Shiba Suzaku POV
Entré en el edificio de oficinas a la hora que siempre lo hacía, y saludé a Morimi-san en la recepción como siempre lo hacía.
—¿Tienes un nuevo colgante en tu brazalete? —le pregunté cuando mis ojos notaron una hebra de plata en su brazo. Normalmente llevaba seis piezas, pero ahora había una séptima unida al lazo más cercano al cierre del brazalete.
—Oh, así es. —Morimi-san miró su muñeca y la movió de un lado a otro, con el tintineo de los colgantes remarcando la acción—. Tienes buen ojo, Shiba. ¿Cómo es que sigues soltero?
No respondí, sólo le dirigí una pequeña sonrisa y me marché haciéndole un gesto de despedida. Al entrar en la oficina (como siempre lo hacía), no me sorprendió el no ver a un detective despeinado de aspecto escalofriante sentado en el escritorio situado en la esquina más alejada de la entrada. Hice un rápido escaneo por la oficina, como siempre lo hacía, pero Senpai no estaba por ningún lado. De hecho, el número de agentes y de investigadores era menor de lo habitual. Al no tener pistas en el caso Ouma ni en el del posible tráfico humano, el departamento se estaba tomando las cosas con cautela, por lo que muchos habían tomado esto como una oportunidad para descansar.
Sin embargo, para Senpai, "con cautela" significaba "insoportablemente lento". Situaciones como ésta se habían dado en casos anteriores, y su humor se desplomaba por la frustración de no poder hacer nada. No se desquitaba con nadie, pero tendía a reprimirlo y se notaba en pequeñas acciones.
El escritorio de Senpai estaba normalmente organizado para ser eficiente. Las cosas que utilizaba a menudo estaban más a mano o eran más fáciles de alcanzar, mientras que el resto de objetos estaban en lugares que fueran intuitivos de encontrar. Pero cuando se estresaba, su escritorio no tardaba en desordenarse y a menudo podía escucharlo refunfuñar por no poder encontrar las cosas. Los lápices estaban donde dejaba sus reglas, la grapadora estaba fuera de lugar, o la libreta se perdía. Era como si su mente enloqueciera y perdiera aquella agudeza por la que era conocido cuando la situación se enfriaba.
Esto se debía a que se comprometía a nivel emocional, y se notaba. Tomaba cada caso como si fuera el más importante, yendo con él hasta el final con un fervor dogmático. Senpai y yo éramos similares en ese aspecto, ambos veíamos nuestros roles como detectives como algo más que un trabajo. Era probablemente por eso que nos llevábamos bien a pesar de ser tan dispares en personalidad, ambos entendíamos que el otro hacía esto por la misma razón. El que complementáramos nuestras habilidades mutuamente también ayudaba.
Bajé mi bolso y encendí la computadora, registrando mi correo electrónico por peticiones o cualquier noticia que significara nuevas pistas. Mi bandeja de entrada estaba vacía, reflejando el estado general de la cantidad de trabajo que tenía todo el departamento, a pesar de la gravedad de la situación en nuestras manos.
—¡Shiba! —me llamó una voz profunda con tono amigable—. ¡Llegaste a la hora, como siempre!
Giré la cabeza para ver a un hombre mayor vistiendo un traje gris y unos pantalones mal combinados venir hacia mí y sentarse en el escritorio que estaba al frente. Su corbata tenía un nudo doble, en lugar del más complicado nudo medio que solía llevar, cosa inusual para este experimentado detective que me había enseñado la importancia de la apariencia en nuestra línea de trabajo. Otro signo de la inquietud que se estaba esparciendo por todo el departamento de policía.
—Buenos días, Muto-san —lo saludé con una sonrisa en mi rostro—. Realmente ha venido.
Muto-san se rió con sinceridad—. Alguien tenía que enseñarles a estos jóvenes cómo se trabaja. Tal vez a ti no, Shiba. Tú eres un buen muchacho.
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Incompleto
FanfictionLa graduación marca el fin de la juventud y del Club de Servicio. La comedia romántica no llega a nada, y la vida adulta acaba llevando a cada uno de los miembros del club por caminos completamente diferentes; en el caso de Hikigaya Hachiman, uno qu...