Nueva compañía

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—Bien... cerveza para todos. La casa invita —dijo Yue rápidamente y las voces que comenzaron en susurros, volvieron a su tono habitual poco después. 

El ambiente se relajó en minutos y entonces Sakura se incorporó lentamente. Shaoran alzó el rostro al mismo tiempo que ella se movió hacia arriba.

—Yo... ahora vuelvo —y sin más, se dirigió a la puerta y salió de ahí con paso rápido. 

Shaoran miró a Touya con una ceja alzada y éste solo sonrió con burla contenida en sus ojos marrones.

—Vas a ganarte una estocada directa en el pecho —gruñó Shaoran antes de incorporarse e ir tras ella.

Touya suspiró y se pasó una mano por el cabello, antes de quedarse inmóvil ante la mirada llena de acusación de la joven frente a él. 

—¿Realmente era necesario dar su discurso? 

—¿Qué? ¿Va a espetar otra amenaza, como su novio? —retó Touya con cara de pocos amigos. Tomoyo apretó los labios severamente.

—No. No voy a malgastar mis amenazas en alguien como tú.

Touya la observó con molestia al darse cuenta de que no le hablaba de usted; casi como si esa pizca de respeto entre ambos se hubiese consumido en la oscuridad. Tomó un trago de su cerveza y sonrió burlón.

—No le he dado permiso de que me tutee, alteza. No se confunda; el que se atreva a hacerlo, no es señal de que me desprecie sino de que se siente en confianza. ¿Le gustaría que la acompañe a su habitación? Creo que podría ser un caballero por esta noche solo para escucharla tutearme una vez más en su alcoba.

Tomoyo, tardó en reaccionar ante su comentario tan grosero, pero en cuanto pudo respirar de nuevo, sujetó por el asa el tarro de cerveza de Shaoran y lanzó el contenido directo al rostro de Touya quien ni siquiera se inmutó al verse bañado en el líquido fermentado y simplemente cerró los ojos y apretó los labios. Cuando los abrió, vio que ella se alejaba con paso molesto a la puerta y todos se habían fijado en ello. 

Touya alzó su tarro y miró a los comensales con una expresión relajada. 

—Mujeres... no saben cómo tomarse una broma. 

Todos los hombres se rieron entre dientes, pero la expresión de él permaneció imperturbable.


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Sakura casi había corrido hacia afuera de la posada y él tuvo que apresurarse para no perderla de vista. Se percató de que la joven había ido directo al establo; la siguió y la observó apoyarse en uno de los postes de madera. 

Sakura escuchó sus pasos y se giró para encontrarlo a poca distancia de ella. Su mirada verde llena de angustia le hizo sentir una opresión en el pecho. Ella habló con labios temblorosos:

—Las brujas no... eso... eso que dijo Touya no es verdad. Jamás... yo no me comería tu corazón.
Suspiró y se acercó con paso lento para evitar asustarla. Al llegar frente a la joven, llevó sus manos a las mejillas suaves y susurró:

—Mi corazón es tuyo y puedes hacer con él lo que desees. Incluso comértelo —agregó con burla en sus ojos—; te lo entregaría en bandeja de plata. 

Sakura sonrió un poco ante el comentario en broma y despreocupado de Shaoran. Los ojos miel se tornaron pacíficos y agregó:

—Sé que no es verdad, Sakura, y no creo que sea buena idea que tomes en cuenta las palabras de ese sujeto. Él... —Shaoran se detuvo; no estaba seguro si decirle lo que había percibido de Touya o no y creyó que lo mejor sería no mencionarlo, así que miró hacia el suelo y luego regresó a ella—, no se toma nada en serio; seguro que sólo lo hizo para ser el centro de atención.  

La forjadora de bestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora