Clow se puso en pie y sujetó el puñal entre sus dedos, luego avanzó y colocó su mano sobre el hombro de Sakura.
—Te lo agradezco, querida —susurró a su oído y ella lo miró con furia contenida.
Clow caminó hasta Touya, puso su mano en el hombro del muchacho y sonrió.
—Pusiste a mi hija en mi contra y has realizado actos que no pueden quedar impunes dentro de mi hogar. Me alegra saber que ésta será la ultima vez que te veré.
—Nunca se deshará de mí —dijo Touya y le escupió al rostro. Clow sonrió aún más y sus ojos se abrieron espeluznantes entre la sangre que le había caído en los párpados.
—Seguro que me visitarás en mis sueños... cada vez que recuerde este momento —dijo en un susurro contra su oído y le clavó el puñal en el abdomen.
Touya gimió y el grito desgarrador de Tomoyo llenó todo el comedor. La expresión férrea del joven permaneció incluso cuando Clow retiró el puñal de su cuerpo y la sangre brotó de la herida.
—¡No! ¡Suéltenme! —Tomoyo luchó con todas sus fuerzas para ir hacia él y Touya cayó de rodillas en ese momento; sin embargo, se dio cuenta de que no la iban a soltar y de que ya no podía seguir forcejeando. Se dejó caer en el suelo y lloró desconsolada sin dejar de ver a Touya que, en su dolor, la observó con intensidad.
—Llévenlo al calabozo. Que sufra y se pudra allí sus últimos momentos de vida.
Touya comenzó a palidecer y sus ojos se sintieron pesados, segundos después de dio cuenta de que las piernas no le reaccionaban así que dos hombres lo elevaron y lo sacaron del comedor, inconsciente.
—No... no... no... —susurró la muchacha al ver que los hombres que la sostenían a ella la habían soltado y corrían hacia la puerta para luego cerrarla.
Se puso en pie tropezándose con el vestido en el camino y soltó un grito ahogado cuando su padre la haló del cabello, deteniendo su avance.
La obligó a girarse y entonces, por primera vez, elevó el puño y la golpeó en la mejilla. Tomoyo se tambaleó y cayó al piso.
—Eres una estúpida —susurró su padre cuando se hincó frente a ella y volvió a sujetarla del cabello.
Un hilillo de sangre resbaló por el labio inferior femenino, hasta la mandíbula.
Shaoran se había quedado sorprendido por todo aquello sin saber qué hacer y había reaccionado demasiado tarde para evitar el primer golpe del padre a la hija. Avanzó rodeando la mesa hasta ellos y se colocó detrás de Tomoyo. Clow alzó la mirada y sonrió divertido.
—¿Vienes a salvarla de nuevo?
—Suéltala. Ahora.
Clow la agarró con más fuerza de los mechones de cabello y la aventó contra el suelo. Tomoyo se golpeó el hombro y soltó un grito de dolor. El rey se levantó despacio y señaló a su hija.
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La forjadora de bestias
RandomY el príncipe y la princesa vivieron felices por siempre, pero... ¿y si el príncipe se enamorara de la bruja?