Capitulo 2

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William

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William

— Si Wilson, ha pasado tiempo — No suena preocupada por el apellido que use.

— Mi sorpresa al notar que tú eres la General Bidognetti fue muy grande, me pregunto ¿Por qué te pusiste un apellido italiano siendo rusa? — Le digo cruzándome de brazos y recargándome en el asiento.

— Tengo doble nacionalidad, soy rusa e italiana, el apellido de mi madre italiana es Bidognetti — Me explica, pero hay algo en ella que no cuadra y no me agradan ninguno de sus apellidos.

— ¿Qué hacías aquella vez en la reunión de los lideres alemanes y americanos? — Ese día en el que nos conocimos.

-No es asunto tuyo, en todo caso yo podría hacerte la misma pregunta, según tengo entendido no habías tenido ninguna misión con ellos – Insinúa y odio que me investigara.

— Eso no es asunto tuyo — uso sus mismas palabras — y ahora ¿pretendes estar al mando de esta central? — No es algo que me agrade, ella significa problemas.

— Claro, a eso vengo, ya que al parecer tú no fuiste suficiente.

— No me parece bien, traerás problemas a esta central — Le digo molesto — ni siquiera se el porque de que te dejaron entrar a la central siendo rusa.

— Ahora es mi central y si se me da la gana suelto una bomba aquí y nadie me dirá nada — Por lo poco que la conocí y su historial dentro de la organización si la creo capaz — Empecemos a leer tu expediente, no quiero seguir perdiendo el tiempo con discusiones ridículas.

Nombre: William Wilson

Edad: 27

Rango: Coronel

País de origen: Inglaterra

Años dentro de la corporación: 25

Especialidades: Manejo de armas de fuego y explosivos, tácticas especiales, manejo de transporte, aéreo, terrestre y marino, combate cuerpo a cuerpo y francotirador.

Debilidades: Familia

Misiones: 99

Estado civil: Casado

— ¿Cuánto tiempo llevas casado? — me pregunta y no le veo por qué, pero contesto.

— 3 años, me case a los 24 — le explico

— Tienes que estar bromeando pedazo de imbécil — Esta considerablemente molesta y no entiendo la razón — ¡¡¡Estas CASADO!!! — Ya entendí su molestia — Me acosté contigo porque según tu no tenías ninguna relación.

— Ay no es para tanto, cálmate — y después de esa frase veo como se levanta y se acerca hasta agacharse y recargarse en los costados de la silla con su cara enfrente de mí.

Sádica y trastornadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora