Era una mañana tranquila. El cielo estaba despejado, el sol había salido, y una suave brisa corría por el aire. Era el momento perfecto para salir a dar una vuelta en mi auto, y me encontraba tratando de llenar mi estanque de combustible para tal tarea.
—¡OH DIOS MÍO! —gritó una voz infantil haciendo eco por toda la gasolinera—. ¡¿ES UN ASTON MARTIN?!
Y ahí va mi preciada tranquilidad.
—¡ITSUKI, MIRA ESTO!
—¡WOAH! —Otra voz infantil que venía del mismo auto compartió una reacción similar—. ¡ES UN VANTAGE!
—¡OIGA, SEÑOR! ¡¿VA A LLEVAR ESO A WANGAN?! [1]
—¡SÍ! ¡APLASTARÍA AL DEVIL-Z!
—¡DE NINGUNA MANERA! ¡EL DEVIL-Z ES IMBATIBLE! ¡SÓLO UN BLACKBIRD PUEDE IGUALARLO!
—¡CÁLLATE, ITSUKI! ¡NO PODRÍAS DIFERENCIAR A UN CARRERA DE UN ESCARABAJO!
—¡CIERRA TÚ LA BOCA, TOUMA! ¡DIJISTE QUE TU PAPÁ CONDUCÍA UN STI, PERO ERA SÓLO UN WRX!
—¡CABEZA DE CHORLITO!
—¡GORDO!
—¡USTEDES DOS! —rugió una enfurecida voz femenina, cuya portadora cerró de un portazo el maletero del auto—. ¡ITSUKI, TÚ Y TU PRIMO SE CALLAN AHORA O LOS TENDRÉ A AMBOS SORBIENDO BATIDOS DE LECHE DE TOFU POR TODA LA PRÓXIMA SEMANA!
Aquello pareció funcionar, porque los dos niños se callaron tan rápido que parecieron un par de suricatas con un guepardo al acecho.
Aproveché la oportunidad para hacer una retirada táctica y me metí lo más rápido posible en mi auto. El lujoso interior de cuero se convirtió en un tranquilo refugio tras cerrar la puerta, con un sonido apagado siendo todo lo que entraba desde el mundo exterior. Tuve una epifanía y me volví hacia mi pasajera, la cual estaba sentada malhumorada con el cinturón de seguridad puesto.
—Tenías razón, Rumi. Llama demasiado la atención.
—Voy a llegar tarde a la escuela. Date prisa —me respondió con desánimo.
Puse los ojos en blanco y pisé el embrague antes de presionar el botón de encendido. El motor V8 bajo el capó cobró vida y pude ver cómo subían las revoluciones en mi tacómetro hasta estabilizarse alrededor de las 1000 RPM. Puse la palanca de cambios en marcha antes de cambiar el embrague por el acelerador con el pie opuesto. Se pudo oír un suave rechinar mientras el plato del embrague hacía contacto con el volante de inercia y la potencia era enviada a las ruedas traseras. Saqué mi pie del freno y el auto arrancó con suavidad. Salí del estacionamiento de la gasolinera y entré en un camino despejado.
Conduje durante unos minutos a velocidad moderada, el Shibuya suburbano fue desapareciendo y dando paso a las autopistas y rascacielos de Tokio. Me mantuve en la pista principal antes de preguntarle a Rumi por qué dirección ir.
—¿Esta es la salida?
—Sí – ¡No! Es la siguiente, lo siento.
—No importa.
Señalicé mientras pasaba en medio del tráfico para entrar a una vía de salida que me llevó de regreso a las calles residenciales, repletas de casas. Hice un gesto de dolor ante los fuertes golpes que hizo el tubo de escape de mi auto, mientras bajaba la velocidad para desacelerar lo suficiente como para detenerme en un semáforo en rojo. La gente de aquí no iba a estar muy contenta con mi presencia, lo más probable.
A Rumi se le había olvidado poner la alarma la noche anterior (estaba leyendo manga), por lo que se quedó dormida y al despertarse por poco le dio un infarto. Encima, para su mala suerte, el Jefe Tsurumi ya se había ido al trabajo, y Shizuka se había llevado su auto para llegar temprano debido a una reunión. La chica corrió a mi apartamento con apenas veinte minutos antes del inicio de clases y me pidió un favor. Y con "pedir" me refiero a hacerme un agujero en los riñones con el dedo, gritarme para que me despertase, y arrastrarme fuera de la cama.
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Incompleto
FanfictionLa graduación marca el fin de la juventud y del Club de Servicio. La comedia romántica no llega a nada, y la vida adulta acaba llevando a cada uno de los miembros del club por caminos completamente diferentes; en el caso de Hikigaya Hachiman, uno qu...