Capítulo 9: Su paciente inglés

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Si te sientas y piensas en ello, dormir es una cosa sobrenatural. De hecho, en ciertas culturas, despertar era sinónimo de regresar de la muerte. Para ellos, la conciencia era la vida, y todo lo demás no lo era.

Lo cual tenía bastante sentido, porque seguro que cuando me desperté esta mañana no hice la transición completa y la otra mitad de mi alma se quedó atrapada en el más allá. Me sentía como una de esas tablas de piedra que contenían el alma de los monstruos de criminales egipcios, magos, o lo que sea. [1]

En retrospectiva, quedarme sentado deprimido bajo la lluvia después de llevar varios días trabajando a sobretiempo no fue una buena idea. ¿La recompensa por mis heroicos actos de ayer? Una fiebre y una dolorosa tos por la gripe.

—Me quiero moriiiiiiiir —me quejé en mi almohada, mis fosas nasales tapadas me hacían sonar como una oveja gruñona.

Llamé al Jefe para decirle que estaba enfermo y que me quedaría en casa, cosa que el hombre aprobó gustoso. Me dijo que durmiera un poco, el cual fue un consejo que seguí con entusiasmo. Me envolví como un caracol entre las sábanas de mi cama y traté de ignorar la incomodidad que me causaban mi cuerpo adolorido y mi cabeza congestionada. Sentía como si alguien estuviera utilizando mi cuerpo como un tambor, tocando la línea de percusión de "He's a Pirate" con toda la pasión del mundo. [2]

Cuando era más joven, mis padres nunca estaban en casa, así que Komachi y yo nos cuidábamos entre nosotros cuando nos enfermábamos. Era una de las muchas cosas que solidificó nuestra relación de hermanos. Sonreí al pensar aquello. Quizá debería llamarla cuando me mejore...

Cerré los ojos y escuché el tic-tac del reloj de mi sala de estar desde el dormitorio. El sonido me hizo dormir como si estuviera contando ovejas. El apartamento se sentía mucho más grande y frío de lo que recordaba.

Me dormí y me desperté varias veces, así hasta la tarde. Cuando me despertaba, era para sonarme la nariz. Cuando quise alcanzar una botella que tenía a mi lado para beber un poco de agua, noté que el LED de mi teléfono parpadeaba. Tenía muchos mensajes de texto e incluso algunas llamadas perdidas. Algunos mensajes eran de Haruno, preguntándome por la información de un caso para la preparación de un juicio. Shizuka y Rumi ambas me enviaron mensajes deseándome una rápida recuperación y prometiéndome que se pasarían por mi casa más tarde. Y no sólo eso...

Yukinoshita me había enviado un mensaje también.

[Querido Hikigaya-kun, por favor llámame tan pronto recibas este mensaje.]

Vaya, ¿seguía escribiendo así? Hablando de ser formal...

[Querido Hikigaya-kun, este es un mensaje urgente, por favor responde.]

Parecía bastante impaciente, debía ser algo serio. ¿Era en relación al caso? Había algunos mensajes más.

[Querido Hikigaya-kun, me disculpo. Contacté con el cuartel general y el Jefe Tsurumi amablemente me ha hecho saber que estabas enfermo hoy. Espero que te estés cuidando, no te preocupes por contactarme. El mensaje puede esperar.]

Muy amable de su parte. Esa característica torpe consideración suya realmente hace a uno apreciar lo que sea que haga.

[Querido Hikigaya-kun, me retracto de lo anterior. El Jefe Tsurumi me ha informado de que has estado trabajando 18 horas al día durante las últimas dos semanas. Me ha dicho que contactara con Hiratsuka-sensei y me ha pasado su número.]

Mi corazón dejó de latir y estoy seguro de que estuve clínicamente muerto por un segundo.

La terrorista emocional iba a tener pronto un nuevo camarada.

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