Capítulo 11: Cordialidad conveniente

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¿Alguna vez han escuchado la historia de Al Capone? ¿El hombre al que llamaban "Caracortada"?

Mientras estudiaba en la escuela de detectives, tuve que leer sobre él en la sección de historia criminal. Y déjenme decirles, es fascinante lo diabólica que era toda su operación.

Está considerado como uno de los más grandes criminales y gángsters de todos los tiempos. El hombre con todas sus maquinaciones grabó su nombre en la historia y se convirtió en una leyenda. Los relatos sobre su vida dieron lugar a décadas de películas y novelas, volviéndolo prácticamente un ícono cultural. Al Capone fue el zeitgeist de su era.

El hombre comenzó su vida como un pequeño criminal inmigrante en la ciudad de Nueva York. Cuando se mudó a Chicago y comenzó con sus negocios clandestinos, el destino le dio una oportunidad. En 1920, Estados Unidos aprobó la Ley Seca, que prohibía la creación, venta, y consumo de alcohol. El precio del alcohol se disparó de la noche a la mañana en el mercado negro. Lo que muchos veían como una actividad ilegal llena de riesgos, Al Capone lo vio como una oportunidad de negocios.

Sus garras se clavaron en todo aquello que le rodeaba. Usó las ganancias generadas por el alcohol para sobornar a los políticos. También estableció la prostitución clandestina y sitios para apuestas; lugares hechos para aquellos que supieran donde buscar y tuvieran dinero. Capone también le echó el ojo a los oficiales de policía, notando lo mal que les pagaban, por lo que comenzó a darles algunos "ingresos extra" a cambio de que se convirtieran en informantes.

El líder mafioso también influyó en las elecciones, eligiendo a los candidatos que mejor se ajustaran a su agenda. Y se aseguró de que ganaran, yendo al extremo de esperar afuera de las salas de votación, comprobar los votos, y "persuadir" a los votantes para que cambiaran sus votos si veía que las cosas no iban como él quería.

El viejo chantaje. Un clásico.

El hombre era un genio criminal, y su brillantez sólo se equiparaba con su brutalidad. Todas las resistencias a su imperio fueron eliminadas sin compasión alguna. Bandas rivales fueron masacradas en maquinaciones cuidadosamente planeadas con semanas de antelación. Se dice también que Al Capone paralizó el sistema de justicia de Chicago. Tenía demasiados amigos en demasiados lugares, y algunos en muy altos lugares. Por sus manos pasaba suficiente dinero como para influenciar en una nación, un estimado de ingresos anuales de 1.4 billones de dólares.

Así que cuando finalmente fue atrapado por el FBI y enviado a la corte, debió tener una lista de cargos que llegara hasta la luna, ¿verdad?

Pues no.

Ni siquiera los más grandes investigadores de entonces pudieron hallar el dinero y vincularlo a sus crímenes. No pudieron conectar ni uno de sus casi 1.500 millones de dólares a actividades ilegales. De lo máximo que pudieron acusarlo fue de evasión de impuestos, lo que lo llevó a 11 años de cárcel. El tipo básicamente salió impune en comparación a todos los crímenes que cometió.

¿Cómo lo hizo? ¿Cómo pudo esconder tanto dinero? Bueno, verán, involucró a unas lavanderías; lavanderías de dinero.

Respiré profundamente. Me encontraba dentro de la sala de reuniones una vez más, y el Jefe tenía noticias que compartir: se había encontrado un rastro de dinero.

—Tras buscar en el historial de envíos, hallamos a un hombre que pagaba constantemente por los envíos para que éstos llegaran en los días acordados. Casi cada pago, sin embargo, fue hecho en efectivo. Por suerte para nosotros, cometió un error y pagó el último en cheque. Era para el grupo de contenedores donde se encontraba el que contenía a las niñas —dijo el Jefe de manera inexpresiva.

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